Capitulo 7 (Parte 2/2)

72 23 0
                                    

No entiendo cómo alguien tan rica como Sarah no pueda tener un auto, tal vez lo tenga pero siempre dice que le da miedo conducir... En algún momento debo darle clases de manejo. Y David simplemente es muy irresponsable como para comprarse uno y mantenerlo en condiciones por una semana, como el último que chocó.

-Es tan atractivo.- Comenta Sarah en tono risueño.

-Parejas conformadas, tú con Rafael y yo con David ¿Verdad amor?

David me saca la lengua de manera infantil mientras me echo a reír y subíamos al auto.

-De hecho, creo que podré llevar a una chica...- Enciendo el auto y no me doy cuenta del rostro de indignación de Sarah y a David con los ojos muy abiertos.

-¿Una chica? ¿Cuándo conociste a otra chica y porque no nos comentaste nada?- Sarah desde el asiento trasero deja reposar su cuerpo con fuerza y parece hundirse en él con los brazos cruzados.

-¿Hablas de la pelirroja de la que me hablaste el domingo?

-Si... Debería llamarla, le prometí que la llamaría, y pues... ¿Por qué no?- Arranco intentando ocultar una sonrisa incrédula en cuando me acuerdo de su hermoso rostro y su sonrisa tímida e inocente.

-¿Dejaras sin pareja a tu mejor amigo?- Dice Sarah en un tono molesto, mirando hacia la ventana y con las mejillas rojas.

-Oye. Puedo conseguir una pareja yo también.

-¿Quieres perder otra apuesta?

-¿Puedes apostar conquistar a Rafael el día que lo veamos?

-Basta de juego muchachos, si me desconcentran voy a terminar chocando.

Ahora estos se encontraban peleando en el auto, esto terminaría mal como siempre.

-¿Mañana es día feriado cierto?, es decir, no hay clases. Hoy a la disco, James, invitaras a Rafael para que Sarah pueda "conquistarlo"- Hizo comillas con los dedos para señalar su obviedad y sarcasmo. -Apuesto que puedo conquistar a una chica esta misma noche, y tú, querida castaña que al menos hagas que Rafael te bese antes que amanezca.

-¿Qué hará el perdedor?- Ahora ambos tenían una sonrisa malévola en su rostro y parecían más animados que nunca.

Yo lo único que pensaba era si tenía que pasar una noche en desvela nuevamente, probablemente mi cuerpo no aguante el cansancio y termine desmayándome en plena pista de baile... Estos amigos que me gasto no pueden quedarse quietos al menos un día.

-El que pierda brinda el almuerzo por todo el mes. ¿De acuerdo?

-Oh amigo, has hecho un mal trato.- Ambos se dan la mano para sellar el trato, la apuesta, que probablemente no terminarán como quieren, uno, porque Sarah lo terminara arruinando y dos porque la probabilidad de que David consiga una chica con esa actitud despreocupada y alocada es poca.

-Que comiencen los juegos del hambre.- Dije en el momento en que aparqué el auto frente a la casa de Sarah.

***

Tomé mi teléfono con algo de angustia y nerviosismo. Muchas veces me he sentido así pero no como esta ocasión. Anote el número de aquel papel rosa y llamé. Había repicado unas dos veces cuando alguien tomó el teléfono.

-¿Hola?- Dice una voz femenina algo madura.

-Ahm... Hola- Tartamudee. -¿Esta Luzbel? Soy un amigo.

-¿Un amigo?- La mujer pareció sonar sorprendida. -Espera.

Después de unos cuantos segundos otra voz se escucha tras el teléfono.

-¡James!- Dijo con su voz chillona y emocionada. Esa voz me hizo erizar la piel. Mis manos se sentían más sudorosas, no sabía ni porqué estaba tan nervioso de invitar a una chica a salir.

-Hola Luzbel, ¿cómo estás?- Sonreí ampliamente sin saber la razón.

-Feliz porque llamaste.- Pude escuchar como suspiraba, de manera tan risueña y encantadora.

-Ahm bueno, te llamaba porque... - Despegue el teléfono de mi rostro un momento y respire hondo. -¿Quieres salir hoy con unos amigos a una disco?

-¡¿Qué?!- Chilló no sabía si de alegría o de sorpresa. Tal vez ambas. -Ósea que ¿quieres que vayamos a una disco? ¿Queda muy lejos?

Algo en su tono parecía estar interesada, pero por otra parte creía que se negaría rotundamente, tal vez ella no sería esa clase de chica que salía a ese tipo de cosas... Que pena, no debí preguntárselo, además era la primera cita. ¿Debería considerarse una cita?

-Quiero ir.- Dice decidida. -Pero mi tía me llevara y me buscara, posiblemente llegue más tarde que ustedes.

-Oh no, no sería un problema, nosotros te esperaremos, es la discoteca que queda en la calle 34, trae un cartel muy grande con luces azules y tiene el nombre de "Amnesia"

-Suena muy bien, pueden llegar temprano y disfrutar mientras yo llego... ¿Nos vemos allí?- Dejo soltar una risita risueña.

-Claro, claro. Es una cita.

-¿Es una cita?- Volvió a parecer sorprendida más sentía que estaba sonriendo. No, sabía que estaba sonriendo tras el teléfono igual que yo. -Está bien, a la noche.

-A la noche.- Cierro los ojos y agito mi mano libre victorioso.

-Hasta luego.

-Adiós.

Ella cortó el teléfono y tras él pude escuchar el pitido durante unos segundos, aun sosteniendo esa sonrisa, esa estúpida sonrisa de niño enamorado. Tire el teléfono a la cama y comencé a brincar de emoción... Luego recordé. ¿Qué me pondría? Tendría que bañarme. Además casi no he ido a discotecas, no sé lo que me espera, primero no dejaré que David se embriague, pero si estoy con Luzbel no podré ponerle atención. También tengo que tener en cuenta a Sarah para que no lo arruine, no porque quisiera que ganara la apuesta, si no para no hacerla quedar mal con nuestro nuevo amigo... Que por cierto también tendría que llamarlo e invitarlo.

Me lancé a la cama y tomé mi celular. Busqué el contacto con nombre Rafael y sin pensarlo inmediatamente llamé.

-¿Bueno?- Contestó casi al segundo. Mi boca se quedó sin palabras, no tenía idea de que decir, ahora estaba mudo y no podía pensar, al parecer no me había preparado mentalmente para llamarlo ¿Por qué me siento tan nervioso? -¿James?

-Sí, si- Mi tartamudeo ahora era más constante con cada persona con quien hablaba... O tal vez solo con aquellas dos personas.

-¿Qué pasa amigo?

Juro habérmelo imaginado con esa sonrisa mostrando esa hilera de dientes perfectos.

-Bueno, vamos para una discoteca hoy. Nos preguntamos si querías ir.- Trague saliva.

-Por supuesto, ya me siento ansioso de verlos.

Mi corazón retumbó de golpe.

-Bueno, te mandaré un mensaje con la dirección y hora... Hablamos luego.

-Claro, te espero allá.

-Nos esperas a todos... Quisiste decir.

-Si, a todos.

Esta vez colgué yo. Más allá de mi imaginación, podía sentirlo, podía sentir ese sentimiento queriendo partirse en dos... Nunca me había sentido tan especial, tan cálido como cuando hablo con aquellas dos personas, como si fueran parte de mi, pero ambos son diferentes... Ambos me atraen de una manera diferente, lo único que no sé es cual era sincera y cual no.

Descendientes Del PecadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora