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Y por fin pasó lo que tanto había deseado. Calum me estaba besando.

Pasé mis brazos por detrás de su cuello y mis manos jugaban con su cabello. Las manos de Calum estaban en mi cadera y hacían pequeños círculos allí. Que pase lo que tenga que pasar, hoy no hay arrepentimiento.

Calum llevó sus manos a mi blusa y la comenzó a subir, cuando la sacó se quitó la suya y volvió a besarme. Sé que si Calum estuviera consciente de lo que está haciendo ahora rápidamente se alejaría y se disculparía. Sé que a él no le gustaría estar así conmigo.

Minutos después ambos estábamos completamente desnudos, tal vez Calum estaba un poco desesperado. Calum entró en mí bruscamente y apreté los labios, creo que fue un error no haberle dicho que era virgen.

-Calum...el preservativo.-dije como pude.

-No importa. Mañana tomas las pastillas -gimió.

Sus embestidas eran duras pero lentas y conforme el tiempo aumentaba sus embestidas igual. El placer que sentía no se comparaba con nada aunque el dolor era un poco molesto, todo estaba bien. Calum me besaba, acariciaba y eso me gustaba. Varios gemidos se me escapaban pero no había problema, según Calum, cuando trataba de callarlos.

Cubrí mi mano cuando un fuerte gemido salió y Calum me miró. Varias gotas de sudor caían de su cabello y empapaban su frente o caían en mis pechos pero Calum las limpiaba. Sus mejillas estaban rojas y sus labios rojos entreabiertos eran hermosos, sus tatuajes, sus ojos, su piel cliente al tacto y la forma en que se movía hacían una combinación perfecta ante mis ojos.

-No los reprimas nena, quiero oírte -dijo. Su voz seguía siendo rara por el alcohol pero aún así seguía siendo igual de hermosa que siempre.

Siempre pensé que cuando yo decidiera entregarme a alguien tenía que estar segura de ello, tenía que ser alguien completamente especial para mí y estoy segura de ello justo ahora.

Crush » Calum HoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora