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Una semana y dos días después del vídeo.

Cuando Taehyung escucha otro sollozo proveniente de el improvisado calabozo que Jungkook había construido para su nuevo juguete golpeó la mesa tan fuerte que provocó una fisura en esta.

Como odiaba escuchar al chico quejarse.

– Juro que si sigue llorando lo voy a estrangular –suelta para que Hoseok, quien jugaba con un cuchillo sobre la mesa, lo escuchara.

– Ya sabes lo que dijo Jungkook, mejor mantente fuera de esto.

– El idiota no se calla nunca, además, ¿no te parece raro que aún no lo haya matado?

– No es nuestro asunto, Taehyung. Y te lo vuelvo a decir para que se te meta en la cabeza, lo que sea que Jungkook quiera con ese chico no nos importa. Mientras el siga cuidando del grupo no veo por qué debes reprocharle algo.

– Siento que lo va a arruinar todo.

Taehyung resopla porque Hoseok lo ignora por completo. No entendía como nadie estaba preocupado por las consecuencias que traería tener a ese mocoso vivo en la cabaña. ¿Qué pasaba si se escapaba e iba directo a la policía? Todos podrían considerarse hombres muertos.

– Debo ir a comprar cosas para el atraco –avisa Hoseok mientras se pone de pie– ¿Vienes?

– Sabes que no podemos dejar la cabaña sola ahora que la cosa sé queda aquí –contesta refiriéndose al chico del calabozo.

– Está bien. Solo déjalo en paz.

Hoseok sale por la puerta y Taehyung se queda mirando un punto fijo en la nada.

Aún se podían sentir los odiosos sollozos del chico, pidiendo auxilio o simplemente llorando muy fuerte. Taehyung odiaba de sobremanera aquellos sonidos, interrumpían toda la paz de la cual gozaba cuando se quedaba a solas en la cabaña. Además que sufrir de bipolaridad y ataques de ira no ayudaba ni un poco a poder sobrellevar la situación.

Trató de calmarse pensando en otra cosa pero hasta eso se le hacía imposible ahora que el chico comenzaba a patear la puerta haciendo mucho más ruido. Taehyung tuve que tomarse la cabeza con las manos rogando tener un poco más de paciencia o enserio iba a cortarle la garganta al idiota.

No entendía el por qué de la presencia de ese maldito chico en la cabaña, no les traía nada bueno y además lo sacaba de sus casillas. Tenía la leve intuición de que si seguían escondiendo a aquel idiota los planes que tenían de aterrorizar la ciudad se vendrían abajo.

Le tomo al menos quince minutos más perder la paciencia, cuando el chico comenzó a gritar nuevamente por auxilio fue como si una bomba estallara dentro de si mismo. Se levanto de la silla y camino hasta donde estaban colgadas las llaves dispuesto a darle una lección que jamás olvidaría.

"Sin lengua no podrá hablar más y así no tendré que matarlo", pensó para si mismo.

Antes de abrir se coloco una mascara de payaso que tenían por allí y luego giró la perilla de la puerta. De inmediato su mirada se encontró con el causante de su migraña quien estaba recostado sobre el suelo en posición fetal mientras lloraba. La escena era demasiado triste para cualquiera pero a Taehyung pareció importarle en lo más mínimo porque lo primero que hizo fue patear con fuerza al chico, directo a la boca del estomago.

Los chillidos de lamento que se escaparon de la boca de su victima hicieron brillar los ojos de Taehyung reflejando la más cruel de las miradas.

– Me haz molestado todo el día, maldito mocoso –susurró cerca del cuerpo del chico– y ahora me divertiré un poco.

Sr. Payaso ◆ Kookmin ; 국민Donde viven las historias. Descúbrelo ahora