CAPÍTULO 3 - NUEVA VIDA

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Capítulo 3 - Nueva Vida


Sentí como el poder recorría mi cuerpo, me sentí viva y llena de energía.

Desperté en la oscuridad más profunda y me sentía desorientada al no saber en donde estaba. Intenté respirar pero me di cuenta de que no era necesario, porque realmente no podía; por un momento me asusté, pero los recuerdo vinieron a mi mente al instante.

No pude evitar sonreír, pero ahora mi prioridad, era descubrir en donde estaba y salir de aquí. Quise levantarme, pero en cuanto lo intenté me golpee la cabeza con algo duro, así que extendí mis manos y pronto comprendí que me encontraba en un ataúd, o al menos eso me parecía.

Sin darle importancia a eso, puse mis manos justo en el centro y comencé a hacer fuerza para levantar la madera, pero sólo me bastó un poco, ya que en seguida la madera se quebró. La tierra empezó a entrar dentro a medida que rompiendo al ataúd. Cuando al final, pude salir me sumergí en la tierra que gracias a que se encontraba húmeda me facilitaba la salida.

Al llegar a la superficie, sentí que alguien me ayudaba a salir del todo tomándome de la mano con delicadeza.

- Hija mía -. Me dijo Él, sin soltarme de la mano.

Al principio me sentí confusa nuevamente, pero en cuanto le miré mejor, sentí una conexión entre nosotros. Como si Él fuera mi otra mitad, y no en el sentido romántico de la palabra, no, era como si fuera mi padre, mi hermano, mi todo.

- Padre -. Le dije, dándole mi mejor sonrisa.

- Ven sígueme, la noche es larga y nuestra aliada.

Todo me parecía raro y sorprendente. Era como si tuviera el mayor poder del mundo recorriendo mis venas. Sí, loco, ya que era una bruja, pero este poder no tenía comparación con nada. Lo sentía todo, lo veía todo y lo escuchaba todo.

- ¿Debo entender que esto significa que estoy muerta? -. Pregunté, sin poder ocultar mi fascinación.

- No hija mía, se encuentra más viva que nunca.

Y era verdad.

* * *

Mi padre me guió hacia una vieja mansión, era antigua y oscura, como todo lo que la rodeaba. Sentí como la muerte hacía rato se había apoderado del lugar.

- ¿No le agrada estar acá? -. Me preguntó, al ver que no me movía más.

- No... no es eso... simplemente aun no comprendo nada de esto -. Le respondí, bajando la cabeza.

- No se preocupe, ya lo harás.

Volvimos a empezar a caminar hasta llegar a la entrada, en donde unas puertas de madera pesada se abrieron, dejándonos paso. Él me guió hacia adentro.

Sí, sin duda esa mansión tenía más años que el Castillo de Hogwarts...

Caminamos por una pasillo hasta llegar a una escalera, que empezamos a subir, hasta llegar al final, en donde caminamos por otro pasillo, pasando puertas cerradas, hasta llegar al final, y abrió la última habitación, y me hizo señas para que entrara.

- Vida, debe de estar hambrienta, así que la llevaré a comer. Pero primero arréglese.

Luego de darme una breve reverencia, me dejó sola en aquella inmensa habitación, que ahora me pertenecía. Era de por sí oscura, pero la habitación se encontraba más o menos iluminada por distintas velas distribuidas en la habitación en sus candelabros, pero que en realidad no eran necesarias, ya que tenía una vista magnífica.

Revisé todos los placare y cajones que había, encontrando para mi deleite ropa, zapatos y joyas de todo tipo. Sintiendo la emoción que una mujer siente al ver semejante cosa, tomé un vestido de color negro y rojo ajustado, botas de tacón altas, y ropa interior negra de encajes. Un collar de diamantes rojos. Todo parecía hecho a mi medida, como si Él hubiera estado esperándome por un largo tiempo.

Entré al baño y mientras observaba a mi alrededor me quité toda la ropa sucia. Maravillada observé mi reflejo en el espejo, mi piel se encontraba totalmente lisa y sin cicatrices a la vista. Emocionado, esperando que aquella horrorosa cicatriz hubiera desaparecido como las demás... pero mi felicidad se esfumó por completo al ver que aun seguía ahí, brillante y palpable... pero preferí olvidar aquello que existía como últimamente lo estaba haciendo.

Recorrí con las yemas de mis manos mi cuerpo, mi cara. Era la primera vez en mi vida, que me sentía realmente hermosa, resplandeciente.

Volví a mirarme por última vez en el espejo y me metí en la bañera que había llenado con agua caliente, bien caliente. Me sumergí por completo saboreando la sensación que me producía.

Sabía que esta era la última vez que iba a poder disfrutar del agua, o de ver mi reflejo. Sabía lo que me esperaba al salir de esta habitación, mi padre, me iba a enseñar a alimentarme y en cuanto la primer gota de sangre que caiga en mi boca, todo aquello se desvanecerá por completo para convertirme en un verdadero vampiro. Pero, ¿quería realmente eso? ¿Quería perder todo (mi magia, mis amigos, mi vida...) por esto?

Dudas... dudas y más dudas... ¿qué hago? ¿Qué deseo? Mmm... sonreí con malicia.

Quiero esto y lo deseo. Así que saliendo de la ducha, me sequé y vestí. Esto se trata de mí, no se trata de Harry, ni se Ron, ni de ninguna persona. Tal vez pierda la magia, mi reflejo, tal vez pierda hasta mi apellido, pero no le debo nada a nadie, así que no iba a perder esta posibilidad de forjar mi nuevo destino. De elegir lo que quiero ser.

Puede que esta decisión sea egoísta, pero es momento de serlo. Así que lo seré...

* * * 

Kill Me, Heal Me [Dramione] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora