Fight Part 2

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Los días siguientes fueron los mejores de la vida de Jiyong. Una vez se acostumbró a la regla que Seunghyun impuso, que prohibía los besos y las caricias íntimas e incitantes, desarrollaron una relación agradable que fue casi una sorpresa para él.

Al final Dara no había logrado botarlo del trabajo porque Mino no lo permitió, y aunque aún tenía miedo de encontrarlo decidió seguir trabajando.

Pasaba los días en el trabajo, almorzaba a menudo con Seunghyun y Ri, y dedicaba las noches a tumbarse entre sus maravillosos brazos.
Sin embargo, con cada día que pasaba, saber que iba a abandonarlo a final del mes lo dejaba destrozado.

¿Cómo iba a soportarlo?

Aunque la idea no abandonaba nunca su mente, se negó a pensar en eso constantemente. Viviría el momento y se preocuparía del mañana cuando llegara.

El sábado por la noche quedaron con Ri y Tae en Bae Bae. Él quería que Seunghyun escuchara la música que Corea estaba haciendo famosa.

— ¡Eh! —Les dijo Ri mientras se aproximaban a la mesa, en el fondo del local—. Empezaba a preguntarme si iban a dejarnos colgados.

Jiyong se sintió enrojecer al recordar el motivo de su retraso. Algún día de estos aprendería a cerrar la puerta del baño mientras se duchaba...

— Hola Seunghyun, Jiyong—les saludó Tae alegre.

Seunghyun inclinó la cabeza a modo de saludo mientras retiraba una silla para que Jiyong se sentara y, después, hizo lo propio a su lado. En cuanto apareció el camarero pidieron soju y aperitivos, y Ri comenzó a seguir el ritmo de la música golpeando la mesa con la mano.

— Vamos —dijo Taeyang, riendo—. Será mejor que bailemos antes de que tenga que matarte por ese ruidito insoportable que haces con tus dedos.
Con una ligera punzada de envidia, Jiyong observó cómo se alejaban.

— ¿Te gustaría bailar? —le preguntó Seunghyun.

A él le encantaba bailar y era muy obvio, pero no quería que Seunghyun pasara un mal rato. En su mente no había dudas de que él no sabía bailar música moderna. Pero, aun así, fue una invitación muy tierna por su parte.

— No, no pasa nada.

Pero él no lo escuchó. Se puso en pie y le tendió la mano.

— Sí, claro que vas a bailar.

Tan pronto como llegaron a la pista de baile, Jiyong comprendió que aquel hombre bailaba tan bien como besaba.

Seunghyun conocía cada paso y daba la sensación de que había nacido bailando. De hecho, sus movimientos eran elegantes sin perder el toque masculino y fascinante. Jiyong nunca había visto a nadie bailar así. Y por las envidiosas miradas femeninas que sentía clavadas en él, podía imaginarse que todas aquellas mujeres tampoco habían presenciado antes nada semejante.

Cuando el grupo terminó de cantar y bailar se sentía excitado y estaba sin aliento.

— ¿Cómo...?

— Fue el regalo de Terpsícore —le contestó Seunghyun mientras le pasaba el brazo por los hombros y lo mantenía fuertemente pegado a su cuerpo.

— ¿De quién?

— De la musa de la danza.

Jiyong sonrió.

— Recuérdame que le envíe una nota de agradecimiento.

La siguiente canción era lenta y lo atrajo hacia sus brazos, manteniéndolo muy cerca de su cuerpo, al tiempo que se movían suavemente al ritmo de la música. Jiyong le rodeó el cuello y apoyó la cabeza en su pecho; podía inhalar el cálido aroma a sándalo que desprendía Seunghyun. No sabía cómo, pero aquel olor conseguía que perdiera la cabeza por completo y que la boca se le hiciera agua.

Con la mejilla apoyada sobre la cabeza de Jiyong, Seunghyun comenzó a acariciarle el pelo mientras el escuchaba los latidos de su corazón. Jiyong podría quedarse así para siempre.

Pero la pieza terminó demasiado pronto. Y después de ocho canciones rápidas, Jiyong tuvo que regresar a su asiento. Simplemente, no tenía el aguante de Seunghyun.

Al encaminarse hacia la mesa, se dio cuenta de que Seunghyun ni siquiera tenía la respiración alterada; pero eso sí, su frente estaba cubierta de sudor.
Él le apartó la silla. Se sentó muy cerca de él y cogió su jarra de cerveza para tomar un gran trago.

— ¡Seunghyun! —Dijo Ri con una carcajada—. No tenía ni idea de que podías moverte así.

Taeyang puso los ojos en blanco.

— ¿Pensamientos lujuriosos de nuevo, Ri? — lo fastidio
Ri le dio un puñetazo a su novio en el estómago.

— Sabes que no es eso. Tú eres el único juguete con el que me apetece jugar.

Taeyang miró a Seunghyun sonriendo.
— Ya sabemos que Seunghyun tiene dueño.

Jiyong vio cómo el rostro de Seunghyun se ensombrecía.

— ¿Estás bien? —le preguntó.

Él le contestó con su sonrisa plagada de hoyuelos y a él se le olvidó la pregunta.

Permanecieron sentados en silencio escuchando al grupo, mientras Jiyong y Seunghyun se ofrecían aperitivos el uno al otro.

Cuando Jiyong apartó la mano de los labios de él, Seunghyun lo capturó y se la llevó de nuevo a la boca para chupar un poco de queso que se le había quedado pegado en la yema de un dedo. Pasó la lengua sobre su piel y Jiyong sintió que el cuerpo le estallaba en llamas.

No pudo más que reírse al notar cómo el deseo lo consumía. Cómo deseaba haberse quedado en casa. ¡Le encantaría quitarle la ropa a Seunghyun y lamer queso fundido sobre su cuerpo toda la noche!

Definitivamente, iba a añadir queso crema a la lista de la compra.
Con los ojos brillantes, Seunghyun llevó la mano de Jiyong hasta su regazo y comenzó a mordisquearle el cuello antes de apartarse y tomar otro trago de soju.

— Ri —le dijo Taeyang llamando la atención de su novio, que estaba mirando a Jiyong y Seunghyun. Le ofreció una servilleta—. Seguro que quieres limpiarte la baba que te gotea por la barbilla.

Ri puso los ojos en blanco.

— Deja de molestar, Jiyongiie, necesito ir al baño. Vamos.

Seunghyun se echó hacia atrás para dejarlo pasar. Observó cómo Jiyong se perdía entre la multitud y, casi al instante, las mujeres comenzaron a acercársele.

El estómago se le contrajo. ¿Por qué siempre tenían que revolotear a su alrededor? En ese momento, deseó que por una vez en su vida pudiera sentarse tranquilo sin tener que mantener a raya a un puñado de mujeres, de las cuales ni siquiera conocía sus nombres, antes de que empezaran a sobarlo.

— Hola Hermoso—coqueteó una atractiva rubia, que fue la primera en llegar a su lado—. Me gusta cómo bailas. ¿Qué tal si...?

— No estoy solo —le contestó él, entrecerrando los ojos a modo de advertencia.

— ¿Con él? —se rió la mujer mientras señalaba con un dedo hacia el lugar por donde Jiyong había desparecido—. Venga ya. Pensaba que habías perdido una apuesta o algo así.

— Yo pensé que lo hacía por pena —comentó otra mujer que se acercó junto a una morena.

Dos hombres surgieron en ese momento de entre la multitud.

— ¿Qué hacen aquí ustedes tres? —preguntaron los tipos a sus compañeras.
Las mujeres contemplaron contritas a Seunghyun.

— Nada —ronroneó la rubia, mirándolo por última vez antes de darse la vuelta y marcharse.

Los hombres lo miraron furiosos.

Él alzó una ceja con un gesto burlón y tomó otro trago de cerveza con total normalidad. Los tipos debieron darse cuenta de que la idea de pelear con él era bastante estúpida, porque se reunieron con sus chicas y se marcharon.
Seunghyun suspiró, disgustado. Daba igual la época en la que se encontrara, algunas cosas no cambiaban.

— Oye —le increpó Taeyang alzándose un poco por encima de la mesa—. Parece que no podemos con las chicas — dijo y comenzó a reírse— eso es algo que no ha cambiado con el tiempo.

— Taeyang —le dijo Ri mientras le pasaba los brazos alrededor del cuello—. ¿Seguimos bailando?

— Vamos.

De inmediato, Seunghyun se acercó a la barra.

Jiyong lo siguió con rapidez.

Pidió cerveza justo cuando él llegó a su lado.

— ¿Estás bien? —le preguntó.

— Estupendamente.

Pero no lo parecía. Definitivamente, no parecía estar bien.

— ¿Sabes una cosa? Sé cuándo no estás siendo sincero conmigo. Y ahora confiesa, Seunghyun. ¿Qué pasa?

— Deberíamos marcharnos.

— ¿Por qué?

Seunghyun lanzó una rápida mirada sintiéndose observado por todos.

— Creo que sería lo más sensato.

— ¿Por qué?
Seunghyun gruñó.

Antes de que pudiera contestarle, tres hombres aparecieron tras él y, por sus expresiones, Jiyong intuyó que no estaban muy contentos.
Peor aún, parecía que Seunghyun era la fuente de todos sus problemas.

El más grande era un monstruoso culturista, tres centímetros más bajo que Seunghyun, pero bastante más musculoso y voluminoso. Hizo una especie de mohín al mirar la espalda de Seunghyun de arriba abajo.

Zico

El corazón empezó a latirle con rapidez. Era amigo de la universidad de Mino y había cambiado muchísimo con los años.

— Éste era el que estaba con Jennie —le dijo uno de sus acólitos.

Una calma mortal rodeó a Seunghyun, haciendo que Jiyong se estremeciera de miedo. Él no sabía de lo que era capaz y, por lo que estaba viendo, Mino estaba a su costado y ni cuenta se había dado de su presencia. Estaba claro que Zico no se iría hasta que consiguiera enredar a Seunghyun en una pelea.

Lo único que esperaba era que su general tuviera más sentido común y no cayera en la trampa.

— ¿Necesitas algo? —preguntó, sin mirar a Zico ni a sus amigos.
Zico se rió y palmeó a uno de los suyos en el pecho.

— ¿Qué acento es ése? Tiene voz de pito. Pensaba que el niño bonito iba detrás de mi chica, pero por su pinta y por su voz, creo que iba detrás de uno de ustedes.

Seunghyun se giró y miró furioso a Zico. A cualquier otra persona con más entendederas, esa mirada la habría hecho retirarse.
Zico, por supuesto, carecía de entendederas. No había tenido nunca ni una pizca de sentido común.

— ¿Qué pasa contigo, niño bonito? —se burló Zico. —. ¿Te he ofendido? —Miró a sus amigos y meneó la cabeza—. Lo que pensaba; es un mariquita cobarde con voz de pito.

Seunghyun soltó una carcajada siniestra.

— Vamos Seunghyun—le increpó Jiyong, cogiéndolo del brazo antes de que las cosas se pusieran peor—. Vámonos.

Ahí Mino que había estado viendo la pista de baile e ignorando todo el problema dirigió la vista hacia Jiyong.

— Vaya. Jiyong Alexander. Hace mucho que no nos vemos. —Dijo Zico y le dio una palmada en la espalda a Mino—. Oye, Mino., ¿te acuerdas de Jiyong, el de la facultad? Casi te lo tiras en tu casa.

Seunghyun se quedó paralizado ante sus palabras.

Jiyong sentía que el viejo dolor volvía, pero se negó a demostrarlo. Jamás le daría ese gusto a Mino de nuevo.

— No me extraña que fuera detrás de Jennie—siguió Mino—. Probablemente quería probar a alguien que no estuviese todo el rato llorando mientras uno se lo trata de tirar—dijo dolido, y es que por más que no dejo que lo botaran porque Jiyong era bueno en lo que hacía, se quería vengar.

Seunghyun giró hacia Mino con tal rapidez que Jiyong apenas si fue capaz de percibir el movimiento. Mino se movió un poco pero Seunghyun se agachó y le lanzó un puñetazo a las costillas que lo envió hasta la multitud, que se agolpaba unos metros detrás de ellos. Con una maldición, se arrojó a plena carrera hacia Seunghyun. Él se ladeó un poco, le puso la zancadilla y lo empujó haciéndolo volar por los aires.

Mino aterrizó sobre la espalda.

Antes de que pudiera moverse, Seunghyun colocó el pie sobre su garganta y le sonrió con tal frialdad que Jiyong comenzó a temblar de la cabeza a los pies.

Mino agarró el pie de Seunghyun con las dos manos e intentó apartarlo. Comenzó a agitarse por el esfuerzo, pero Jiyong no se apartó.

— ¿Sabías...—le preguntó Seunghyun con un tono de voz tan pragmático que era realmente atemorizante—...que sólo son necesarios poco más de dos kilos para aplastarte el esófago por completo?

Los ojos y los brazos de Mino comenzaron a hincharse cuando Seunghyun ejerció más presión sobre su cuello.

—Por favor —suplicó Mino mientras intentaba quitarse el pie de Seunghyun de encima—. Por favor, no me hagas daño.

Jiyong contuvo el aliento, aterrado, al ver que Seunghyun le pisaba aún con más fuerza.

Zico se acercó a ellos.

— Hazlo —le advirtió Seunghyun— y te saco el corazón para que tu amigo se lo coma.

Jiyong se quedó helado al ver la mirada de los ojos de Seunghyun. Éste no era el hombre tierno que le hacía el amor por las noches. Éste era el rostro del general que una vez había mandado al infierno a los romanos más valientes.

No dudaba ni por un solo instante que Seunghyun podía llevar a cabo la amenaza. Y por lo rápido que la sangre abandonó el rostro de Zico, Jiyong supo que el hombre también lo creyó.

— Por favor —volvió a implorar Mino, comenzando a llorar—. Por favor, no me hagas daño.

Jiyong tragó saliva mientras esas palabras lo asaltaban; las mismas que el pronunció llorando en la cama de Mino.

Fue entonces cuando Seunghyun lo miró a los ojos. El vio la furia y el deseo de acabar con Mino. Por él.

— Déjalo, Seunghyun —le dijo en voz baja—. No merece la pena. A tu lado no vale nada.

Seunghyun miró a Mino con los ojos entrecerrados.

— Los cobardes inútiles como tú son descuartizados como entrenamiento allí de dónde vengo.

Cuando Jiyong pensaba que iba a matarlo, Seunghyun apartó el pie.

— Levántate.

Frotándose el cuello, Mino se puso en pie lentamente.

La mirada gélida y letal de Seunghyun hizo que Mino se encogiera.

— Le debes una disculpa a mi pareja.

Mino se limpió la nariz con el dorso de la mano.

— Lo siento.

— Dilo como si lo sintieras de verdad —lo amenazó Seunghyun en voz baja.

— Lo siento, Jiyong. De verdad. Lo siento muchísimo.

Antes de que el pudiese responder, Seunghyun pasó un brazo por sus brazos en un gesto posesivo y salieron a paso tranquilo del local.

Ninguno de ellos habló hasta que llegaron al auto. Jiyong notaba que algo iba muy mal con Seunghyun. Estaba totalmente tenso, como la cuerda de un arco.

— Ojalá me hubieses dejado matarlo —le dijo Seunghyun, mientras el buscaba las llaves del coche en el bolsillo de los jeans.

— Seunghyun...

— No tienes ni idea de lo que me cuesta dejarlo marchar. No soy el tipo de hombre que suele dejar de lado una situación como ésta, ya son 2 veces que se me presenta —confesó mientras golpeaba con fuerza el techo del coche con la palma de la mano para después girarse rápidamente y lanzar un gruñido—. ¡Maldita sea, Jiyong! hubo una época en la que me alimentaba de las entrañas de tipos como ése. Y he pasado de eso a...

Seunghyun dudó un instante cuando dos mil años de recuerdos reprimidos afluyeron a su mente. Volvió a verse como el respetado líder que fue. El héroe de Macedonia. El hombre que una vez consiguió que legiones completas de romanos se rindieran ante la simple aparición de su estandarte.

Y después vio en lo que se había convertido. En una cáscara vacía. En una codiciada mascota, sometida a la voluntad de aquélla que lo invocara.
Durante dos mil años había vivido sin emociones y sin pronunciar más que un puñado de palabras.

Había encontrado el punto exacto que le permitía sobrevivir. Y se había dejado arrastrar.

Hasta que Jiyong llegó y descubrió su faceta humana...
El observó la miríada de emociones que cruzaron por el rostro de Seunghyun. Ira, confusión, horror y, finalmente, una terrible agonía. Se acercó hasta el otro lado del auto, donde él estaba, pero no dejó que lo tocara.

— ¿Es que no lo ves? —le preguntó con un tono brusco a causa de las intensas emociones—. Ya no sé quién soy. En Macedonia sabía quién era; después me convertí en esto —dijo, mientras alzaba el brazo para que Jiyong pudiera ver las palabras que Príapo grabó a fuego—. Y tú lo has cambiado todo —acabó, mirándolo fijamente.

La angustia que reflejaban sus ojos desgarraba a Jiyong.

— ¿Por qué has tenido que cambiarme, Jiyong? ¿Por qué no me dejaste como estaba? Había aprendido, a fuerza de voluntad, a no sentir nada.
Simplemente venía a este mundo, hacía lo que me ordenaban y me marchaba. No deseaba nada. Y ahora... —miró a su alrededor, como un hombre inmerso en una pesadilla de la que no puede escapar.

El alargó el brazo.
— Seunghyun...

Negando con la cabeza, él se alejó de su mano.

— ¡No! —Exclamó, mesándose el cabello—. No sé a dónde pertenezco. No lo entiendes.

— Entonces, explícamelo —le suplicó Jiyong.


— ¿Cómo voy a explicarte lo que es caminar entre dos mundos y ser despreciado por ambos? No soy humano, ni tampoco un Dios; soy un híbrido abominable. No tienes idea de cómo crecí: mi madre me entregó a mi padre, que me entregó a su esposa, que me entregaba a cualquiera que estuviese cerca para alejarme de su vista. Y durante los últimos veinte siglos no he sido más que una moneda de cambio, algo que se podía comprar y vender. He pasado toda mi vida buscando un lugar al que poder llamar hogar. Buscando a alguien que me quisiera por lo que soy, no por mi rostro ni por mi cuerpo. —El tormento que reflejaban sus ojos hería a Jiyong como una quemadura.

— Yo te quiero, Seunghyun.

— No, no es cierto. ¿Cómo ibas a quererme?
Él se quedó boquiabierto ante su pregunta.

— Mejor di que cómo no iba a hacerlo. Dios mío, jamás en mi vida he deseado estar junto a alguien como ahora deseo estar contigo.

— Es lujuria, nada más.

Eso sí consiguió enfadarlo. ¡Cómo se atrevía a despreciar sus sentimientos como si fuesen algo trivial! Lo que sentía hacia él era mucho más profundo que la mera lujuria, era algo que le llegaba hasta el alma.

— No me digas lo que siento o lo que no. No soy un niño.
Seunghyun meneó la cabeza, incapaz de creer sus palabras. Se trataba de la maldición. Tenía que ser eso. Nadie podía amarlo. Nadie lo había hecho nunca, desde el día en que nació.

Pero que Jiyong lo amara...

Sería un milagro. Sería...

La gloria. Y él no había nacido para saborearla.

«Sufrirás como ningún otro hombre lo ha hecho.»

Sólo se trataba de otra estratagema de los dioses. Otro cruel engaño concebido para castigarlo.

Y ya estaba cansado. Exhausto y agotado por la lucha. Sólo quería escapar al sufrimiento. Buscaba un puerto donde refugiarse de aquellos aterradores sentimientos que lo asaltaban cada vez que la miraba.

Jiyong apretó los dientes al ver la negativa en los ojos de Seunghyun. Pero, ¿quién podía culparlo?

Lo habían herido en incontables ocasiones. Pero de algún modo, de alguna forma, lograría probarle lo mucho que significaba para él.

Tenía que hacerlo. Porque perderlo significaría la muerte para él.


Buenas noches :3 el nuevo capitulo lastima mi kororo xD como puede ese babo dudar del amor de Jiyongiie

Si saben quien es Zico? solo lo coloque solo porque tiene swag :3 

Gracias por los comentarios y Alejandra_pereira en serio me hiciste esa noche xD

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Gracias por los comentarios y Alejandra_pereira en serio me hiciste esa noche xD

Listo prox cap 30 estrellas (lo dudo u.u) y 10 comentarios :D 

Nos leemos pronto :D

El Amante Perfecto (Gtop)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora