Capítulo 2

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Pasó una semana desde el encuentro de Samuel con Maxine, aunque él la buscó nadie conocía a alguien llamada Maxine Lazy, por lo cual su identidad es un misterio. Samuel decidió dejar de investigar a Rocío pues no quería ser chantajeado por Maxine. Irónico, ¿no? Samuel quien chantajeaba  terminó siendo chantajeado por una desconocida, ¿será el karma o el destino?, nadie lo sabe. Ahora Samuel tenía un nuevo objetivo: averiguar quién era esta Maxine Lazy, si es que ese era su nombre. Solo había una persona que podría saber ella, aunque el odiara la idea tendría que hacerlo, preguntarle a Rocío, pues ella entró a la cafetería Lazy Monkeys Café.

—Rocío, ¿Me puedes...?

—No te daré copia Sr. Pereza.—le interrumpió antes que terminase.

—No es eso, preguntaba si conocías a una tal Maxine Lazy.

—No—negó de inmediato

—¿Enserio?, ¿No la conoces?—preguntó él sorprendido.

Ella no respondió.

—Vamos dime.

—No tengo hacerlo, así que...—pensó un momento—No, y ni se te ocurra un intento de amenazarme.

—Por favor—rogó.

—Pregúntale a Harriet.

—¿Harriet?, ¿De noveno grado?

—Sí, ahora por favor déjame en paz—dijo en tono serio como solía hacer siempre.

Ella se fue a leer a su lugar de siempre. Mientras Samuel fue a buscar a Harriet a quien encontró veinte minutos después.

—¿Eres Harriet?

—Sí, soy yo. ¿Qué quieres, Núñez?

—Dime lo que sepas sobre Maxine Lazy.

—Bueno, si te digo ¿Que gano?

—¿Un dólar?

—Que sean diez—regateó.

—Cinco.

—Ocho, tómalo o déjalo.

—Ok, te daré el dinero—Samuel sacó su billetera y le dio ocho dólares—Ahora escúpelo

—Maxine Lazy es un cliente habitual del Lazy Monkeys Café, siempre usa gorros y aunque es muy floja es increíblemente astuta.—dijo mientras contaba el dinero.

—Por como lo dices suena como si ella te hubiera... no sé, ¿chantajeado?

—Parece que has caído en una de sus tretas—levantó la mirada del dinero hacia sus ojos.

—¡Cállate!—exclamó Samuel, Harriet rió.

Ahora Samuel sabía algo que le ayudaría a encontrarla, y ese algo se llamaba Lazy Monkeys Café. Pero algo le parecía raro a Samuel ¿Por qué Rocío le dijo a quién preguntarle? Él quiso saber la respuesta a esa pregunta, así que Maxine seria quien le daría la respuesta.

Después del Instituto fue a aquella que cafetería que frecuentaba esa chica. La cafetería era grande, con un pequeño escenario en el cual un chico de catorce años estaba haciendo trucos de magia, después de observar por cinco minutos pudo ver a Maxine, aunque esta vez estaba vestida de manera distinta. Ella llevaba un jersey verde oscuro, con unos jeans, unos botines negros, y un gorro negro.

—¡Hola, Sr. Acosador!—gritó Maxine y todos en la cafetería lo voltearon a ver. Samuel con vergüenza se dirigió hacia la mesa donde Maxine tomaba un chocolate caliente.

—Hola, Chica Sans—dijo Samuel de manera burlona—¿A quién le harás pasar un mal rato hoy?

—Muy halagador, creía que odiabas la referencias a Undertale—encogió los hombros- ¿Qué haces aquí?, no espera... ¿Acaso me acosas a mí?—ella bromeó.

—No, claro que no.

—¿O acaso al conocerme hizo tu vida un poco interesante?—dijo con su sonrisa burlona.

—Ja, que graciosa—dijo sarcástico Samuel—¿Quién eres?

—Eso ya te lo dije.

—Pero, nadie de la escuela te conoce a excepción de Harriet. ¿Acaso tienes una doble identidad?

—No, ¿quién dijo que estudio allí?, tú fuiste quien supuso eso, yo no.

—Bueno, entonces ¿cómo sabias quien éramos Elías y yo?

—Conozco a Harriet—bostezó—¿Esto es un interrogatorio?

—No, pero...

—Así que no más preguntas—interrumpió—Me molestan las cosas tediosas.

—Bueno solo una.

—Está bien

—¿Aun tienes la grabación?

—No, la borre de mi teléfono.

—Entonces...

Maxine suspiró interrumpiendo a Samuel.

—¿Qué haces, Núñez?—dijo en tono serio.

—Hablando contigo.

—¿Por qué?, ya borré la grabación—se levantó de la mesa—Ahora, déjame en paz, ¿quieres?—miró el reloj en su muñeca y miro a Samuel con cara seria.

—Pero... ¿Por qué quieres que te deje en paz?—preguntó Samuel incrédulo.

—Mmm, déjame ver, será porque no te conozco, podrías chantajearme y.... porque tengo una copia de la grabación en mi laptop—dijo con su burlona sonrisa.

—¡¿Qué...?!—Samuel fue interrumpido por el pastel que le tiro en la cara.

—Deberías ver tu cara—siguió riendo-Siempre quise hacer uno de estos.

—¿Esto fue una... broma?

—¿Y tú que crees?—dijo riéndose—Oye, Chad lo hice otra vez—gritó en el lugar

Un chico, un poco mayor que Samuel salió de la cocina, era alto, moreno y tenía pelo castaño rizado.

—Enserio, Max—después empezaron a reírse los dos—¿Quién es la victima?

—Él—dijo Maxine, señalando a Samuel.

—Felicitaciones, fuiste víctima de una broma de Maxine Lazy—dijo Chad.

—¿Qué rayos significa esto? —exclamó Samuel.

—Aquí en Lazy Monkeys Café tenemos la tradición de hacerles bromas a los nuevos clientes— respondió Chad.

—Por eso amo este lugar—dijo Maxine sonriendo.

Samuel sin saber que pensar se fue del lugar, al principio estaba molesto, pero después se pensó en burlarse de sí mismo.

—¿Cómo pude creer que alguien como ella fuera a decirme algo seriamente?—pensó Samuel, mientras se quitaba el pastel de la cara.

En cuanto llego a casa fue a su habitación y se acostó en su cama. Unos minutos después su teléfono empezó a vibrar. Él tomó su teléfono y vió que era un mensaje de Elías.

Elías: Hola, amigo, oí de alguien que una chica te hizo una broma.

Samuel: Si, eso ocurrió.

Elías: No creí nunca que Maxine predijera el futuro.

Samuel: ¿Lo sabias?

Elías: Me lo contó la semana pasada.

Samuel: Me siento traicionado.

Elías: Si, es que era un secreto, sin rencores ¿verdad?

Samuel se ha desconectado.

Elías: No me dejes en suspenso sabes que lo odiooooo.

Mientras Elías empezó a hablar con Héctor debido a que su mejor amigo lo dejo en visto. Samuel recibió una noticia que le impactó.

—Samuel, la próxima semana te mudaras—le dijo su madre.

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