El verdadero dolor

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En cuanto entré a la habitación lo sentí.
Peligro.
Cualquier chica normal, hubiera huido. Pero yo no. Yo soy una mujer independiente, fuerte, demasiado tonta, demasiado creída.
A mí me enseñaron que soy diferente, que soy especial, y me lo creí. Me creí qué hay ciertas cosas que les pasa a las demás mujeres, mujeres buenas, pero que a mí jamás me pasarían.
No, yo soy especial, soy demasiado fuerte.
Cuando la mayoría de las mujeres sienten miedo, yo siento furia.
Así que entre a mi departamento, después de todo es MI casa, aún después de ver la pantalla destrozada y mi sala desordenada. Camine hacia mi habitación completamente a obscuras. Alguien debió cerrar las cortinas.
Lo primero que me cruzo por la mente es que alguien había entrado a robar, pero cuando lo vi ahí, sentado en medio de la cama, con el aire de ser el dueño y señor del lugar. Lo supe.
Esto está peor de lo que imagine.
-¿que pasó aquí?- demasiado tonta
El se levanto, con el torso y los pies desnudos, algo muy malo le pasó. Un pequeño deseo de acariciarle el rostro me golpeó.
Se veía martirizado.
El no es así, tiene el cabello despeinado y grandes ojeras.
Voltee a todos lados, buscando a alguien que lastimara al chico enfrente de mi.
¿Quién podría lastimarlo? ¿ quién podría lastimar a este hombre de casi dos metros de alto?
Se acercó a mí.
-Darren, ¿estás bien ?-
Me acerqué a el, tocándolo, quiero asegurarme de que no esté lastimado.
Pero cuando veo sus ojos, retrocedo. Mi instinto me dice "corre", lo hago, o al menos lo intentó.
Pero el está demasiado cerca de mi, y es demasiado fuerte. Me toma de los brazos. Tengo que salir de aquí. Llamar a la policía, él perdió la razón.
-¡suéltame!-
-jamás-
Este no es Darren, al menos no el que yo conozco, este hombre me da miedo. Jamás he sentido miedo de nada ni de nadie, pero estoy aterrada.
Trato de forcejear, pero entre más lucho más me lastima.
-¿qué demonios te pasa? Suéltame-
-no lo haré-
Me toma con mucha facilidad y me lanza a la cama. Cierra la puerta.
Todo en mi cabeza está centellando, en mi pecho también, esto tiene que ser una broma, esto no puede estar pasando.
No, esto no puede estarme pasando a mí. Yo soy especial, yo lucho.
-¿que quieres?- no llores, no llores.
-lo único que he querido, a ti-
Sus ojos, esos hermosos ojos, es horrible verlos tan torturados. Tan fuera de sí.
-¿así piensas tenerme ? ¿A la fuerza?- no llores, por favor no llores.
-si es la única forma-
Se acerca a mi.
Es inútil gritar, demonios, cuando me mudé aquí hice mi habitación a prueba de ruido. Maldita sea.
Si solo pudiera llegar a la cabecera de la cama.
Retrocedo, estoy cerca.
Pero el me toma de los tobillos. Es demasiado fuerte, me muevo, luchó, tengo que luchar.
Me duele, pero tengo que luchar. Grito, grito con todas mis fuerzas. Y empiezo a llorar. Ya no puedo evitarlo, suplicó, necesito hacerlo, Darren no es así, Darren es un buen chico, ¿qué demonios pasó?.
Empieza a quitarme la ropa a jalones, yo rasguño, trato de hacerle daño, pero es como arañar una pared, ni siquiera se mueve.
Toma mis tobillos con fuerza y abre mis piernas. No, no, no.
-¡auxilio, no, por favor no!-
-¡Darren, por favor no!-
El no reacciona, solo ve mi cuerpo, solo ve mi piel.
Se sube en mi, es pesado, no podría moverlo ni con todas mis fuerzas, pero lo intento, lo intentó todo.
Fácilmente me deja en ropa interior.
Tengo que llegar. Solo es un metro de distancia, tengo que llegar a la cabecera.
Sus manos son grandes. Y empieza a tocarme los senos, a lamerlos, yo trato de escapar, tengo que hacerlo. Entonces, lo ve.
En mi piel, justo debajo de mi pecho izquierdo. Una pequeña estrella tatuada.
Para y retrocede asustado.
Es mi oportunidad, corro y tomo la pistola 9 milímetros que tengo escondida en la cabecera. Y le apuntó, justo en la cabeza.

EstigmatofiliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora