Los otros

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Capítulo 16. Los otros.

<<—Espera... Zael ¿Qué, qué crees que...? Eres un hombre, eso no... No deberías... —>>

<<—Oh, claro que sí debo, quiero. Déjame hacerlo ¿Sí? —>>

<<—Lo harás, de, de todos modos ¿Verdad? —>>

"Y me sonrió de todos modos. Y lo hizo de todos modos. Y..."

<<—¿A estas alturas todavía te importa una trivialidad como el género? ... ¿Qué? ¿Tampoco te la ha mamado una mujer? ¡No juegues! —>>

—¡Doctor Bless! –exclamó Bianca por tercera vez agitando la mano en frente de su rostro.

El psiquiatra dio un respingo y parpadeó aturdido enfocando la mirada en la mujer que le había gritado (o al menos esa fue la impresión que le dio). La risa de la chica le hizo sonreír avergonzado y se acomodó los lentes mientras le saludaba.

—¿Soñando despierto? —preguntó la hermosa rubia.

—Algo así, supongo —respondió aclarándose la garganta ¿Cómo se permitía perderse en algo así estando en el trabajo? Volvió la mirada a la pantalla y revisó dónde había quedado; terminaba el informe médico de la última paciente de esa mañana, otro trastorno depresivo—. Me distraje.

—Sí, fue bastante evidente —dijo ella sonriéndole.

Leonard le vio de reojo y sonrió leve en correspondencia.

—¿Y qué se te ofrece? Hoy no es día de visita médica.
—Hum, bueno —titubeó Bianca sonrojándose—, no lo es, pero, sólo vine porque, porque quería invitarle a un almuerzo. Me encantaría que aceptara.

El galeno detuvo el tecleo y volvió la mirada a Bianca, soltó un discreto suspiro y negó con la cabeza.
—Bianca, creo que ya hemos hablado de esto antes. De verdad no aceptaré ese almuerzo, ni el que sigue y, disculpa si soy brusco pero, ni nunca.

Las cejas de Bianca se fueron arqueando con cada palabra de rechazo del psiquiatra, su mirada se humedeció sólo un poquito y desvió sus irises almendrados al suelo sonriendo triste.
—Esto... Pero, doctor Bless, sólo le estoy invitando como amigos y...
—Ya estoy saliendo con alguien —interrumpió las explicaciones de ella tratando de ser lo más amable posible, pero lo más claro que podía. Leonard sabía que ese "como amigos" era todo menos eso. No era la primera vez con Bianca.

Ella dio un respingo silencioso y sus ojos desorbitados se posaron en la figura del doctor que ya se ponía de pie. Bianca negó ligero con la cabeza, parecía hacer un esfuerzo grande por no soltar una lágrima.

—¿D-disculpe? ¿P-pero, en qué, en qué momento...?

—Gracias por todo, Bianca —dijo el castaño ya en frente de ella. Le tomó de una mano, la amabilidad de Leonard era una de las cualidades más agradables que tenía, pero también podía llegar a ser la más terrible—, pero de verdad debes detener esto. Ya estoy con alguien y estoy bien con esa persona
Bianca veía hacia las manos del doctor tomando la suya, apretó sus labios pintados en carmesí en un intento desesperado para no soltar una lágrima. Sólo asintió con la cabeza varias veces.

—De acuerdo —susurró ella—, entiendo, entiendo —dijo encogiéndose de hombros—, supongo que... me siento feliz por ello. Ella está haciendo un buen trabajo contigo —asintió varias veces con la cabeza—. Ya había notado tu nuevo semblante.

Leonard quería corregir ese "ella" por un "él", pero se limitó hacerlo en su mente. Se despidió de beso en la mejilla de Bianca, como señal de adiós y esta vez ella no pudo evitar derramar una lágrima, la limpió con tanta rapidez que casi pasó desapercibida.
—Bianca, encontrarás alguien...

El Psiquiatra del DemonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora