Había llegado a la casa de Kay cerca de la una de la tarde y terminamos el trabajo de Historia del Arte dos horas despues sin ningún problema, se nos había pasado el resto del día y cuando miré por la ventana ví todo oscuro. Giré rapidamente mi cabeza al reloj de la pared. Ocho y media. Mierda.
-Kay- la interrumpí en medio de la historia que estaba contando, ella quedó con la boca entreabierta y levanto una ceja marrón en forma de interrogación, escucuchandome- Son las ocho, de la noche.
-Oh oh- fué lo unico que dijo mirando hacia el reloj, entrecerré los ojos - Si quieres Gabe te puede llevar hasta tu casa.- Gabe era su hermano mayor y lo conocia bastante para saber que seguramente no estaría aquí un viernes a la noche más cuando sus padres estaban de viaje por negocios.
-¿Esta en casa?- pregunté mordiendome el labio, tal vez era muy temprano para ir a emborracharse con sus pervertidos amigos ¿verdad?
-Gabe!- gritó Kay en la puerta de su habitación hacia la nada del pasillo.- GABE- gritó más fuerte, nada.
-Parece que no- murmuré tomando mi bolsa del suelo dispuesta a irme caminando, no era muy buena idea por dos razones. Uno, en el barrio de Kay digamos que no era la mejor idea ir caminando de noche sola. Dos, parece que va a llover. Mi suerte este día era increiblemente buena pensé recordando al grupito de Ian y, bueno, a Ian.
-No, espera, sabes que no es buena idea- dijo Kay tomandome del brazo, preocupada- puedes quedarte aquí si quieres.
Lo pensé un minuto y cuando estaba a punto de decir que si pensé en algo, mis padres, me matarían. Un momento, mis padres, pensé feliz. Sonreí y busqué en el bolsillo de mi chaqueta. Vacio, no traje mi celular.
-Kay dame tu telefono- dije rapido. Ella me dio su celular rosa con orejas de conejo y yo marqué rapidamente el número de mi casa, luego de cinco tonos sonó la contestadora, maldecí y marqué ahora el número de mi madre, lo mismo. Oh, vamos, Dios ¿qué te he echo?
-¿Nadie?- preguntó ella mordiendose el labio.
-No, parece que hoy vendran tarde- contesté, mis padres llegan a casa a las ocho normalmente pero aveces dejan una nota en la contestadora avisando que llegaran más tarde, eso puede ser a las once, más un viernes, que es cuando ellos se toman más tiempo para hacer más trabajo y así estar libres los fines de semana.- Lo siento, me voy- dije mordiendome el interior de la mejilla. Ella asintió dudosa.
-Ten cuidado, Lea- dijo ella acompañandome a la puerta, yo solo la abracé sonriendo cariñosamente.
Nunca hubo crimenes en esta zona desde hace mucho tiempo, dejando a un lado mi suerte, que esto no pase una vez más sería algo normal. Espero. Oh, dios.
Salí de la casa de Kay y cuando iba haciendo unas dos cuadras empezó a llover, me puse bajo el techo de un local y subí la capucha de mi chaqueta subiendo el cuello hasta un poco más abajo de donde estaba mi boca y suspiré. Salí de mi refugió y practicamente corrí la siguiente cuadra entera, estaba en la esquina a donde habíamos visto a Ian al medio día, no había nadie ahora. Cuando cruzé una de las calles salpicando agua por mis pasos acelerados ví unas tres sombras acercarse y paré en seco, doble para ir por alguna otra calle pero ya era tarde, uno de los chicos encapuchados con muchos tatuajes que se le asomaban por el cuello me detuvo con un brazo. Estaba muerta, estaba tan tan tan muerta, me repetí una y otra vez en mi cabeza. Al parecer tenía razón y el universo me odiaba.
Retrocedí y choque contra un arbol, el chico ya estaba casi pegado a mi.
-¿Solita, amor?- susurró, a travez de la lluvia ví sus ojos rojos inyectados en sangre. Sentí lagrimas acumularse cuando me tomó de la cintura.- Eh, Jared, Dan- dijo con una sonrisa llamando a sus compañeros supongo, pero nadie contestó. Luego de esperar unos segundos el borró su sonrisa y miró hacia atras impaciente agarrandome con mucha fuerza contra el arbol. Traté de mirar sobre su hombro y ví una sola sombra. - Jared?- preguntó el chico drogado y la sombra se acerco al farol que emitia poca luz de la esquina y lo primero que ví fué una capucha gris, luego ojos, esos ojos celestes con los que había soñado que ahora parecían tan feroces, tan caníbales.
-¿Ian?- mumuré tan bajito que estoy segura que ni el chico que tenia pegado a mi había escuchado. Todavía no estaba segura si debía confiar en el o no.
Mi respuesta fué vista despues de que el, en un movimiento rapido, noqueó al tipo con unos golpes el la mandibula y en la cabeza. Yo solo me había quedado en la misma posición en la que estaba con los ojos demaciado abiertos probablemente y respirando agitadamente mientras miraba al tipo que segundos antes parecía querer violarme o algo. Luego miré a Ian, el se estaba secando algo de sangre que tenía en la ceja y me miraba con ¿preocupación? ¿indignación? no lo sé. El habló primero.
-¿Estas bien?- dijo colocandose bien la capucha que se le había salido. Estoy mojada, cansada y muy asustada para hablar pensé pero solo reaccione con un asentimiento, seguía en la misma posición y saqué mis manos del tronco lentamente, las miré y se podían apresiar cada una de las marcas del tronco. Me obligué a respirar calmadamente otra vez y cerré mis ojos por unos segundos, no me había enterado de cuando había empezado a llorar pero la lluvia tapaba mis lagrimas. Cuando abrí los ojos Ian estaba mirandome de la misma manera.
-Gra...gracias- me las arreglé para decir- ¿Que haces tu aquí?- era una pregunta bastante estupida ahora pero el seguia mirandome como si esperara que dijera otra cosa. El señalo a un cartel de un club de futbol llamado Club estrella que estaba frente a nosotros, no lo había visto antes.
- Acabo de salir- dijo. Fruncí el ceño, ¿Ian iba a un club de football? ¿Por qué salía a esta hora despues de todo?
-¿Salen a esta hora? ¿Y tus amigos?- pregunté viendo al rededor a algún otro del equipo pero no había nadie. Solo el y yo...y los chicos de antes. Ian sonrió de lado. Luego caí - ¿Conocias a esos tipos? ¿Donde quedaron los otros dos?- susurré retrocediendo una vez más. El rió.
- Muchas preguntas-dijo solamente y eso no me tranquilizó en nada y cuando se dió cuenta de esto,apretó los labios todavía en una sonrisa torcida- Esos tipos son nuevos, nunca me los había cruzado.- dijo a medida que la sonrisa iba desapareciendo.- Y los otros, digamos que los espanté- ¿espantar? preferí no preguntar. Por alguna razón quería creerle. Sentí viento y me abrigué un poco más con mi chaqueta.
-¿Tu que haces aqui, sola?- preguntó subiendo a su motocicleta que no estaba muy lejos.
-Um, estoy llendo a mi casa- dije sin dar muchos detalles empezando a caminar retomando mi paso. La voz de Ian me hizo parar.
-¿Te llevo?.
-¿Tu?- dije con la voz temblorosa, me odié por eso- No, pero gracias por...salvarme de esos- terminé la oración y volví a caminar, esta vez más paranoica que antes por todas las sombras que aparecían. A los pocos minutos la motocicleta de Ian paró en frente de mi haciendome dar un salto.
-Sube- dijo
-¿Estas loco? Casi me matas del susto- dije
- Sube, no voy a dejar que te violen por ahí- dijo mirando al frente con una expresión impaciente como si lo ubieran obligado a decirlo. ¿Eso sería algo tierno de su parte o raro? Tal vez las dos. Parpadeé muchas veces pensandolo. A la mierda, faltaban unas sies cuadras para llegar y no podría estar más mojada, además podría evitar otro "ataque" por así decirlo. Subí detras de el sosteniendome de la parte de atras de la moto, cuando esta arrancó de golpe esto no funcionó mucho y subí un brazo a la cintura de Ian aferrandome, cerré los ojos y me aferré bien con los dos brazos. La proxima vez me quedaría en la casa de Kay, sin dudas.
-Dirección?- preguntó Ian gritando por encima del viento y la lluvia. Se la dí y luego suspiré, si quería venir a robar ya sabía la dirección, aunque el fué todo este tiempo ¿amable? si, algo así.
Llegamos a la entrada del gran jardin de mi casa y bajé de la moto.
-Gracias-dije- otra vez- Ian sonrió con su típica sonrisa de lado y me dirigió un tipo de saludo como diciendo de nada y se fué en su moto. Cuando entre en la casa puse la alarma y me fijé los mensajes que había en la contestadora, aunque ya sabía con que me encontraría.
Hola, Lea, hoy nos quedaremos unas horas más en el trabajo. Hay comida para calentar en el refrigerador. Te quiero.
Sonó la voz de mi madre por el altavoz y subí a mi habitación sacandome la ropa mojada y entrando a la ducha prepararme para dormir ya que no tenía hambre.
Esa noche no soñe con Ian pero pensé en el cada segundo hasta quedarme dormida repasando todo lo que ví hoy.
***
Gracias por leer c:
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Bad boy.
RomanceLea Lowell era todo lo contrario a las otras chicas del Instituto. Aunque ella esté en sus gloriosos dieciséis, sea raro o no, nunca usó zapatos altos en su vida, nunca había experimentado con el maquillaje y mucho menos con grandes cantidades de al...