Mi verdadera forma

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Capítulo 15. Mi verdadera forma.

Cuando Leonard le había propuesto el salir oficialmente, Zael había pensado que todo iba a ser miel sobre hojuelas. Imaginó besos cada cinco minutos, salidas juntos a comer fuera, sexo desenfrenado todas las noches.

Una fantasía.

Una bella fantasía que distaba kilómetros de la jodida realidad.

Una fantasía que le tenía molesto, en su habitación, de brazos cruzados con la vista al techo, solo. Era la cuarta noche así y ya no lo soportaba más. Se levantó enojado y cruzó el pasillo entrando sin tocar a la habitación de Leonard. El mayor estaba saliendo del baño sin toalla y dio un respingo cubriéndose cuando le vio entrar.

—¿Qué sucede? —preguntó enojado arreglándose la toalla alrededor de la cintura— ¿Podrías tocar la puerta antes? Yo te puedo abrir.

Zael había visto el delicioso cuerpo del humano y se mordió el labio lujurioso, mierda ¿Por qué tenías que estar así? El enojo se le había bajado, pero agitó la cabeza y le puso mala cara. Actúa enojado, vamos.

—Exijo dormir contigo —sentenció.

—¿Qué? —espetó Leonard viéndole confundido— De ninguna manera.

—¿Por qué? —frunció los labios— Hicimos el amor en tu escritorio, vimos películas en la misma cama, jugamos a los videojuegos en la misma cama, somos una pareja desde hace tres días ¿Por qué diablos no estamos actuando como una?

Leonard parpadeó con sorpresa ante el reclamo de Zael, y bajó la mirada apenado al entenderlo.

—Pero, dormir juntos en la misma cama significa... —balbuceó inseguro.

—Significa que somos una jodida pareja —gruñó.

—Zael, las malas palabras...

—No me digas nada —se le acercó y le vio a los ojos—. Quiero dormir contigo esta noche.

Leonard se hizo un paso atrás, el calor se le subió a las mejillas con la petición y veía hacia un lado.

—N-no estamos casados —farfulló.

—No estamos casados y lo hicimos en tu escritorio ¿Sabes? —le buscó la mirada— Eso es algo obsoleto, esos pensamientos son de antaño ¡Leonard! —chilló.

Leonard cerró los ojos con el grito de Zael y luego volvió abrirlos aun sin verle.

—B-bien —suspiró segundos después—, pero, sólo será dormir ¿De acuerdo? —le vio de reojo.

El rostro de Zael se iluminó al instante y sonrió amplio asintiendo con la cabeza. Fue directo a la cama acomodándose en esta, extendió los brazos y acompañó la acción con un suspiro de gusto. El aroma de Leonard le rodeaba revolviéndole el deseo, abrió los ojos para ver al mayor desde esa posición y le llamó con el dedo.

—Sólo dormir —aclaró el castaño pasándose la mano por la nuca con algo de nerviosismo.

Gracias a Dios que era viernes, pues a Leonard le había tomado bastante rato el conciliar el sueño. Tener a Zael cerca de él, acurrucándosele en el costado, colando una pierna entre las de él... De verdad que ese demonio no tenía vergüenza. Zael disfrutaba la cercanía con su humano tanto como el tener sexo. Bueno, no exageremos, pero estaba feliz por haber pasado otro nivel más con el intrincado y rígido Leonard Bless.

*

Los demonios no necesitaban dormir, o al menos no tan seguido, su modo de reorganizar su energía era entrando en trances de relajación y cada uno tenía sus peculiaridades, justo como las mañas de los propios humanos. Esta vez, Zael se había dejado llevar tanto por la confianza en Leonard que no se percató de que liberaba su cola, ello como reflejo de querer abrazar lo más que pudiese al castaño. De ese modo, la delgada y larga cola marrón buscó su camino enrollándose desde el muslo hasta la pierna izquierda del psiquiatra.

El Psiquiatra del DemonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora