0. Profecía.

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-La obscuridad esta cerca y no podrás detenerla...

-No sabes lo que puedo o no hacer...- un rugido se hizo presente en todo el lugar mientras la maligna sombra comenzaba a materializarse. - ¡No! Deja en paz al muchacho...

-Aún no la haz entendido, ¿cierto, Dean?- la tenebrosa figura comenzó a reír causando que todo comenzará a temblar.- Él ya no existe...

•••

Ambos hermanos se despertaron de golpe, y con sus corazones latiendo rápidamente, en camas en el cuarto de un motel en las afueras de un pueblo cuyo nombre no recordaban.

-Me alegra que estén despiertos.- dijo Castiel causando otro semi infarto en los hermanos.

-Castiel, ¿qué demonios haces aquí?- preguntó Dean con un grito, mirando molesto al Ángel que estaba tranquilamente, o al menos eso parecía, parado frente a él y Sam.

-Necesito que hagan algo por mis hermanos y por mi.- comenzó a hablar Castiel ignorando el rodar de ojos de Dean.- La visión que tuvieron es una profecía que tuvo una profeta hace unos minutos. Necesitamos que eviten lo que acaban de ver.

-Creí que las profecías no se podían cambiar.- replicó Dean cada vez más frustrado.

-Esta no es una profecía en todo el sentido, sólo necesito que acepten ir al pueblo donde vive el muchacho y lo protejan.- con esas palabras, los hermanos notaron la preocupación en el Ángel lo que sólo encendió su curiosidad. No todos los días los guerreros de Dios, guardianes del cielo y cada paraíso existente le piden ayuda a dos mortales que sin duda no son del agrado de la mitad de la población angelical.- Deben salvar al muchacho.

-¿Porqué Castiel, qué lo hace tan importante?- preguntó Sam, muy interesado.

-Él puede encontrar a mi padre.- respondió Castiel.- ¿Lo harán?

Los hermanos se miraron por unos cuantos segundos, nunca salió bien trabajar con o para el equipo del cielo, pero toda la situación parecía importante para Castiel y él era como familia para ambos.

-Lo haremos.- Respondió Dean alegrando a Castiel quien rápidamente puso sus dedos índice y medio de cada mano en las frentes de los Winchester transportando a todos a un pequeño pueblo llamado Beacon Hills.

-Demonios Cas...- Se quejó Dean tomando su cabeza entre sus manos.- Ya te dije que avises cuando haces eso... ¿dónde está mi bebé?- preguntó mirando a todos lados buscando su precioso Impala.

-Ahí esta...- murmuró Sam, mirando fijamente al alegre castaño que hablaba con un chico... hum... ¿latino?

-Creí que hablabas de...- habló Dean comenzando una queja pero esta se la llevó el viento cuando vio al chico que debían proteger. Era hermoso.

-Quien desea poseerlo es un demonio mayor, tienen tres días de ventaja sobre las bestias del infierno, aún no saben de la existencia de él pero...- dice Castiel señalando al joven.- Luego de eso... pelearan hasta que mueran si es necesario para llevarse al muchacho.

-De acuerdo.- Antes de que Sam pudiera siquiera decir otra cosa, Castiel desapareció dejándolos en un pueblo desconocido, con su auto a un par de pasos y con la enorme responsabilidad de encargarse del chico risueño y encantador frente a ellos.- Hay que buscar un hotel.














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Qué tal bonito bombón?
Bueno querido lector te dejo aquí un capítulo de esta historia, espero te guste, déjame un voto y un comentario por favor!!!

Atte. Jess

TENEBRIS || STEANDonde viven las historias. Descúbrelo ahora