Prólogo.

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Septiembre del 2011.

Primer año de secundaria... Estaba impaciente por llegar a la secundaria Brighton aunque baja mis expectativas de una secundaria soñada como la Sainton donde iba mis amigas de mi antigua escuela, Oriann, Sarah y Maliah. También mi vecino, el chico que me gustado desde cuarto grado, Brad.

En fin, empuje a mi hermana mayor al auto de mi padre —quien nos esperaba molesto —, mi padre no era el hombre más amargado, era muy callado hasta hay momentos en el que me pregunto si está en casa porque ni sale del dormitorio; mi padre nos dejó dinero y bajamos del auto.

—¡Que le vaya bien! —gritó hasta que mi amargada hermana cerró la puerta.

—¿A dónde me dirijo? —pregunté curiosa —Anna me dijo que quedamos en la misma sección, A.

—¿Que sé yo? Buscala, aún no han formado —responde de mala gana y termina de entrar.

Suspire con los nervios de punta, me adentré a ésta y me detuve en la mitad del patio tratando de conseguir a Anna, la cual encontré hablando con una chica muy baja morena con lentes. Me acerqué a ellas y sonrío.

—Hola Anna.

—¡Khloé! —me abraza emocionada —Te perdiste el primer día —hace un puchero algo raro.

Anna y yo estudiamos juntas anteriormente, pero nunca se llevó bien con ninguna de mis amigas por un tanto... Rara. Pero nunca la tratamos mal, eso si que no, también fue víctima de las "populares" como yo, yo pude reforzarme de mi equipo pero ella no.

—No, no soy buena amiga de los primeros días de clases —sonrío.

—¡Claro! —ríe —Ella es Giselle.

—Mucho gusto —sonríe.

—Nos vemos en la hora libre Gis, vamos Khloé —toma mi mano y me empuja a un salón nada lindo.

—¿A que hora es la hora libre?.

Todos se conocían, Anna estaba muy entretenida con su libreta, Jenna está en otra esquina con una chica y yo queriendo escapar de este horroroso lugar que llaman secundaria. Unas risas me llamó la atención y voltee a ver un grupo de chicos riendo de alguna tontería, un rubio se fija en mí y se acerca.

—¿Eres nueva? —sonríe, linda sonrisa, debe ser un idiota.

Asiento y miro a Anna quien sigue entretenida con su libreta, suspiro fuertemente y sonrío.

—Soy Alex, él es Ryle, Brason, David y Drake —ríe y todos me sonríen —¿Y tú?.

—Khloé.

—Lindo nombre, toma asiento con nosotros —me guiña el ojo y siguen bromeando.

—¡Khloé!.

¡¿Me iré?! Voltee sonriente y era una profesora quien me miraba a mí y los chicos detrás de mí. Una señora no tan vieja, con largo cabello negro rizado y lentes. Comenzó a nombrar a personas quien se mudarían a otro salón y como la mala suerte siempre está conmigo, Anna se marcha dejandome sola.

***

Odié mi "primer" día, seis horas sentada con Jenna y su amiga Megan que hablaban de estupideces, esperaba a mi hermana en la puerta hasta que la chica baja Giselle me arrastró hasta la entrada de la secundaria, se mostraba nerviosa por su forma de reírse.

—Estaba buscando a Anna para no estar sola hasta que me buscaran —seguía texteando hasta que me miró —¿Cómo te fue?.

—Del culo —suspire cansada.

Voltee la mirada y observé a dos chicos que subían, reía entre sí hasta que ambos nos miraron. Quité la mirada rápidamente y los sentí caminando detrás de mí.

—Vaya culos que tienen las nuevas —rieron.

Los miré ofendida y le saque el dedo, mi favorito.

—¡Vayan al infierno, malditos pervertidos de mierda!.

Grité y éstos me miraron con asombro y se fueron, por otra parte Giselle disfruta la situación y lo que mi pequeño cuerpo puede producir. Al rato la vinieron a buscar y mi hermana no había salido así que me fui con Jenna que vivía cerca y sus amigos Robbert, Megan y Savannah; saliendo de la secundaria caigo en un charco y me dejan de última, suspiro enfadada y me quito la media, hermoso. Andando por las calles con sólo una media y un zapato con agua y tierra, cuando los alcancé —después de correr como loca y todos me miraran como bicho raro —la señora quien era mi transporte durante mi primara nos saluda, corrí gritándole que me llevara pero se fue riendo. Tiré mis cosas al suelo, mi suerte era de un culo, observé a mi madre manejando y sonriendome.

—¡Mamá! —sonrío, ni tan malo era mi suerte —¡Llévame a casa!.

Ríe. ¿Acaso soy un payaso?.

—¡Estás como loca, deja las drogas hija! —se va, con su lindo auto.

—¿Era tu madre? —Jenna toca mi hombro.

—¡La puta que te parió! —le grité y me fui con todo el desastre que tenía encima, y por si fuera poco, mi helado cayó en mi uniforme.

Odio mi vida.

No Eres El Indicado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora