Capítulo sin editarCapítulo 14. Soy un total fantasma.
Me despierto por la mañana y recuerdo como terminó todo ayer con los Paradise Five. Nate se enfadó y eso conllevó a que terminara aceptando la propuesta de Blake y se marchasen todos. Jacob es cierto que fue el único que vino a intentar despedirse de mi y ver cómo estaba antes de irse con sus amigos.
Cuando bajé a acompañar a Jacob para irse con el resto, Nate ni siquiera me miró, no existía para él. Me recordó a cuando se enfadó porque se pensaba que me avergonzaba que nos viesen juntos pero versión extrema de enfado.
Los presentes parecía que se dieron cuenta pero todos decidieron mantenerse fuera del tema y no preguntar. Ni siquiera lo hicieron mis amigas cuando se fueron y nos quedamos viendo nosotras teen wolf.
Ahora que es un nuevo día y he conseguido que los Paradise Five me dejen tranquila veo todo de otra manera. Me siento optimista y presiento que será un buen día.
Cuando llego al instituto todo sigue igual, incluso la entrada de ellos. La única diferencia es que ahora ninguno me mira, ni siquiera Jacob. Es como si fuese un fantasma para ellos.
Durante el día siguen haciendo lo mismo: en las clases, en el comedor, en el patio, ninguno se sienta conmigo, ninguno me mira y mucho menos me dirigen la palabra.
Para mi sorpresa se siente raro, incluso que Blake no se meta conmigo es raro aunque en cierta manera lo prefiero así.
—¿Qué le dijiste ayer a Nate? —Megan toma asiento en frente mía en el comedor. Está preocupada.
—Nada, ¿por? —cuestiono sin entender muy bien a que viene su pregunta.
—Sydney está un poco molesta porque hoy Blake lleva todo el día pasando de ella y es raro porque Eliot y Charles también lo han hecho de mi —comienza a explicarme mi amiga pelirroja, la cual hoy lleva su pelo recogido en una trenza—, es como si no existiéramos.
Mientras escucho a Megan no puedo evitar desviar mi mirada hacia la mesa de ellos, de los Paradise Five. Ahí están los cinco como si nada, junto con Leyna y el rollito de Charles. Hablan, se ríen y ni se dan cuenta de que les observo. A estas alturas ya Blake me hubiese lanzado una mirada fulminante, es como si lo que hablamos ayer Nate y yo lo estuviese llevando a la realidad de forma radical.
—Le dije que me daba miedo y que no quería tener que ver con ellos —confieso un tanto avergonzada puesto que, a pesar de que a mi no me repercute que pasen de mi, no quiero que hagan lo mismo con mis amigas.
—Joder pues sí que le caló hondo al tonto de Nate.
Me muerdo el labio pensando en si tal vez tendría que haber sido menos borde. Sin embargo, cuando le miro y veo lo bien que se lo está pasando con sus amigos siento como si tampoco es que le hubiese afectado tanto.
—¿Y tú con lo tuyo como vas? —le pregunto a Megan intentando desviar el tema para no pensar en la pelea con Nate.
Megan de repente se paraliza y casi se atraganta al beber agua.
—Calla Hailey, aquí no —me indica incluso haciendo el gesto de silencio—. Además, eso ya pasó, no saquemos más ese tema.
Lo ha dicho de forma muy contundente. No sé si le molesta, si se avergüenza o qué es. Lo que sí se es que tiene que ser algo gordo para que se ponga así.
—¿Qué mierdas le pasa a Blake conmigo? —Megan y yo hubiésemos seguido hablando si no hubiese sido por la interrupción de Sydney.
Está cabreada. Desde que se sienta con nosotras no deja de fulminar con la mirada a Blake.
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Paradise Five
JugendliteraturHailey Donnovan pensaba que era una adolescente como otra cualquiera hasta que llegó a Uptown Way. ¿Y quién no sabe que es Uptown Way? Cuando todos los jóvenes hijos de empresarios, políticos, famosos, multimillonarios y todos aquellos de clase soci...