CAPÍTULO 17 - MI NUEVO YO

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Capítulo 17 - Mi Nuevo Yo

El agua cayó con fuerza contra mi cuerpo. Esperaba sentir ese cosquilleo instantáneo que solía sentir por mi condición de Vampiro, pero no fue así.

Era extraño no sentir nada, era extraño contener un huésped que anulaba cada fibra en mi interior. No sabia que pensar, ya que no entendía la situación. Podía escucharlo susurrar en mi cabeza; como hacía un momento.

Ni bien desperté de aquella inducción, vi a la niña para justo a mi lado, y el demonio se apoderó del control de mi cuerpo y cuando pude recuperarlo, ya era demasiado tarde: había tenido sexo duro con una pequeña vampiresa, y a pesar de la dureza, mordidas incontrolables, y cortes profundos por uñas filosas y puntiagudas, no había sentido nada en verdad.

Que pase esto y estar muerta, es lo mismo.

El agua lavó la sangre seca de mi cuerpo, así como los últimos vestigios de sentimientos que aún me quedaban.

Luego de nuestro alocado encuentro sexual, habíamos dejado a Ginny en la enfermería, arreglando el tiempo y sintiéndonos extrañas pero tranquilas al no ser descubiertas.

Sangre necesitaba desesperadamente sangre. Había estado no tener que encontrar un lacayo y sobrevivir con unas pocas gotas por semana, pero el demonio dentro de mí me susurraba que si hacia eso, una noche sangrienta me esperaba por delante y yo sería la causante.

Salí de la ducha y me arreglé, me puse un pantalón de cuero bordo y una camisa negra, sin ropa interior, si esto lo hubiera hecho horas antes, me parecería algo ridículo y horrible, pero ahora no me importaba, me sentía libre del molesto sostén y demás.

Miré la hora y vi que eran las doce en punto, intuía que Harry y Ron estarían con Ginny y familia todavía, felices de que la niña de la casa estuviera viva; así que me escabullí por el cuadro y me perdí entre los corredores.

Sabía que le tocaba turno a los prefectos de Revenclaw y Huffepuf, pero más prefería algunos de los primeros, quería alguien inteligente y meticuloso como lacayo, no alguien feliz y tranquilo de la vida. Por lo tanto, caminé por los pasillos en la búsqueda de aquel que pudiera servirme, el más adecuado. Hasta que lo encontré.

Sentí sus pasos detrás de mí, y me quedé parada, justo al frente de una gran ventanal, en donde los reflejos de la luna casi llena alumbraban débilmente el pasillo.

- ¡Eh! ¡No puedes estar en el pasillo, son más de las doce! - Me gritó, viniendo a mi encuentro.

Me gire lentamente, provocando en mi un aura de seducción y tentación. El chico se detuvo de golpe y me miró embobado.

- Dije tu nombre -. Le ordené, aguantando las ganas que tenía por lanzarle encima de él y clavarle los colmillos sin ninguna compasión. La Bestia dentro de mi, gimió con molestia.

- Aaron Wilsom -. Respondió, en seguida.

- Aaron -. Ronronee. - Acercate a mi.

Caminó con lentitud hacia mi, sin dudarlo. Sus ojos brillaban y su corazón latía con fuerza. Cuando estuvo a unos centímetros lejos de mi, pasé mis brazos por sus hombres y así lo sostuve.

- Dime Aaron, ¿qué piensas si te digo que has sido seleccionado para ser mi... Comida andante? -. Le pregunté, y a pesar de que sabía que lo que estaba diciendo estaba mal, me encantaba como sonaba.

- Seré lo que usted quiera -. Me respondió.

Y la Bestia dentro de mi me dominó por completo. Clave los colmillos en su cuello y bebí hasta que su corazón se debilitó al punto de la muerte. Ambos, demonio y yo, casi bailamos de gusto y fue requisito. Me separé de él, sintiéndome completa y mordiéndome la muñeca derecha, le di de beber mi sangre, por dos motivos:

1. no quería que mi comida acabará demasiado pronto, y;

2. estaríamos conectados, de esa forma, si lo necesito él me encontraría en seguida.

Él bebió a gusto, hasta que la herida se cerró y luego me miró aún más embobado. Miré su cuello y vi que en su cuello habían dos lineas de sangre que se habían derramado. Y tuve una idea muy loca pero a que mi demonio le encantó.

- ¿Quieres visitar el baño de los prefectos? -. Le pregunté, y él me siguió como un cachorrito.

* *  *

Al día siguiente, aún seguía despierta y el humano dormido plácidamente en mi cama. Escuché las campanadas anunciando las cinco de la madrugada, y por lo tanto, era hora de despertarlo y echarlo, así que me levanté del asiento en donde me encontraba y prácticamente lo tiré de la cama.

- Vuelve a tú habitación -. Le ordené, y él sin dudarlo agarró su ropa y salió de la habitación.

Me la lancé a la cama, ni siquiera había sido con la fuerza que solía hacerlo, pero aun así, rompí las patas de la cama. Ahora podía entender de donde habían salido los moratones de Aaron.

- ¿Desde ahora las cosas siempre serán así?

- Siempre, cariño mío, siempre -. Respondió mi demonio interior, y a pesar de que debía asustarme, no lo hizo, porque después de todo, no sentía nada.

Debía aceptar que ésta estará mi nueva yo, al menos, hasta que la Bestia dentro de mi, saliera de una vez por todas o yo muriera... Lo primero que suceda estaría bien para mi.

* * *

Kill Me, Heal Me [Dramione] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora