Una semana y cuatro días después del vídeo.
Se dejo caer en el sillón de la cabaña con los músculos agarrotados y la respiración acelerada. Lo único que Jeongguk quería era dormir durante horas hasta que el cansancio que sentía desapareciera por completo.
Esa tarde se llevo a cabo el tercer golpe que tenía planeado con su grupo de maníacos. Atacaron la plaza central de la ciudad y cobraron la vida de 23 inocentes pero por algunos descuidos que tuvieron hubo una baja para ellos. La policía logro atrapar a uno de los suyos y como estaba concordado de antemano Jeongguk se encargó de dispararle a la distancia. Todos preferían morir antes de pasar el resto de su vida en una cárcel, porque la cadena perpetua estaba asegurada si lograban apresarlos.
Se saco la mascara la cual tenía gotitas de sangre y se apresuro en quitarse de encima el disfraz. A pesar de ser bastante original la idea y que las personas se mearan del susto cada vez que lo veían disfrazado más un arma en su mano derecha, era poco practico traer un montón de tela sobre su cuerpo. Además, las estúpidas manchas de sangre eran una pesadilla al momento del lavado.
Cuando ya se deshizo de todo pudo respirar tranquilo. Se lavo la cara y luego camino hasta la cocina para comenzar a preparar la comida. No podía olvidar que había alguien más en la cabaña que de seguro tendría bastante hambre.
Las cosas se le estaban saliendo de las manos a Jeongguk.
Todo se complico cuando fue lo bastante idiota como para no pensar con la cabeza y dejar que la rabia se apoderara de su mente y es que apenas escucho las cosas que Taehyung le decía a Jimin más los golpes que le propinaba fue como si algo se adueñara de su cuerpo sin dejarlo siquiera analizar la situación. Simplemente entro en el calabozo y se encargo de su compañero quien le estaba haciendo daño a Jimin. A su Jimin.
Desde ahí el plan se había ido al carajo y lo supo en el momento en que vio a Jimin agonizando en el piso. Jamás había sentido miedo, siempre fue un chico insensible en ese aspecto. Pero ver a Jimin dándose por vencido al borde de la muerte lo hizo sentir acorralado. Simplemente no podía verlo morir ahí, en el frío piso en donde lo tenía secuestrado.
Por eso todo se había ido a la mierda. Jeongguk se estaba desviando de su objetivo.
Después de que Jimin recobrara un poco el sentido, le hizo beber agua y comer, hasta le dio una manta para que se arropara por la noche. No cruzaron palabras y Jimin evitaba a toda costa mirarlo a los ojos. Jeongguk no esperaba que le felicitara o algo por el estilo, pero su temperamento explosivo no le ayudaba mucho para ser comprensivo con el chico.
Luego de eso lo dejo solo todo un día, ni siquiera sabía que debía hacer ahora. ¿Lo seguiría torturando con sus juegos sádicos o de una vez por todas sería capaz de deshacerse del chico? Jeongguk solo tenía claro una cosa y era que aún no era capaz de cumplir la segunda opción, lo que le hacía sentir como un maldito debilucho.
Apenas tuvo la comida lista la puso sobre una bandeja y camino con ella hasta el calabozo donde metió la llave en la cerradura y trago saliva. Lo primero vio al abrir la puerta fue la espalda de Jimin. El chico estaba sentado en posición de indio mirando hacia la pared, no se movía y apenas podías distinguir las leves respiraciones que hacía. Cualquiera hubiera muerto del susto al verlo en esa posición ya que parecía que se había vuelto loco hablando con la pared.
Jeongguk cerró la puerta tras el pero Jimin no se dio vuelta. Dejo la comida sobre el piso y una botella con agua al lado. No sabía muy bien lo que hacía pero si ya había cagado todo se podía tomar algunas libertades con su prisionero.
– Hora de comer –dice en voz alta.
– Me lo imaginaba –contesta Jimin.
No le gustaba la forma en que reaccionaba su propio cuerpo cada vez que escuchaba la voz de Jimin. Le gustaba tener el control de todo y desde que conocía a Jimin había experimentado lo que era no tener poder sobre si mismo. Le odiaba por eso o al menos lo intentaba.
– Come antes de que se enfríe –da la orden lo más serio posible y Jimin mueve la cabeza para mirarlo por sobre el hombro.
– Es muy considerado de tu parte, Jeongguk.
Jimin estiro las piernas para darse vuelta, tomar la bandeja y comenzar a comer como si nada pasara. Jeongguk se le quedo viendo extrañado. Esperaba que cuando se recuperara lo insultara por lo que hizo, tratase de golpearlo o siguiera intentando escapar. Ver a Jimin tan tranquilo saboreando el arroz desabrido que había preparado se le hacía la cosa más extraña del mundo.
– ¿Sabes? –dice Jimin mientras da un sorbo a la botella de agua–. He estado pensado.
Jeongguk se le quedo mirando más no dijo nada. A pesar de que Jimin se veía más compuesto que los días anteriores, su cara seguía sucia y las mejillas se le habían acentuado bastante dándole un aspecto enfermo. Era difícil pensar que en aquellas condiciones pudiese estar tranquilo.
– Cuando hablamos por primer a vez yo estaba demasiado feliz, ¿sabes por qué? –Jeongguk negó con la cabeza y Jimin soltó una risita irónica– Bueno, porque pensé que por fin había logrado llamar tu atención y tener una chance de conocerte. Pero ahora me di cuenta que esa no fue la primera vez que interactuamos, ya había pasado antes y tengo un recuerdo de eso.
En ese momento Jimin se gira nuevamente hacia la pared y lleva su mano hasta la nuca para levantar los mechones que colgaban de su cabello. Jeongguk tragó saliva apenas vio la cicatriz alargada que se encontraba en ese punto y los recuerdos de hacía un año nublaron su mente como un torbellino.
– ¿Fuiste tú, verdad? –pregunta Jimin al darse vuelta y mirarlo a los ojos.
Jeongguk asiente.
– Y hace dos años, cuando yo estaba llorando en el columpio. También eras tu, ¿no?
Jeongguk vuelve a asentir.
– Vaya... Jodida mierda. Enserio eres un maldito psicópata y para colmo asesino.
Jimin sigue comiendo como si nada mientras a Jeongguk le temblaban las manos de frustración. El no debería dejar que su prisionero le hablará de esa forma pero era incapaz de moverse y castigarle por su mal comportamiento aunque tratara con todas sus fuerzas. Estaba muy enojado, no con Jimin sino consigo mismo por ser tan débil y no poder hacer a un lado aquellos confusos sentimientos.
– Muchas gracias –dice Jimin cuando termina el pato y se bebe el agua–, ha estado rico pero al arroz le falto sal.
Diciendo eso vuelve a la posición en que lo encontró dándole la espalda. Indignado, Jeongguk pateo la bandeja de comida y salio del calabozo dando un portazo. Jimin no podía hablarle de esa manera, no podía desafiarlo así. Por un momento se le cruzó por la cabeza que el chico había descubierto su secreto, que de alguna forma había averiguado que no por alguna extraña razón no era capaz de matarlo y ahora lo usaba en su contra.
Pero eso era imposible, ¿no?
[ ♡ ]
Nota: Maratón 2/4.
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Sr. Payaso ◆ Kookmin ; 국민
Fanfiction❝Donde Jungkook se viste de payaso para asesinar y Jimin no lo sabe.❞ ✿ Advertencias: Contenido homosexual, asesinatos. ✿ Fanfic Kookmin, Jungkook activo. ✿ No se permiten copias ni adaptaciones © ...