[En multimedia Nathaniel (Nate) Clayton]Capítulo 2. Niños ricos, malcriados y mimados
Megan se queda perpleja ante las palabras que acabo de soltar. Creo que hasta yo misma estoy sorprendida con encontrármelo aquí.
El resto de alumnos están en silencio contemplado la famosa entrada de los cinco chicos que atraen más de un suspiro por parte del género femenino y más de un sentimiento de envidia por parte del masculino.
Blake, el que Megan me ha descrito como el líder del grupo, se dirige hacia el mismo chico bajito que minutos antes me dio un empujón en las escaleras y los demás le siguen.
—¿Zapatos marrones?¿De verdad? —pregunta Blake elevando su voz.
El chico bajito, cuyo nombre no me sé, comienza a agachar su cabeza y mirar hacia el piso.
—Son un regalo de mi abuela. Ella quería vérmelos puestos —justifica. Sin embargo, el castaño no parece dar por válida su justificación y suelta un suspiro.
Acto seguido, se da la vuelta y mira a los demás integrantes de su grupo.
—Un regalo de su abuela dice —comenta entre risas mirando a sus amigos, quienes imitan su gesto, menos Nathaniel. Él permanece estático sin expresión ninguna— ¿Y donde queda el espíritu escolar trayendo adecuadamente el uniforme?¿Acaso te crees superior que los demás y por eso traes zapatos marrones en vez de negros? —pregunta enfocando su vista en el muchacho bajito.
—N-no, c-claro que no —tartamudea, casi sin poder hablar.
Blake se da la vuelta y camina hacia dónde está Charles.
—¿Tienes la salsa especial que te prepara tu sirvienta para tu comida? —le pregunta, a lo que Charles asiente.
—Claro, tú sabes que la traigo todos los días —aclara.
—Dámela —le ordena Blake, a lo que Charles accede tan siquiera sin rechistar. Me sorprende como ha podido acceder tan rápido sabiendo que forma parte de su comida.
Una vez que Blake obtiene el bote con la salsa se vuelve a dirigir hacia el chico con los zapatos marrones. La situación hace que me tense, sobretodo al pensar en lo que puede llegar a hacerle a ese chico.
—Y-yo lo siento Blake, no quería causar ningún problema —El chico sigue intentando suplicar misericordia pero parece ser que a Blake sus súplicas no le causan ningún tipo de sentimiento.
Este chico no tiene corazón.
—No tienes solo con venir con un uniforme diferente sino que ahora me llamas directamente por mi nombre como si fueras alguien cercano a mi —Blake mueve su cabeza de un lado a otro hasta que finalmente abre el bote con la salsa de Charles y se lo tira encima de los zapatos del chico—. Creo que así aprenderás la lección —añade con aires de superioridad.
Todos los demás permanecen en silencio observando la escena. Las reacciones de los estudiantes son totalmente diferentes, mientras que algunos se ríen, otros se han quedado boquiabiertos e incluso hay otros que parecen sentir lástima por el chico.
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Paradise Five
Ficção AdolescenteHailey Donnovan pensaba que era una adolescente como otra cualquiera hasta que llegó a Uptown Way. ¿Y quién no sabe que es Uptown Way? Cuando todos los jóvenes hijos de empresarios, políticos, famosos, multimillonarios y todos aquellos de clase soci...