Bien, entonces…en una situación como esta, donde un chico dice cosas como que envidia al idiota que consigue tu atención y que su mirada sea similar a la de un cachorrito y, además, hace falta agregar que el chico es inmensamente atractivo, además de bueno y tierno. Probablemente cualquier persona cuerda e inteligente haría lo siguiente: quedarse con el chico y ser felices para siempre, exagerando.
Ahora, lo que hice yo, fue lo siguiente:
-¿Qué quieres decir con eso?- murmuré mirándolo.
-Que me gustas-dijo el con una sonrisita nerviosa entre sus labios-Se que es muy pronto para decirte esto y no te asustaré con toda esa mierda de las declaraciones porque prefiero demostrarte todo lo que puedo ofrecerte con hechos y tiempo. Así que solo tengo una pregunta, ¿me darías ese tiempo?
Eso creo que fue una de las cosas mas perfectas que me han dicho en la vida, por un chico que también es perfecto.
Entonces, ¿por qué no se sentía del todo bien?
-Eh...Ethan- ni siquiera sabía que decir.
¿Qué podía decirle al pobre chico? “Lo siento, solo te veo como un amigo y no tengo intenciones de otra cosa. Además, de que Ian es el único que sigue apareciendo en mi cabeza. Pero gracias por querer intentarlo.” Eso ni siquiera tenía sentido, ¿Quién en el mundo elegiría a alguien con pinta de criminal y que además no te quiere en vez de un chico perfectamente perfecto? ¡Así es! ¡Nadie! Yo era la única loca que lo hacía.
-Eres muy lindo y muy tierno pero…- empecé y creo que no hizo falta hablar más ya que por su mirada, capté que ya había entendido.
-Pero quieres a Ian- terminó la oración con una sonrisa triste. Asentí mas que avergonzada- Esta bien, no me tengas pena…Hagamos una cosa, te daré tiempo para pensarlo. No esperaba una respuesta inmediata, de todos modos. Solo quería que supieras eso y que no lo mereces a él.
Y ahora me encontraba tirada, literalmente tirada, en mi cama boca abajo. Suspiré larga y fuertemente contra la almohada.
Al ser lunes, como no tenía muchas cosas que hacer y como Kay se encontraba ocupada en su no-cita con Roland y Brooke tenía que hacer algo, me encontraba aquí sin hacer nada productivo con mi vida, pero me parecía perfecto luego de un larguísimo día en el que había pasado de todo.
-Que gran lunes- balbuceé con sarcasmo, abrazando la tan querida almohada.
Luego de unos minutos así, inevitablemente me quedé dormida. Últimamente tomaba mas siestas que antes, es algo deprimente si te pones a pensarlo ya que eso quiere decir que ahora estaba menos ocupada que antes y mas solitaria en lo que respecta a mi vida social.
Pero hoy la vagancia era mi retrato en vivo, así que mucho no importaba.
Esa misma vagancia y el cansancio de levantarme temprano -cosa a la que creo que nunca me acostumbraría- sumados daban como resultado que duerma nada menos que cinco horas. CINCO HORAS.
Eso superaba mi record completamente hasta ahora.
Me desperté por mi madre que me sacudía levemente el hombro y me tocaba el cabello de forma maternal.
-¿Mamá? ¿Qué haces aquí?- susurré confusa, luchando por mantener mis ojos algo abiertos.
-Son las ocho, hija-explicó dando una mirada hacia mi ventana, en la que ahora se podía contemplar las luces de la calle por la oscuridad en vez de la luz diurna de la tarde.
-Oh-susurré sorprendida.
-No dormiste toda la tarde ¿o si?- dijo arqueando una ceja rubia del mismo modo que yo lo hacia. Hice una mueca- ¿Qué hay de tus tareas? ¿No has hecho ninguna?- se sorprendió.
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Bad boy.
RomanceLea Lowell era todo lo contrario a las otras chicas del Instituto. Aunque ella esté en sus gloriosos dieciséis, sea raro o no, nunca usó zapatos altos en su vida, nunca había experimentado con el maquillaje y mucho menos con grandes cantidades de al...