CAPÍTULO 21 - DÍA DE VISITAS Y PACTOS DE SANGRE - P2

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Capítulo 21 - Día de Visitas y Pactos de Sangre - P2

El llamado.

Lo sentí.

Una electricidad recorrió mi cuerpo y la felicidad me invadió.

Corrí el último trecho que me quedaba y entré a la habitación; al verlo parado en el centro del lugar me tiré en sus brazos, a pesar de que la bestia dentro de mi se removió con desconfianza. Besé sus labios y el dulce silencio nos abrazó por un instante, hasta que ansiosa lo rompí.

- Shhh -. Me calló. - Disfrutemos del momento en silencio.

Sonreí, estando de acuerdo con él; y disfrutamos todo lo que pudimos.

- Que lástima que sólo pueda estar en este lugar.

- Sí, lo siento. No puedo volver hacer la invocación, o al menos por un tiempo -. Le dije, sentándome en el suelo, junto a su lado.

- ¿Estás débil?

La Bestia dentro de mi me obligó a ocultarlo, a negar su existencia en su presencia.

- Para ese cometido, sí, lo soy. No soy una bruja completa, y hacer magia me trae mucho desgaste, incluso el concentrarme en levantar una pluma ya me deja exhausta. Pero estoy practicando para acostumbrarme.

Él me abrazó.

- Todo esfuerzo trae su recompensa.

- Pero no entiendo porque debo estar aquí. Sí, lo sé, para "despedirme de mis amigos". Pero ¿sabes? Ya me despedí de ellos de sobra. Ni siquiera me miran ya, somos desconocidos.

- ¿Por qué?

- Porque ya casi no me queda humanidad. Incluso tengo un...

- ¿Un qué?

- Un esclavo, y no me arrepiento de nada -. Respondí con rapidez, evitando que la bestia rasgara mis entrañas por casi exponerlo.

- Así somos, la bondad va y viene, por momento no nos interesa nada y por otro, nos apasionamos con las cosas.

- Pues presiento que nunca volveré a sentir bondad. Y es raro, porque me embriago de sentimientos humanos al beber sangre.

- Estamos creados para construir y destruir, si quieres puedes crearte a ti misma como humano, como también destruir la chispa de humanidad en ti. Eres dueña de tu existencia.

- A menos que ejerza un poder sobre mi.

- Pero nunca lo haré. Eres parte de mi, y sería como violarme a mi mismo.

Me reí y me acerqué aún más a él.

- Por cierto, ¿cómo se hace el pacto de sangre?

- ¿Qué vas hacer?

- Algo egoísta, algo para propio beneficio mío -. Dije, mientras mis ojos se volvían rojos.

- Algo oscuro.

- Algo dulce -. Remarqué. - Pero no te preocupes. Sólo dime como hacerlo.

* * *

Miré el vestido blanco que me había puesto para la ocasión y me sentí como una niña a punto de recibir su comunión.

Cerré los ojos y traté de saber si la niña realmente se animaría a lo que estoy a punto de hacer. Quería saber si era tan estúpida como parecía y que haría en el caso de que nuestras sangres se unieran.

El Pacto de Sangre era más peligroso de lo que en verdad se cuenta. Un vampiro puede tener poder sobre el neófito o peón incluso no queriendo éste. Pero el peón también podía ejercer cierta acción sobre el Maestro. Por eso había que evaluar bien al vampiro que se quería tener bajo tutela, y a quien se convertía en un ser de la oscuridad.

Si bien tiene muchas consecuencias más hacer un pacto de sangre, también hay buenas. Una de ellas es que si el maestro esta por morir, el peón puede dar su esencia por él y morir en su lugar, o incluso dejar que se alimente de él, y por supuesto, hacer todos los trabajos sucios por su maestro.

Abrí los ojos, al escuchar como poco a poco la niña se acercaba y miré la luna. Pronto habría luna llena y los lobos saldrían por un poco de sangre, nuestra sangre. Sería interesante volver a repetir la experiencia.

- Bueno, aquí me tienes -. Dijo, interrumpiendo mis pensamientos. - ¿Por qué el vestido?

- Tenía ganas de aparentar pureza -. Respondí, levantando un poco la falda, como una niña con vestido nuevo.

- Porque es lo único que puedes hacer...

- Cuidado pequeña, no vaya a ser que pierdas la cabeza.

- No te atreverías.

- Oh, claro que sí. Pero no ahora, no hoy. Voy a revelarte un montón de cosas, fundamentales para la vida vampírica. Ven, acercarcate.

El la dudó por un instante, pero al final lo hizo.

- ¿Qué vas a enseñarme?

- Primero lo primero. Dame tu mano.

Con rapidez, antes de que pudiera hacer nada, saqué un cuchillo de entre los pliegues del vestido, y se lo clavé en su muñeca derecha, al punto de desgarrarle una de las venas más importantes del cuerpo. Luego, hice lo mismo con mi brazo.

- Algo sangriento siempre se merece algo salvaje -. Le dije, en cuanto un aullido de dolor salió de sus labios.

Conecté mi vena con la de ella, cosa sencilla por RL código genético vampírico que compartimos, a pesar de que el de ella fuera más débil que el mío.

Pronto nuestra sangre comenzó a mezclarse, el intercambio directo. Podía sentir como el débil latir de mi corazón intentaba bombear con más fuerza intentando amoldarse a la nueva sangre.

- Nah my durth they. My freu my sdet my donr my thu prot. Beg wyn qajot keyn we bret yar per. Sad get my xat rip mja ñif nad wol ney ulp sel ker ñao ret kuy har eyt dou laod bwy noe huf.

- Yo te ofrezco mi oscuridad. Mi don, mi esencia, mi eternidad, mi alma en pena. La sangre que nos une, nunca será quebrantada. Tú eres parte de mí, como yo soy parte de ti, y ésta lealtad nunca se perderá, como una vida humana nunca pierde su cúmulo de energía.

Cada palabra que ambas decíamos era aún más doloroso que la anterior. Caímos de rodillas por el esfuerzo, pero que el que ella pudiera traducirlo sin problemas era buena señal, el pacto funcionaba.

La transferencia de sangre estaba completa, ahora venía la parte aún más difícil y dolorosa: la transferencia de recuerdos y saberes.

Las cosas eran más fáciles si estabas en transición de humano a vampiro, las ideas y el pensamiento es volátil, no hay nada formal o concluido como en la mente de un vampiro. Cada idea, cada pensamiento, cada hecho, todo esta finalizado, todo es más difícil porque se necesita una gran concentración, una fuerza agotadora.

Sentía como si la cabeza estuviera a punto de estallar, como la presión sucumbía y luego, ya no supe que pasó.

* * *

Kill Me, Heal Me [Dramione] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora