012.

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Una semana, dos días y ocho horas después del vídeo.

La habitación lo asfixiaba así como todo lo que había pasado en menos de tres horas. Hace días no probaba bocado y tampoco bebía agua. Estaba tirado en el piso después de la paliza que le dieron sin ser capaz de moverse ni un centímetro. Su cuerpo se encontraba entumecido y parecía que sus nervios se habían desconectado de su cerebro porque aunque insistiera en levantar aunque sea un dedo no podía.

Jimin quería morir.

Había mantenido la esperanza, deseo con todas sus fuerzas tener la fortaleza para salir de aquel infierno. Se aferraba a la idea de recuperar su vida, de volver a ver a Namjoon y sentir nuevamente los labios de Jeongguk.

Pero ahora sabía que el chico del cual se había enamorado perdidamente durante años lo había llevado a ese lugar.

No tenía idea de que sentir. Su interior estaba revuelto y estaba seguro de que si hubiese tenido algo en el estomago lo vomitaría de inmediato. Cuando vio a Jeongguk llegar hasta él mientras el otro sadico lo atacaba pensó que por fin habían llegado a rescatarlo. Hasta que el chico abrió la boca.

"Te dije que no lo tocaras, el es mío."

Se estremecía cada vez que recordaba la voz de Jeongguk porque aunque no fuera la misma del payaso la forma en que hablo era idéntica. Fue tanta la impresión que se desmayó en el piso y cuando despertó volvió a estar solo en el improvisado calabozo.

Pensó que ya estaba teniendo alucinaciones. Quizá solo había imaginado que Jeongguk estaba ahí producto de los golpes que recibió. Porque simplemente no era posible que el chico que lograba convertir si estomago en un zoológico a causa de las mariposas fuese capaz de encerrarlo allí.

Exacto, era imposible...

Trataba de mentirse a sí mismo porque era mucho mejor que enfrentar la cruel realidad que tenía en frente. Y es que ahora si estaba perdido, ahora sí que no albergaba esperanza de salir de allí, ahora sí no quedaba otra cosa que esperar su muerte.

Estaba tan exhausto y sentía tanto dolor en el cuerpo que ni siquiera podía cerrar los ojos para dormir. El piso estaba frío pero no lograba callar el ardor de sus heridas. Jamás había estado sometido a un sufrimiento tan prolongado y no tenía idea de si podría soportarlo.

Mejor dicho, ni siquiera quería soportarlo.

Había pasado más de una semana sin comer ni beber, eso era más que suficiente para matar a una persona, sobre todo si ahora le sumaba la paliza que recibió. Jimin podía percibir como de a poco su cuerpo dejaba de responder y cada vez se le dificultaba más la respiración. Estaba tan cansado de resistir todo lo que estaba pasando que ahora simplemente se dejó ir. Esperaría su muerte en silencio porque ya no tenía un motivo para luchar.

Su mente divago hasta la imagen de Jeongguk y el hablando en el supermercado. Fue la primera vez que interactuaron y desde ahí Jimin no había podido sacarlo de su corazón. Aquello solo le ayudaba a aumentar la angustia que sentía, no había traición mas grande que lo ocurrido allí hace unas horas.

Lo peor era que el sí estaba enamorado de Jeongguk.

Sí, llevaban poco saliendo pero Jimin había estado flechado del chico hacía años atrás. Cuando hablaron fue el empujoncito que necesitaba para caer de forma profunda en las redes de Jeongguk y hasta el momento no se había quejado de ello.

Sr. Payaso ◆ Kookmin ; 국민Donde viven las historias. Descúbrelo ahora