Hermione se desenrolló la toalla de la cabeza y la lanzó sobre la cama. Iba a coger el cepillo del tocador, pero se detuvo antes de alcanzar el mango redondo. Oyó que en la sala las risitas infantiles de Lyra se mezclaban con la voz inconfundible de un hombre. La preocupación pudo más que el pudor. Cogió la bata verde de verano y rápidamente pasó los brazos por las mangas. Lyra sabía que no podía dejar entrar a los desconocidos en casa. Habían mantenido una larga y clara conversación sobre eso hacía algún tiempo, un día que Hermione había entrado en la sala de estar y la había encontrado sentada con tres Testigos de Jehová en el sofá. Se ató el cinturón y recorrió a toda prisa el estrecho pasillo.
La reprimenda que pensaba echarle murió en su boca cuando se detuvo en seco. El hombre que estaba sentado en el sofá junto a su hija no había venido a ofrecer la salvación divina. Él levantó la mirada hacia ella y ella se encontró mirando directamente a los ojos grises de su peor pesadilla. Abrió la boca, pero no pudo decir palabra por el nudo que le oprimía la garganta. En un abrir y cerrar de ojos el mundo se detuvo, se abrió bajo sus pies y luego giró fuera de control.
—El señor «Muro» vino a firmar mis cosas —dijo Lyra.
El tiempo siguió detenido mientras Hermione miraba los ojos grises que le devolvían la mirada. Se sentía desorientada e incapaz de asimilar que Draco Malfoy estuviera sentado en el sofá de su salón tan grande y apuesto como hacía siete años, como en aquella portada de revista que había visto en el supermercado, o como la noche anterior. Sentado en su sofá, al lado de «su» hija. Se llevó una mano a la garganta desnuda y aspiró profundamente. Sintió bajo los dedos el rápido latir de su pulso. Parecía fuera de lugar en su casa, como si no perteneciera allí. Lo que, por supuesto, era cierto.
—Lyra Luna Granger. —Al final recuperó la voz y volvió la mirada a su hija—. Ya sabes que no puedes dejar entrar a los desconocidos.
Lyra agrandó los ojos. Que Hermione usara su nombre completo era una clara señal de que estaba en graves problemas.
—Pero... pero... —tartamudeó, saltando sobre sus pies—, pero, mami, yo conozco al señor «Muro». Vino a mi cole, pero no pude traer nada a casa.Hermione no tenía la más remota idea de qué hablaba su hija. Miró a Draco y preguntó:
—¿Qué haces aquí? Él se levantó lentamente, luego se metió la mano en el bolsillo trasero de los descoloridos Levi's.
—Anoche se te cayó esto —contestó, lanzándole la chequera. Antes de que pudiera atraparla, rebotó contra su pecho y cayó al suelo. En vez de agacharse y recogerla la dejó donde estaba.
—No tenías por qué haberla traído. —Un ligero alivio le calmó los nervios. Había venido a devolverle la chequera y no porque supiera lo de Lyra.
—Tienes razón —fue todo lo que dijo. Su presencia viril invadía la habitación femenina y repentinamente ella se volvió muy consciente de lo desnuda que estaba bajo la bata de algodón. Se miró y se tranquilizó al ver que la bata estaba bien anudada.
![](https://img.wattpad.com/cover/91299550-288-k452842.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Simplemente Irresistible (Dramione)
FanfictionHermione Granger, una encantadora belleza sureña, deja a su prometido plantado en el altar cuando se da cuenta de que no es capaz de casarse con un hombre que podría ser su abuelo, por mucho dinero que éste tenga... Draco Malfoy, inconscientemente...