Capítulo 12

19 5 0
                                    

Samuel salió de la escuela, fue directo al apartamento y la encontró ahí dormida sobre el sofá con el gorro de siempre solo que más bajo de lo normal, un pantalón negro que le quedaba demasiado largo, una gran sudadera roja y calcetines blancos.

—¡Maxine! ¡Maxine!—intentaba despertar a la chica incluso la sacudió con un brazo, pero fue en vano.

—¿Que habrá detrás del gorro?—pensó Samuel, estiró su brazo, y cuando casi tomaba el gorro, una mano lo detuvo.

—¿Qué crees que haces?—dijo ella en tono serio.

—N-nada—tartamudeó Samuel.

—Entonces déjame dormir.

—Hey, el sofá es mío, además son las dos y media estas no son horas para dormir.

—Tienes razón, estas son horas perfectas para siestas—dijo mientras se volvía a acomodar en el sofá.

—Tu teléfono está sonando—avisó Samuel.

—¿Eh? ¿Otra vez?—dijo Maxine en un lento intento de alcanzar su celular desde el sofá, cuando lo alcanzo se sentó—¿Alo? ¿Gabriela?—decía mientras se frotaba los ojos—La respuesta es No, ¿entiendes?, N-O—exclamó y cortó la llamada.

—¿Quién era?

—Una amiga—dijo sonriendo.

Alguien toco la puerta, Samuel abrió y se la encontró, a una rubia con pelo hasta los hombros vestida con un vestido amarillo, una chaqueta de cuero negra, tacones del mismo color de la chaqueta y un teléfono en la mano.

—Hola, soy Gabriela, ¿Maxine está aquí?— preguntó la chica.

—Sí.

—¿Me dejas pasar?

—C-claro—tartamudeó, seguía viendo lo linda que era.

—¡Maxine!—gritó la chica.

—Hola... Gabriela... ¿Que... Pasa ...?—dijo todo tan despacio.

—Querida te debes arreglar, hoy es el gran día, los chicos y yo ya decoramos la cafetería.

—Pero no quiero, sería muy tedioso—negó somnolienta.

—¿Así que no quieres?—preguntó ella en tono amenazante.

—Exacto—respondió acostada.

—Si así lo quieres, ¡Chase! ¡James!—gritó la chica, unos minutos después dos chicos ya estaban en la puerta que aún continuaba abierta.

—¿Esto es enserio? - preguntó Maxine incrédula levantando la cabeza del sofá.

Los chicos ya dentro del apartamento tomaron a Maxine de piernas y brazos y la sacaron del lugar.

—Les gritaría que me bajaran, pero tendría que caminar, así que... Nos vemos luego Sr. Acosador—dijo Maxine antes de que la sacaran del lugar.

—Lamento que vieras todo eso—se disculpó Gabriela—¿Te podrías pasar por Lazy Monkeys Café a la seis?

—Sí—con un poco de miedo por lo que acaba de pasar.

—Un momento—dijo Gabriela, mientras observaba cuidadosamente a Samuel—Es un uke—murmuró ella.

—¿Pasa algo?

—Nada, te veré en Lazy Monkeys Café—se despidió y cerró la puerta.

¿Qué carajo acaba de pasar aquí?—pensó Samuel.

Alguien toco la puerta, con un poco de miedo la abrió sin embargo para su suerte era Héctor.

—Hola Samuel, ¿Por casualidad no era Maxine quien parecía ser una hamaca humana gracias a dos chicos?

Samuel asintió.

—¿Qué fue lo que paso aquí?

—Yo quisiera saberlo, ¿Quieres pasar?

—Sí.

Héctor entro al apartamento, miró su alrededor hasta que algo que faltaba le llamo la atención.

—¿No tienes televisión?

—No.

—Deberías conseguir empleo.

—Aún tengo un año.

—Aja, un año sin televisión.

—Esta es la era de los celulares.

—Cómo digas, ¿estudiamos?

—¿Estudiar? ¿Yo? ¿Por qué?

—Mañana tenemos exámenes.

—¿Es broma?

—¿Me ves cara de alguien que hace bromas?—preguntó él serio.

—¿Cuál examen tenemos mañana?

—Matemáticas.

—Meh, le diré a Nicolás que me dé copia por medio de chantaje.

—No creo que puedas.

—¿Por qué no?

—Eres terrible copiando, y aún no lo aceptas.

—Soy perfecto para copiar.

—Mirarme desesperado esperando a que te dé un papelito de respuesta no es copiar.

—Estaba haciendo dibujos en el pupitre.

—Hasta que Elías de alguna manera te dio copia y lo peor es que era errónea.

—¿Tengo opción?

—¿Quieres dejar este período?

—Obviamente, no.

—Pues pongámonos a estudiar.

Samuel y Héctor empezaron a estudiar matemáticas, para la desgracia de Héctor a su amigo había que explicarle tres veces lo mismo para que entendiera. Pero, había tres cosas que caracterizaban a Héctor:

1- Su silencio.

2- Su paciencia.

3- Su seriedad.

Aún es raro imaginarse como un chantajista como Samuel y un bobo como Elías eran sus amigos, lo peor de todo es que ni el propio Héctor recuerda como fue.

Ambos chicos continuaban estudiando hasta que Héctor recibió una llamada de su madre ordenándole que regresara a casa.

—Debo irme, mi mamá me matara si llego tarde—se despidió Héctor.

—Adiós y... Gracias por tu ayuda.

—Ni se te ocurra mañana hacer cara de idiota para que te de copia- advirtió Héctor

—Sabía que no eras tan bueno.

—Por lo menos no use ningún chantaje para que estudiaras—dijo y se fue.

Samuel recogió sus libros, los guardó , decidió acostarse en el sofá, y encontró en el un gorro, ese era el que Maxine solía usar siempre. Con curiosidad decidió examinar el gorro, no había mucho que ver, solo era un simple gorro con una G enfrente. El arrojo el gorro a la alfombra frente al sofá, para la sorpresa del chico encontró algo inesperado, una fotografía. En la fotografía había un adolescente junto a una niña pequeña, Samuel supuso que era Maxine, pero sobre el adolescente de cabello castaño, piel clara y ojos marrón no tenía ni la menor idea de quien podría ser. Otro misterio mas que tiene la joven Maxine Lazy. Él decidió volver a revisar el gorro por si encontraba una pista sin embargo lo único que encontró fue un pequeño bolsillo dentro del gorro, Samuel supuso que en él estaba la fotografía. Puso la foto en el gorro y lo guardo para dárselo a Maxine luego.

Revisando su reloj noto que faltaba media hora para la seis, recordando a la rubia que había venido hace una hora y lo que hizo, él se fue a la cafetería.

Lazy Monkeys CaféDonde viven las historias. Descúbrelo ahora