Capítulo 1 "Por Los Calzones De Mala Suerte".

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Mi primera semana comenzó del culo y se fue a la mierda. Por lo menos llegó una chica nueva al salón que fue la única quien se atrevió hablarme, Joanne, alta blanca, pecas y cabello lizo castaño.

—¡Vamos por comida! —la detuve riendo —Cierto... ¡Vamos por dinero!.

Corrimos hasta donde se encontraba mi hermana con sus amigos, Víctor, Stella —la chica rara quien todos escapan —Alex y Darren. A los segundos llega el chico pervertido.

—¿Que haces aquí?.

—¿Se conocen? —Denna pregunta curiosa.

—Claro que sí —me sonríe de lado.

—¿Repito la pregunta? —me cruzo de brazos.

—Le pido dinero a mi hermano. Soy Gerard —estira su brazo.

¿Hermano? ¡Víctor es su hermano! Ay por las vacas del mundo.

—¿Y tú?.

—¡Shu, niño pervertido! Chao hermana de Khloé.

***

—¿Estará él? —crucé de brazos.

—No, él se fue a visitar a su familia a San Antonio. Te lo juro —rodea los ojos —Vamos tarde —me empuja a la calle —¿No será que te gusta?.

—¿Qué comiste estúpida? —seguí caminando molesta —Jamás me va a gustar ese idiota, oh por dios... Deja las drogas.

Llegamos a la casa de Víctor, quien vivía en una linda casa. La pasaba muy bien hasta que un chico moreno bajaba las escaleras del fondo dando relucir al mismo idiota pervertido quien parecer causarle risa mi cara.

—Ya que estás en mi casa, podemos ir a mi dormitorio —me susurra.

—Púdrete —salí de esa casa y esperé afuera.

***

Segundo año, mi hermana se había graduado y eso significaba sobrevivir a esta asquerosa secundaria y tener al pervertido en el salón vecino.

No dejaba de molestarme cada vez que pasaba cerca de él o cuando entraba a mi salón le decía al profesor presente que me tenía que bajar puntos y que yo era su "novia". Rumores salieron a flote y todas las chicas me preguntaban. Era lunes en la hora libre me encontraba sentada en el patio central hablando con Joanne y Giselle quien se mudó a mi salón, Gerard iba caminado con el mismo chico Johannes, los reflejos de sol chocaban con sus ojos luciendo más claros y esa sonrisa ladina que siempre aparecía cuando nuestras miradas se encontraban. Pero hoy era distinto, mi cuerpo parecía una gelatina y mis manos era una cubos de hielo que sólo Giselle vio y entendió. Me estaba gustando el idiota.

—Vamos a comprar un dulce —Joanne me guió a la cafetería y esperamos que nos atendieran, en eso llega Gerard quien me saluda sonriente.

—Hola Khloé —toma mi mano que la aparto rápidamente.

—Adiós idiota —Joanne lo golpeó y me llevó al salón molesta.

—¿Que fue eso?.

—Te defendí, de nada —besa mi mejilla y se sienta a mi frente, al rato tocan mi espalda. Giselle.

—Hola... —forcé una sonrisa.

—Te está gustando Gerard y no puedes negar —ríe.

—¡¿Qué?! —Juliana aparece emocionada —¡Lo sabía! Siempre se la pasan molestándose y riendo juntos.

—¿Que esperas?.

—¿Qué?.

No puede gustarme ese ser, sería estúpido. Me negaba rotundamente a semejante cosa.

—¿No habías comentado que irían al evento de navidad?.

—Con nuestros hermanos y primos —dije lo más obvio —No me gusta y punto.

La clase de contabilidad y biología pasaron largo, y me había dormido en las dos clases. Sonó el timbre y cuando salía me choqué a Gerard con Johannes.

—Te estaba esperando —sonríen.

Me congele, Giselle junto con Juliana me empujaron y antes de irse me susurraron.

—Nosotras nos encargamos de Joanne, vete con él.

—Vamos —sonrío nerviosa.

Mientras caminaba pude notar que era un chico agradable, pero no oculta lo idiota, cada vez que tomaba mi mano sentía como mi corazón trataba de salir. Hasta que nos detuvimos para irnos en direcciones diferentes.

—¿Vas a lo de hoy?.

—¿Cómo? Ah, sí... Iré —me acomode el bolso —¿Tú?.

—Claro, pensé que no irías —besa mi mejilla y se va.

Nonono y ¡no! Caminaba por toda la casa negándome aquella idea, mis nervios aumentaba cada vez que la hora marcaba los minutos, llámame loca, pero siento que el reloj extraño de mamá ríe de mi situación.

—¿Vamos?.

—¡No! —caminé rápidamente afuera de mi casa. Gustarme él que va... Respiré hondo y comencé a comer goma de mascar para mi ansiedad, así aparece como si nada, con su sonrisa ladina.

—Hola.

Explotó mi goma de mascar, y seguí caminando alejándome de ellos. Por los calzones de la abuela de cleopatra.

No Eres El Indicado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora