Seattle, Junio de 1996.
Escapando del caos de la cocina, Hermione observó el salón del banquete una última vez. Con ojo crítico escudriñó las treinta y siete mesas con manteles de lino cuidadosamente distribuidas por la habitación. En el centro de cada mesa, los vasos de cristal tallado estaban estratégicamente colocados con una variada colección de velas flotantes en color rosa y hojas de helecho. Luna la acusaba de ser una obsesa y una posesa o las dos cosas a la vez. A Hermione todavía le dolían los dedos por la cera caliente, pero sólo con mirar las mesas sabía que toda la angustia, el dolor y el caos habían valido la pena. Había creado algo bello y único.
Ella, Hermione Granger, la chica que había sido educada para depender de los demás se las había arreglado muy bien para ganarse la vida. Y lo había hecho por sí misma. Había aprendido técnicas para superar la dislexia. Ya no ocultaba su problema, pero tampoco hablaba de ello con todo el mundo. Lo había ocultado durante demasiados años para de repente anunciarlo a bombo y platillo. Había vencido todos los obstáculos y con veintinueve años era socia en un exitoso negocio de catering y poseía una casita modesta en Bellevue. Estaba muy satisfecha de todo lo que la niña retrasada de Texas había logrado conseguir. Había caminado a través del fuego purificando su alma, pero había sobrevivido. Ahora era una persona más fuerte, quizá menos confiada y sumamente renuente a ofrecerle el corazón en bandeja de nuevo a un hombre, pero no consideraba que la falta de esas dos cualidades fuera impedimento para alcanzar la felicidad. Había aprendido la lección de la forma más difícil y aunque prefería donar un riñón a volver a la vida que llevaba antes de entrar en "Catering Lovegood" hacía siete años, en ese momento era quien era por lo que le había sucedido entonces. No le gustaba pensar en el pasado. Su vida era perfecta en ese momento y estaba llena de cosas que amaba. Había nacido y crecido en Texas, pero se había sentido atraída por Seattle con mucha rapidez. Amaba la ciudad rocosa rodeada de montañas y agua. Había tardado años en acostumbrarse a la lluvia, pero como a la mayoría de los nativos ahora ya no la molestaba. Amaba las sensaciones táctiles que experimentaba en el mercado de Pike Place y los colores vibrantes del noroeste del Pacífico.
Hermione levantó el brazo para tirar del puño de la chaqueta del esmoquin, y se miró el reloj. En otra parte del viejo hotel sus ayudantes cortaban rodajas de pepino y las colocaban encima del salmón, rellenaban setas y copas de champán para los trescientos invitados que, en media hora, llegarían al salón del banquete y cenarían scallopini de ternera, patatas nuevas con mantequilla y ensalada de escarola y berros. Alcanzó una copa y le quitó la servilleta que había dentro. Le temblaban las manos cuando recolocó la servilleta blanca con forma de rosa. Estaba nerviosa. Más de lo que solía estar. Luna y ella habían hecho caterings para trescientas personas con anterioridad sin ningún problema. Pero nunca habían atendido a la Fundación Hogwarts. Y nunca habían servido un catering para un promotor que cobrara quinientos dólares por cubierto. Oh, bueno, en realidad sabía que los invitados no pagaban esa cantidad sólo por la comida. El dinero recaudado esa noche sería para el Hospital Infantil y para el Centro Médico. Aún así, al pensar que todas aquellas personas pagarían todo ese dinero por un pedazo de ternera le daba taquicardia. Se abrió una puerta y apareció Luna.
-Sabía que te encontraría aquí dentro -dijo, caminando hacia Hermione. Llevaba en la mano la carpeta verde que contenía la lista de trabajo y las órdenes de compra junto con un inventario de todos los suministros y los recibos. Hermione sonrió a su mejor amiga y socia y colocó la servilleta doblada de nuevo en la copa.
-¿Cómo van las cosas en la cocina?
-Oh, el nuevo ayudante del chef se bebió todo ese vino blanco especial que compraste para la ternera. Hermione sintió un vuelco en el estómago.
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Simplemente Irresistible (Dramione)
FanfictionHermione Granger, una encantadora belleza sureña, deja a su prometido plantado en el altar cuando se da cuenta de que no es capaz de casarse con un hombre que podría ser su abuelo, por mucho dinero que éste tenga... Draco Malfoy, inconscientemente...