- ¡Lea!- gritaron desde el piso de abajo, hacendo que me despertara algo sobresaltada. Gruñi y cerre los ojos otra vez. Lo primero que hice fue buscar mi celular en la mesita que se encontraba a un lado de la cama y ver la hora. Frunci el seño.
¡Me despertaban un sabado a las nueve de la mañana! Mas les vale que tengan una buena razon.
Suspire y me estire, pateando algo duro al piso. Era la mochila que todavia estaba en el pie de la cama, la puse ahi ayer cuando llegue del Instituto luego de ir a cambiar las sesiones de los jueves con Ian a los viernes. El pudo decir algo cuando nos dieron los dias de las sesiones pero como dije, a el no le importaban las tutorias, y estoy mas que segura que el no tenia intenciones de venir a ninguna. Pero obviamente yo no iba a permitir eso.
- ¡Lea! ¡Despierta!- grito mi madre otra vez.
Hice un gran esfuerzo para levantarme de la cama y bajar las escaleras algo dormida.
- Son las nueve de la mañana- me queje al llegar a la cocina donde mi madre estaba preparando cafe, arrastre los pies hacia la alacena.
- Lo se- dijo ella tranquilamente sirviendo el cafe en una taza.
- ¿Por que me despertaron tan temprano?- pregunte quejandome, una vez mas, y sacando mi caja de cereal y leche.
- Ayer se mudaron al lado- dijo mi padre desde el comedor. Frunci el seño.
¿Ayer? No habia visto ningun camion ni nada. Tal vez se mudaron a la mañana cuando estaba en la escuela. En fin, por fin los de al lado se habian ido de esa casa, la anciana que vivia alli era tan molesta y quejosa como cualquier anciano amargado puede serlo.
- ¿Y?- pregunte sirviendo mi comida.
- Vamos a darles la bienvenida- dijo mi madre. ¿Que? rei.
- ¿Desde cuando hacemos eso?- pregunte llendo con el tazon de cereales a la mesa donde se encontraba mi padre desayunando.
- Desde hoy- dijo ella encojiendose de hombros. Mire a mi padre con una ceja levantada y el tambien se encojio de hombros.
- Esta bien- dije algo extrañada- pero aun asi, ¿por que tenemos que ir tan temprano?
- Porque la gente normal se levanta a esta hora.- dijo mi padre.
- ¿En serio? Pues entonces, no soy normal- dije llevandome una cucharada de cereal a la boca. El rio.
Luego de media hora me encontraba con mis pantalones anchos grises de mi pijama, unas Vans y una camiseta simple en la puerta del nuevo vecino junto a mis padre. Mi padre toco el timbre.
Luego de algunos largos segundos estaba por decirles a mis padres algo como Ja, tenia razon. Nadie se levanta a esta hora pero un chico mas o menos de mi edad de aspecto de que recien se ha levantado de la cama abrio la puerta de repente, sorprendiendome. Le di una mirada de Te lo dije...a mi padre y el puso una mirada incomoda. Quise reir por eso.
- ¿Hola?- dijo el chico con voz ronca.
- Hola, somos los Lowell. Vivimos al lado. Queriamos darles la bienvenida al vecindario.- dijo educadamente mi madre. Me cruze de brazos luego de darle una sonrisa tratando de que tambien fuera "educada". El chico fruncio el ceño de una manera algo arrogante, estaba por decir algo cuando la voz chillona de una mujer lo interrumpio.
- Ethan- llamo la voz, el chico giro la cabeza hacia un lado y se corrio de donde estaba dejandonos ver una parte de su casa, la cual todavia tenia aspecto de que unos ancianos habian estado viviendo alli y en la habitacion tambien se podia ver que estaban esparcidas unas cuantas cajas de todos los tamaños por el piso y apiladas. El chico gruño.
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Bad boy.
RomanceLea Lowell era todo lo contrario a las otras chicas del Instituto. Aunque ella esté en sus gloriosos dieciséis, sea raro o no, nunca usó zapatos altos en su vida, nunca había experimentado con el maquillaje y mucho menos con grandes cantidades de al...