veinticuatro.

101 26 56
                                    

— Entonces... ¿cómo lo haremos? —preguntó Austin con duda—. Es decir, ¿cómo lo haré?

— Primero que nada, ¿ya has hablado con el otro tipo? —cuestionó Vic.

Los dos estaban en el apartamento de Austin, planeando lo que Victor tenía en mente.

— Eh...

— ¡Así no llegarás a nada, Carlile! —gruñó el menor pero luego suspiró—. Tienes que ir y decirle que tú no eres su novio, que lo suyo ha terminado hace tiempo y que tú lo quieres como amigo, ¿bien? Y si no tienes los huevos para hacerlo, déjame decirte que perderás completamente a Alan —el otro se limitó a asentir—. Okay, vamos.

Austin y Vic salieron de la casa para ir hacia el auto. El primero se preguntaba cómo era posible que alguien tan enano pudiera intimidarlo tanto, pero sabía que era por su bien y que lo estaba ayudando.

Y estaba agradecido por ello.

Al estacionar frente a la casa de Shayley, Victor le hizo una seña de que bajara y que él se quedaría esperando, a lo que Austin suspiró y asintió.

Sentía que con cada paso que daba, más pesado se volvía. Tenía claro que él amaba a Alan más que a nadie en el mundo. ¿Cómo no hacerlo? Si aquella persona le había robado el corazón a los catorce años, quizá antes, con su pequeña sonrisa, sus pequitas, su cabello naranjo, sus actitudes...

Sí, ya tenía claro todo.

Golpeó la puerta con los nudillos y esperó a que ésta se abriera, mostrando al chico de ojos claros con el que salió por un año y medio.

Shayley era todo lo contrario a Alan. No se podría decir que salió con él solo porque se parecía a su pelirrojo y ni siquiera sabía qué fue lo que lo llevó a ser su novio. Quizá era para llenar el vacío que le había dejado Alan, o quizá porque en el momento más duro de su vida, cuando perdió a su madre, fue Shayley quien lo acompañó.

— ¿Austin? —preguntó el chico frente a él—. Mh, ¿pasarás o...?

— Shayley, tenemos que hablar —dijo firmemente.

— Bueno, ¿pero no quieres pasar para que hablemos tranquilos?

— No, escucha —pidió e intentó aclarar todo en su mente antes de hablar—. Tú has sido una persona esencial en mi vida. Me has ayudado cuando nadie más lo hacía y realmente estoy agradecido pero lo nuestro acabó hace mucho, Shayley. Tú eres mi amigo, mi mejor amigo —miró aquellos ojos azules por unos segundos y continuó—, pero no mi pareja. Lo siento, pero no es a ti a quien quiero a mi lado como novio. Y lo de la última vez... estuvo mal y lo sabes. Sabes que Alan era mi novio y no entiendo cómo has hecho para confundirme pero cagué todo por follar contigo. El punto es que quiero aclarar todo y, bueno, eso —al no obtener respuesta alguna, suspiró—. Entiendo si no quieres seguir hablando conmigo pero...

— Oye, tranquilo —lo detuvo y rió unos segundos—. Si hablas rápido es difícil entenderte, ¿sabes? Aunque he entendido de verdad y lamento todo. Fui egoísta y lo lamento, Austin —Shayley se tomó un momento y mostró una sonrisa triste—. Pero es que te extrañaba. Me habías abandonado así como así y fue horrible... pero sé que no es a mí a quien realmente amas. Tú amas al pequeño ese y lo entiendo.

— ¿Entonces seguiremos siendo amigos?

— Seguro —respondió el ojiazul con una sonrisa.

ᅝᅝᅝ

— ¿Ves que no era difícil? —le reclamaba Vic una vez que Austin volvió al auto y comenzó a conducir hacia su casa otra vez.

— Cierto —asentía el castaño con la mirada al frente—, y gracias.

— De nada, Austin —sonrió el chico y miró su móvil cuando comenzó a sonar—. Espera un momento, es Kellin —murmuró antes de contestar—. Hola, bebé... ¿Qué ocurre? Ah, genial. Sí, yo le digo... —Austin miró por unos a su vecino, amigo, lo que sea—. También te quiero, Kells. Adiós.

— ¿Qué ocurre? —preguntó ya sin aguantar.

— Alan está dispuesto a hablar contigo.

— ¿En serio? —sonrió ampliamente y estacionó frente a su casa—. ¿Ahora? ¿Ya debo ir? ¿Y el plan? ¿Qué le diré? Tengo miedo.

— Cállate —pidió Vic con diversión, viendo la emoción y el nerviosismo de Austin—. Primero haremos lo que te he dicho, ¿sí?

— Está bien.

— Pero debes hablar con la mamá de Alan antes, porque si lo hacemos sin su permiso nos matará a todos.

— A veces Elizabeth me da miedo —murmuró Austin mientras bajaba del auto junto a Vic—, pero es la mejor suegra del mundo.

Cuando ambos entraron a la casa, Austin llamó a Elizabeth y luego comenzó a buscar fotos de su niñez junto a Alan mientras que Vic mandaba mensajes a sus amigos para que los ayudaran.

ᅝᅝᅝ

— Debes hablar con Shawn —repitió Alex por quinta vez. Alan seguía escondido entre las mantes y Kellin intentaba hacerlo salir de allí pero era como intentar despegar a una lapa de una roca.

— Mueve el culo, Ashby —dijo el pelinegro, tirando de los pies al pelirrojo—. ¡Debes hablar con el emo antes de que se vuelva más emo que tú! Ah, espera, ya lo es de nacimiento...

— Anda, Alancito —pidió dulcemente el otro, moviendo suavemente al adolescente que continuaba en la cama—. Shawn entenderá. Lo hizo una vez, lo volverá a hacer. Quizá su destino sea vivir en la friendzone pero...

— ¡Pero me odiará!

— No lo hará, idiota —Kellin ya estaba comenzando a irritarse y eso no era bueno—. Ahora ve a la casa de Milke antes de que yo te lleve de una patada en el culo. Tú eliges.

— Agh, ya voy —se rindió, desenvolviéndose de las mantas para levantarse de la cama.

— Pero primero date una ducha —pidió el castaño—. Apestas.

— Los odio.

— Te amamos —respondieron al unísono con una gran sonrisa en el rostro.

Alan no pudo evitar sonreír.

our beautiful tragedy [cashby]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora