Finale.

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Un mes después de que todo terminara.

Jimin miraba por la ventana como el verano había llegado con un sol que irradiaba una luz brillante y bella. A veces deseaba que aquel astro de luz pudiese contagiarle un poco de aquella vibrante energía que poseía, así todo sería más fácil.

– ¿Jimin? –Preguntan desde la puerta de su habitación. El chico gira su cabeza encontrándose con su hermano mayor quien lo miraba preocupado.

– ¿Sí, Namjoon? –Trataba de mantener un tono de voz normal aunque por dentro el nudo en la garganta aún no se iba del todo.

– Iré con Jin a la tienda, ¿quieres acompañarnos?

Jimin negó con la cabeza. – Estoy bien aquí... Pero tráiganme golosinas, por favor.   

– ¿Seguro que estas bien, hermano?

Esa pregunta se la hacían al menos diez veces al día en su casa y el psicólogo que comenzó a ver hace dos semanas la hacía unas diez veces más. Jimin le decía a todo el mundo que estaba perfectamente bien, dispuesto a recuperar su vida de antes para ser el mismo chico sonriente de siempre. Lo anterior no era otra cosa que una mentira enorme porque Jimin estaba demasiado roto y no tenía idea de si alguna vez volvería a estar completo.

Después de que le dispararan a Jeongguk, Jimin fue metido a una patrulla de la policía. Lo interrogaron día y noche, aunque el estuviese catatónico sin hacer otra cosa que llorar. Después de informarle a su familia de que se encontraba con vida Jimin fue llevado a casa siendo liberado de todos los cargos que se le imputaban al no tener pruebas en su contra. La policía solo había hallado señales de su secuestro, validando así su testimonio ante un juez.

No mentiría al decir que se alegró al ver a su hermano con vida cuando llegó a casa, aquella era una de las dudas que no lo habían dejado dormir durante el último tiempo y al menos eso alivio un poco la angustia que sentía.

En las noticias daban el reportaje completo de como se había desmantelado la organización de psicópatas que había atemorizado a la ciudad en un operativo policial. Su nombre salía en los encabezados como una de las victimas que había sobrevivido a aquel infierno, justo al lado de la foto del líder de los payasos asesinos quien murió durante la redada.

Jimin había perdido a Jeongguk.

La prensa informaba que a pesar de que lo llevaron en una ambulancia hasta el hospital murió en este gracias a una complicación durante la operación a la cual fue sometido de urgencia. Jimin había perdido la cuenta de cuando días lloró de forma seguida ante el recuerdo de su chico cayendo sobre el piso manchado de sangre, le atacaba como pesadilla y no sabía si alguna vez podría volver a dormir tranquilo.

Su familia preguntaba que había pasado durante su encierro más el no respondía las preguntas. Ellos pensaban que sus llantos se debían a las atrocidades que presenció y Jimin prefería que fuese así. Su amor desquiciado por Jeongguk quería guardarlo solo para si mismo en un rincón de su corazón.

– Sí, Namjoon –le responde a su hermano–. Ve tranquilo y tráeme mis golosinas.

Su hermano asiente dejándolo sin compañía en la habitación. Era la primera vez que lo dejaban completamente solo  en la casa después de lo ocurrido, si no eran sus padres quienes cuidaban de el eran Namjoon o Jin y aquello ya le estaba frustrando de sobremanera. Jimin disfrutaba demasiado de la soledad, allí las lagrimas por Jeongguk podían correr de forma natural sin que nadie le preguntase que ocurría con el. Era el único instante en que podía sacar toda la pena que llevaba dentro.

Después de haber vivido algo tan horrible e intenso el psicólogo de Jimin le decía que la recuperación demoraría pero llegaría. Aquello le daba una esperanza al chico, quizá algún día podría volver a tener una vida normal y que el recuerdo de Jeongguk ya no doliese tanto. Al menos eso le servía para levantarse por las mañanas, intentando ser feliz otra vez.

Sr. Payaso ◆ Kookmin ; 국민Donde viven las historias. Descúbrelo ahora