Capítulo 13

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—No se te ocurra usar maquillaje conmigo—exigió Maxine.

—¿Por qué no?, te verías linda—le intentó convencer mientras sostenía una brocha con rubor.

—No quiero verme linda, sólo es otro miembro que se nos une ni que fuera para tanto.

—Eres un caso—bufó Gabriela.

—Ríndete cariño y devuélveme mi gorro.

—¿Tu gorro?, yo no lo tengo.

—¡¿Perdieron mi gorro?!—exclamó furiosa.

—Tranquila mujer, pues no es que lo dejara en el apartamento a propósito—la calmó—Tú sí que eres un caso—bufó Gabriela—Ese gorro es tan importante, ¿verdad?

—Obviamente.

—Ve por el igual. De todas formas, ya te peiné y tienes ropa femenina.

—Este vestido se siente raro.

—¡No te lo quites!—regaño Gabriela.

Antes de oír lo que tenía que decir Maxine salió de la casa de Gabriela, a pesar de usar un vestido hasta la rodilla y unas botas negras que usaba llegaban hasta debajo de la rodilla, así que para ella no era tan mal.

Ella corría por la acera, pasó por Lazy Monkeys Café y cuando iba a cruzar la siguiente calle, se encontró a Samuel con su gorro en la mano.

—Maxine, ¿Eres tú?—preguntó él sorprendido.

—Sr. Acosador dame mi gorro—ordenó ella inmediatamente.

—Así que esta eres tú sin gorro—se burló Samuel.

—Cállate y dámelo—insistió.

—Si lo alcanzas, enana—decía mientras levantaba el gorro lo más alto que él podía.

—Si así quieres jugar—encogió los hombros y le dio una patada en el tobillo a Samuel, lo que hizo que soltara el gorro.

—Eso es trampa—decía adolorido.

—Entonces ya deja de hacer tonterías y vamos al Lazy Monkeys Café—dijo ella mientras se ponía el gorro.

El asintió.

Ambos se fueron a la cafetería y en cuanto abrieron la puerta.

—¡Sorpresa!—gritaron los presentes en la cafetería a excepto Samuel y Maxine.

—¿Qué se celebra?—susurró Samuel a Maxine.

—Es lógico que no sepas que celebramos, ya que ALGUIEN nunca dice nada—dijo Chad señalando a Maxine quién encogió los hombros.

—Tú quien ha venido a esta cafetería constantemente por un mes, ¿Quieres unirte al grupo de los flojos?—preguntó ella.

—Esto...—él no sabía que responder.

—Tú sólo di que sí, hay tarta de banano—susurró Maxine en su oído.

—¡Sí!—respondió y todos celebraron.

—Damas y caballeros, yo el miembro número uno del grupo de los flojos, le doy la bienvenida al...—hizo una pausa—Flojo Acosador—dijo Maxine.

¿Es enserio?—pensó Samuel irritado.

Cuando todos iban a celebrar, la puerta de la cafetería se abrió y quién entro no le sorprendió a Maxine.

—Así que, ¿Vienes a molestarme, Riley?— preguntó Maxine.

Lazy Monkeys CaféDonde viven las historias. Descúbrelo ahora