Kill Me, Heal Me [Dramione]

CAPÍTULO 22 - ENFRENTAMIENTOS Y PÉRDIDA DE CONTROL

CAPÍTULO 22 - ENFRENTAMIENTOS Y PÉRDIDA DE CONTROL

Sentí como algo líquido caía en mi rostro, algo molesto e incómodo. Me removí en la dura superficie y luego abrí los ojos al recordar que había pasado.

Vi como la niña tenía una mano encima de mi cara y el líquido que cía en mi rostro era su sangre.

- ¿Qué haces? -. Le pregunté molesta, alejándola de mi con un empujón.

- Es sorprendente, me curo a una velocidad impresionante... Lo... Lo sé todo, puedo sentirlo todo -. Me dijo, pasando sus manos por su cara, y luego por su cuerpo. - Me siento caliente. ¿Por qué hay tanta diferencia? ¿A caso soy maestra? ¿Qué es esto?

- Pues la verdad es que no, nunca lo serás, la línea termina conmigo -. La detuve, antes de que siguiera haciendo preguntas. - Cada vez que se convierte a alguien, la sangre y la esencia que es transmitida a la otra persona, va mutando de tal manera, que hace imposible que sea netamente puro. Pueda que tengas sangre pura, pero no lo suficiente como para soportar el proceso de transformación, las células mutan solo lo debido.

- Aún así, siento que puedo matar a un ejercito de humanos en cuestión de segundos -. Me dijo, mientras sus ojos cambiaban de color, confirmando que el sentimiento era genuino.

- Pues si haces eso, te arrancaré el corazón, de una manera tan lenta que podrás apreciar el momento -. La amenacé, comenzando a dirigirme hacia el castillo.

- Entonces por el momento no lo haré -. Dijo, para luego salir corriendo, dejándome sola en el bosque.

Saqué varias ramas del cabello y maté una araña que intentaba meterse en el escote de mi vestido.

- No de viste hacerlo -.  Me recriminó la bestia dentro de mi. - Eso puede ser un problema... Un problema que se puede resolver arrancándole la cabeza.

- Tranquilo bestia, tú nunca tomarás posesión de mi cuerpo -. Le advertí, sintiendo un escalofrío recorrer mi cuerpo a causa de su intento por influenciarme.

- Cuando sea fuerte, ya no dirás lo mismo -. Me amenazó, y removiéndose dentro de mi, se volvió a callar.

Haber hecho aquel ritual me había dejado débil, hambrienta y un tanto desorientada, incluso me sentía lenta. Tanto, que cuando una estaca atravesó mi pecho me tomó un segundo darme cuenta de lo ocurrido.

- ¡Muere! -. Gritó alguien detrás de mi, clavandome otra estaca.

Caí de rodilla mientras que la poca sangre que me quedaba manchaba el vestido y el suelo. La bestia dentro de mi se removió asustado, intentando darme fuerzas para que no me secara. Y lo sentí, sentí como me recomponía y usé esa fuerza renovada para sacarme ambas estacas. Después me levanté y giré, para enfrentar a mi oponente.

- ¿Te atreves a enfrentar a un vampiro sin luna? Cariño, estás perdida -. Le dije, a un Slytherin, un niño de ojos verdes el cual ni siquiera sabía su nombre.

- La luna no me domina, chupasangre -. Me informó y arrancándose la ropa, comenzó a metamorfosearse.

Ambas comenzamos a luchar, mientras ella me clavaba sus garras en mi espalda, yo lo hice en su cuello. Su fuerza era impresionante y la velocidad era incomparable, me sobrepasaba en todo, era un hecho extraño, ya que en la última luna, había comprobado que eran lentos, unos críos; pero ahora parecía un lobo adulto, casi un alfa.

Grité cuando me mordió el cuello, y me arrancaba un pedazo de piel, no había forma de detenerla y ya me estaba cansando.

- Dejame a mí, yo puedo hacerlo -. Me dijo la bestia, pero no quería, no podía hacerlo. - Sabes que estás débil, el ritual te dejó casi seca y ahora te está venciendo el enemigo, y eso es una vergüenza, el Maestro se desilusionará.

El lobo estaba encima de mí, así que utilizando toda la fuerza que tenía, flexione las piernas y poniendo ambas manos en cada hombro, levanté al lobo y lo lancé lejos. Y a pesar de que me iba arrepentir, abrí la "puerta" y dejé que la bestia entrara, que tomara el control de la situación, sintiéndome una idiota y sobre todo débil.

Pero cuando la bestia tomó el control, ese sentimiento desapareció, y me sentí renovada y capaz de todo.

- Esto será inolvidable -. Celebró, utilizando mi boca para manifestarse.

El lobo volvió a abalanzarse hacia mi, pero esta vez lo agarre del cuello y golpeé su cabeza contra un árbol, el cual se astillo y varios trozos se clavaron en cara. El lobo aulló de dolor, y trató de defenderse, pero volví a golpearlo. Luego lo solté.

El lobo sacudió la cabeza, y a pesar de que seguía haciendo un sonido lastimero, volvió a atacarme. Lo empujé y se cayó con fuerza contra el suelo, me acerqué y pisé su pata delantera, tanto, que sentí el crujido de sus huesos bajo mi pie.

- La idea de matar con un plan cutre como el tuyo es de pena -. Dije, viendo como su sufrimiento me deleitaba.

Escuché como sus huesos volvían a su lugar, y sus heridas comenzaban a curarse.

- Eres fuerte cachorro, y da curiosidad saber que es lo que has hecho para convertirte en esto -. Seguí, alejándome un poco, esperando su próximo golpe.

El lobo aulló con ferocidad, y luego se abalanzó sobre mí, pero esa seria su última vez. No lo pensé, sabía que algo iba a ocurrir, pero no pensé que Eso.

Vi su corazón en mi mano derecha, pero no tuve tiempo de reaccionar ante este hecho, ya que sentí como algo dentro de mi se quebró; era doloroso, pero a la vez placentero. Sentí como algo dentro de cambiaba, no por completo, sino una parte importante de mi ser. Lo sentí como un virus, el cual poco a poco iría infectando todo.

Pero no me afecto, por el contrario Sonreí y hasta clave mis colmillos en el corazón que aún sostenía.

El chico volvió a convertirse en humano; en un humano muy muerto.

- ¿Qué sucedió? -. Preguntó Annabella detrás de mi.

- Algo que no pienso explicar. Entierra el cuerpo o has algo que parezca un accidente o algo así -. Le ordené, dejando caer el corazón justo al lado del cadáver.

- No pienso hacer el trabajo sucio -. Se quejó, cruzándose de brazos. - Además, ¿por qué puedes matar a alguien, cuando no hace mucho me amenazaste con la idea de que yo mate a alguien?

- Hace lo que te ordene -. Le dije con dureza. - No tienes porque saber nada.

Ella se puso derecha, y caminó hacia el cuerpo, intentó arrastrarlo pero las ramas y piedras no se lo permitían, le era complicado, así que poniéndoselo en el hombro, caminó hacia el centro del bosque.

- Esto es una mierda -. Se quejó, mientras yo me sentía una reina a punto de sentarse en su trono de huesos y sangre.

* * *