16. Sorpresas.

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Nadie podía verme en este momento, y si lo hicieran pensarían que estaba loca. Primero pasaba por una escena no muy comoda con Ian y luego me hacía pasar por que me haía enfadado o algo así para salir de allí -hasta ahí consero mis estribos, creo- pero ahora, segundos despues de salir por la puerta, estaba con una sonrisa que no podía contener apoyada sobre la pared al principio de la escalera. 

Meneé la cabeza lentamente, con la sonrisa sin señales de querer irse.

Bajé las escaleras extrañamente animada y me la encontré a Mel despertandose algo desconcertada del sillon.

-Hola- susurró frotandose los ojos- ¿donde esta mi hermano?

Utilicé la sonrisa como excusa para saludarla devuelta. ¿Por qué no dejaba de sonreir? 

-Esta arriba- señalé al piso superior. Ella asintió mirandome raro- ¿Qué?- pregunté curiosa por su mirada

-¿Por qué estas tan feliz?- dijo sonriendo y se incorporó sentandose como indio sobre un cojin.

Ahora la sonrisa se ensanchó mas. 

-No lo se, tal vez las siestas me ponen de buen humor- le dije divertida. Claro que sabía que esa no era exactamente la razón. Me encojí de hombros y fuí hacia la cocina en busca de mi preciada comida. 

-¿No duermes siestas?- dijo sorprendida siguiendome hacia la cocina y sentandose en una silla de la mesa del comedor. 

-Um, no mucho- dije arrugando la nariz mientras sacaba mi barra de chocolate del refrigerador.

-¿Por qué no? yo aamo las siestas- dijo alargando la a en amo. Reí.

-Siempre tengo cosas que hacer- dije simplemente, sentandome en la silla enfrente a ella y partiendo un pedazo de chocolate para compartirle un poco. Ella lo recibió con gusto.

-¿Como cuales?- ¿siempre hacía tantas preguntas? sonreí para mi interior dandome cuenta de que yo era exactamente igual a ella.

-Hacer trabajos para la escuela, estudiar, practicar para algo, salir con mis amigos, hacer tarea...- cuando dije la ultima cosa me dí cuenta de que había olvidado mi tarea de matemáticas. Cerré los ojos suspirando- me has hecho acordar de mi tarea- le dí una mirada con tristeza finjida.

-Lo siento- dijo con una mueca de pena y miedo. Le guiñé el ojo buscando mis libros. 

Dejé el monstruoso libro de matematicas sobre la mesa con un golpe sordo y saqué también un lapiz para empezar a leer y completar algunos puntos.

-Chocolate- dijo alegre una voz masculina entrando a la cocina y mordiendo MI chocolate. 

-¡Ey!- dije sacandole la barra de las manos y observando con nostalgia la gran parte, y cuando digo gran es GRAN parte, del chocolate que ahora no estaba- ¿En serio? te deviste haber comido cuatro bocados minimo- protesté calculando cuantos cuadraditos de la barra faltaban sin contar los dos que yo y Mel ya habiamos comido. El rió como pudo y con la boca llena ante mi cara triste. Melanie también había lansado una risita.

El le revolvió un poco el pelo a la niña, quien le sacó la lengua causandole una sonrisa a Ian. Una vez sentado a un lado de Melanie se dirigió a mi.

-Ertydjasbwjhgdbakj- lo que haya dicho sonó como una pregunta. 

-¿Mm?- fruncí el seño girandome hacia mi tarea.

-Que -hizo una pausa para tragar el chocolate- no puedo creer que hagas algo tan aburrido. 

-¿Te refieres a la tarea? tengo que hacerla, es una obligación despues de todo.- murmuré concentrada.

Bad boy.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora