diecisiete.

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Llegar al lugar de la fiesta no fue tan difícil por muchas razones. Una de ellas era que se trataba de una mansión gigante llena de luces, música a todo volumen y adolescentes por doquier.

Apenas entraron, Alan sujetó la mano de Austin aún más fuerte, temiendo perderlo o perderse él mismo entre la multitud mientras que sus amigos ya se habían perdido. Unos fueron hacia un lado, los otros hacia el otro.

Entre algunos empujones, disculpas y felicitaciones a Alan por su cumpleaños, llegaron al lugar en donde el alcohol abundaba.

— No beberás, ¿cierto? —preguntó el pelirrojo a su novio a través de la música y éste negó con una sonrisa.

— No, pero tú bebe lo que quieras. Después de todo, yo cuidaré de ti —y dejó un beso en la sien del menor.

Alan sonrió ampliamente y se dio la vuelta para fijarse en qué beber primero. Quiso comenzar con algo suave, así que tomó una botella de cerveza y la abrió.

Antes de siquiera apoyar la boca del envase en sus labios, escuchó una chillona voz entre el tumulto de ruido y gente:

— Buenos, chicos —habló la chica y la música bajó de volumen—. Como sabrán, esta fiesta es en honor al cumpleaños de alguien muy especial para mi: ¡Alan Ashby!

Todos vitorearon y algunos alzaron sus vasos o envases de alcohol. Alan forzó una sonrisa ahora que tenía la mirada de todos encima e hizo un simple gesto con la mano ya que no lo escucharían si dijera alguna palabra.

— Agh, me arrepiento de haber venido —se quejó el pelirrojo una vez que la música volvió a tener su volumen fuerte—. Ni siquiera sé dónde están los idiotas.

— No seas amargado, bebé —murmuró Austin en el oído de su novio mientras lo abrazó por detrás, rodeando posesivamente su cintura. Alan se estremeció ante ello y bebió casi todo el contenido del envase que tenía en mano—. Mira el lado positivo: tienes alcohol gratis.

— ¿No se supone que deberías cuidarme de que no beba en vez de incitarme a hacerlo? —preguntó, girando su cabeza para encontrarse con la penetrante mirada de Austin, quien se limitó a reír.

— Quizá...


La hora pasaba volando. Alan no tenía la menor idea de qué hora era, ni en dónde mierda estaban sus amigos.

En varias ocasiones se encontró con el pelinegro pero la última vez que lo vio, lo encontró en una situación comprometedora pues se estaba besando con un moreno. Bueno, si es que se le podía llamar "besar" porque más bien se estaban comiendo uno a otro.

Del resto, no tenía ni la menor idea de dónde estaban. Probablemente andaban de putos.

— Enano, ¿no crees que has bebido mucho? —preguntó Austin, viendo cómo el menor se tambaleaba un poco y tomaba otro envase de quién-sabe-qué.

— Mh, no lo creo —respondió pero dejó el envase en su lugar—. Tengo un poco de sueño, Aus.

El mayor sonrió ante el comportamiento que había tomado su novio. Se estaba comportando más mimoso de lo normal, pero luego se vio sorprendido cuando sintió la boca del pelirrojo chocar contra la suya.

our beautiful tragedy [cashby]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora