Capítulo 69 "Última Vez"

10 1 0
                                    

Conocí otro Gabriel, tiene veintitrés, alto, un poco regordete. Teníamos semanas de conocerlo aunque yo lo había visto en otro momento, cuando era la pareja de una antigua amiga de la escuela; me gustaba pasar el tiempo con él aunque me desesperaba, me daba miedo, pero lo mejor comienza así.

-No puedo subir -intentaba subir a la silla giratoria pero me era imposible ya que era muy alto muy alto para mí.

-Ven, así se hacen las cosas -me tomó por las piernas y me sentó en la silla -Ahora... -me abrazó y besaba mi cuello -Me encanta cuando tu piel se eriza.

Mi cuerpo se erizaba con su tacto y él me recordaba que el cuerpo le pertenecía quién lo erizara. Éramos y al mismo tiempo no parejas, podía decir con seguridad qué era mi amigo, mi amante y mi pareja, lo cual me parecía una buena idea.
Mi resumen de él es que lo conocí gracias a una antigua amiga de la escuela, ellos eran parejas, pero yo estaba sumergida en el mundo de Joseph; luego de unos años el destino me lo puso en el camino.

-Despierta... -besaba mis labios, pasó a mi cuello para terminar en mi pecho. Obviamente él le entraba riza la reacción de mi cuerpo, puesto a que lo recibe con tanta fascinación.

-Esperate que un día despierte con mucha imaginación -lo miré fijamente.

-¿Quieres ser mi novia?.

***


Luego de varias semanas Gabriel Faltetti apareció nuevamente en mi vida, no me quejo. Así que acordamos encontrarnos en el centro comercial cerca de mi casa; me entra nervios porque me dice que es una noticia importante y que viene siendo malo para él.

-Hola... -lo miré detalladamente y me di cuenta que ya nada iba ser igual, sus ánimos estaba en el piso y sólo me dispuse abrazarlo. Sé que él vió la foto que salgo con el otro chico, sabe que ya no habrá más un nosotros, sabe que tiene que tener la frente en alto y ocultar su dolor.

-Quiero decirte que lo siento... Lo siento por lo que pasas, lo siento por dejarte solo con ese peso, lo siento porque... -eché una última posible mirada y suspiré- Porque ya no siento nada por tí, duele, y me siento la peor persona en este mundo. No creas que es por alguien, yo a ti te aprecio mucho, te respeto y lo haré siempre; siempre tendrás mi apoyo y mi voz cuando más lo necesites.

Ahí fue la última vez que nos vimos, más nunca volvió a responderme los mensajes, dejé de insistir y así nos convertimos en dos desconocidos. La vida con Gabriel se ha convertido gran parte de mi vida, él y yo en serio vamos serio, pero él tiene otras metas y yo otras completamente distintas.

-Ha pasado cuatro años, tienes un trabajo increíble, vivimos juntos y lo único que te pido es un hijo -paseaba por la sala de estar, mientras yo lo miraba con indiferencia.

-No perderé mi puesto ya que el niño quiere un bebé -comencé a teclear mi celular- Mi vida es un descontrol, tú eres un jugador de béisbol. ¡¿En qué momento veremos crecer a ese bebé?!.

-Sabes que mi meta era el béisbol y que después de los veintiséis tener un hijo.

-Tengo veintitrés, tengo una vida por delante Gabriel. Si quieres pagamos un vientre -lo miré, siempre tuve esa idea, pero luego recuerdo que igual descuidare a ese bebé y no será el mismo apego.

-Es esto o...

-¿O qué...?.

-Nada -lanzó el control remoto y se fue al jardín.

-No podemos seguir así -lo seguí y me senté en las sillas del jardín, era la misma pelea todos los días, acababa de salir de la universidad y conseguí mi trabajo de ensueño en Los Angeles, Gabriel firmó contrato con el equipo de New York Mets y sí, al otro lado del país -Aquí llego yo... -tomé mi celular y caminé a nuestra habitación, ahí armé mi maleta para mudarme al apartamento. No podía más con esto.

-Allison voy al apartamento de Avalon, necesito que me lleves lo necesario -envíe la nota de voz y subí al automóvil. Miré otra vez la puerta de la pequeña casa que compartíamos y él no estaba. Fue la última vez que ví a Gabriel Rossetti.



***


Me enviaron una invitación de mi antiguo grupo allá en Denver, así tomé el primer vuelo y caí en mi amada tierra. Todo sigue igual, el taxi me dejó en mi residencia donde anteriormente vivía y ahí pude conseguirme a todos; Fel, Gea, Maggie, Danny, Damián, Denise, Enzo, Eros, Jared y Denna.

Enzo y yo nos miramos, siempre va ser ese amor imposible, ese amor que venció la timidez y por eso nada pasó. La última vez que lo ví fue en su graduación con su novia, ahora se le veía solo, tal vez la novia llegue mas tarde.
Era lindo ver este pequeño encuentro, dónde sólo se escuchaba anécdotas graciosas, caras, risas y nuestro fiel la cerveza.

-Fue increíble volverte a ver -doblé mis talones para luego encontrarme a Enzo -Digo...

-¡Igual! -reí tomándolo del hombro, una de las cosas que aprendí es que este acto hace que la persona se sienta más tranquila y se notó en su postura -La última vez fue en tu graduación ¿No?.

-Exactamente -rascaba su barba y se acomodaba sus lentes, me encantaba los tatuajes de sus tatuajes cada uno era un significado increíble.

-¿Hoy cantarás?.

-Si me acompañas -sonríe.

-Espero que te guste Jósean Log.

-¿Chachachá?.

-Estamos conectados.

Así cantamos aquella canción, mientras bailamos alrededor de la fogata, era increíble la sensación de olvidarte aquella vida que sólo escuchas problemas. Enzo me cantaba por última vez Flamingo de La Vida Boheme.

-...Y aunque a veces te moleste nunca te abandonaré.
Otra vez.

Tú eres mi calma.
Tú eres mi calma.
Tú eres mi calma.

Está era mi calma desde aquella noche que me la cantó por primera vez, en donde conocí más allá de su increíble voz. Pero también capaz sea la última vez que lo vea y escuche.

-Gracias.

No Eres El Indicado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora