Capítulo 24

17 4 0
                                    

Maxwell

Ese era el apodo del hermano mayor de Maxine, a quien no le gustaba que le llamarán Maximiliano, quien usaba aquel gorro con la letra G. Él fue el peor hermano del mundo; cuando Maxine tenía cuatro años, él la había dejado abandonada en un parque. Cuando tenía seis años, ella hizo la prueba de confianza con él desde una escalera.

—No estoy segura de esto—dijo ella tartamudeando.

—No te preocupes confía en mi.

—Ok—afirmó ella lanzándose de la escalera segura de que su hermano la atraparía.

—Regla número uno: Nunca confíes en nadie—dijo él alejándose.

Maxine se golpeó contra el piso, acto seguido a aquello se puso a llorar.

Cuando tenía ocho años. Maxwell y ella escaparon de casa hacia un parque de diversiones. Se divirtieron mucho, incluso había conocido a María Piper, una amiga de Maxwell. Pero la historia tuvo un final inesperado, en el cual los tres se perdieron en la ciudad. Maxine aprendió una lección de Maxwell, "Siempre debes saber a dónde vas y como regresar".

Cuando tenía diez años. Ella conoció a un niño callado, el nombre de ese niño lo había olvidado. Cuando Maxwell se enteró de esa amistad, no la paro de molestar de que ese niño era su novio. En respuesta ella dijo que María y él eran pareja. Lo cual al parecer era algo imposible, pues María se había enamorado de un fanático de cómics DC. Mientras que Maxwell solamente se sonrojaba en pensarlo.

—Estas enamorado—no paraba de repetir ella cantando.

—No lo estoy—negaba él.

—Sí lo estas.

—No.

—Si—afirmó ella—Vámonos—le dijo a su amigo de pocas palabras.

Desde aquel día, ella y ese niño crearon una gran amistad llena de aventuras y secretos.

Cuando Maxine cumplió doce. Su hermano le proporcionó aventuras inolvidables además de contarle lecciones de la adolescencia. Aunque eso último a ella no le interesaba. Todo iba bien a excepción que su familia quería obligar a Maxwell a trabajar en la compañía que al abuelo le tomo tanto crear. Un trece de julio él le dijo.

—Oye ****—le dijo su hermano.

—¿Qué pasa?

—Nunca olvides que debes seguir tus sueños a pesar de la adversidad.

—¿Cuál es tu sueño?

—Vivir una vida tranquila sin preocupaciones.

—No parece que sea algo que podrías cumplir.

—Lo sé, pero al menos, prométeme que tú lo harás.

—Lo prometo.

Ese día para hacer oficial esa promesa comieron donas.

Por desgracia no todo tiene un final feliz. Maxwell enfermó y no había manera de curar aquella enfermedad. En realidad, él en aquel trece de julio sabía que no le quedaba mucho tiempo. Así que después de comer las donas de promesa, escribió una carta para Maxine y le dijo a Peter, uno de los empleados más confiables de la casa que se la diera cuando él muriese. Ella no tenía idea de la enfermedad de Maxwell, sus padres no dijeron nada acerca de ello en su presencia. Tres meses después Maxwell murió con la edad de diecisiete años y ella leyó aquella carta. Nadie supo el contenido de la carta, pero eso causó todo.

Ella sabía que sin Maxwell su familia la obligaría a heredar la compañía. Eso sería no cumplir la promesa que le hizo a su hermano. Así que ella al reflexionar; robó el gorro de su hermano, cortó su largo cabello hasta los hombros, se puso una sudadera y unos jeans que le quedaban algo flojos. Tomó el dinero que Maxwell tenía escondido y escapó para nunca volver. Cuando sus padres se enteraron quisieron buscarla. Sin embargo, su abuelo pensó que esto sería perfecto para que ella se independizara así que les impidió a los padres iniciar una búsqueda.

Lazy Monkeys CaféDonde viven las historias. Descúbrelo ahora