Rivales

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-Lo sé -dijo Yamato- ver cómo platicabas sobre él lo decía todo, te lo digo para que sepas que iré tras él

-Entiendo, de cierta forma agradezco que me lo digas -contestó Iruka

Ambos se quedaron en silencio, aquella noche sería larga, sobre todo para Iruka, quien siempre había sentido algo por el peliplata y quien nunca sospechó que otro hombre sintiera lo mismo por él. Escuchar aquello de la boca de Yamato, significaba que estaría dentro de una pelea, una donde no se pueden usar armas si no más bien agilidad. Algo que no sabía Iruka era que Yamato era una persona totalmente nueva, no sabía que había perdido parte de su memoria y que ese problema había generado en parte ese sentimiento que Yamato ahora sentía por Kakashi. No le quedaba más que esforzarse.

...

Al día siguiente, los dos se dirigieron a primera hora al hospital donde removerían la primer célula del cuerpo de Yamato, la actitud de Iruka había cambiado a más seria. Cuando llegaron, Sakura le pidió a Yamato que se cambiara y se pusiera una bata, lo cual le había traído recuerdos del tiempo en que vivió con Orochimaru, donde cada semana era sometido a experimentos extraños para aumentar su fuerza.

Una enfermera se acercó a él y le dio una cápsula que serviría de anestesia. Yamato notó que la chica se había sonrojado y que las manos le temblaban.

-¿Estás bien? -preguntó Yamato a la joven enfermera

-Si, descuide

-Tranquila, puedes decirme Yamato, soy por lo mucho dos años mayor que tú -le sonrió- gracias por la cápsula.

...

Mientras tanto, Kakashi estaba fuera de la libreria de la aldea, viendo si habría una nueva novela que le pareciera interesante- ahora que lo pienso...si dejo que Shikamaru sea mi mano derecha, probablemente me quitará mis novelas Icha Icha... -pensó Kakashi algo asustado.

-¡Kakashi-san! -gritaba alguien detrás suyo- que bueno que lo encuentro, quería pedirle un consejo

-Ah, eres tu Iruka

En cuanto vio a Iruka, el peliplata no pudo evitar pensar en lo que había visto la noche anterior. No le molestaba verle a él, lo que Kakashi había interpretado de aquella situación era que Yamato era un hombre que aprovechaba cualquier oportunidad para estar con alguien. A Iruka no lo veía mal, pero pensó por un momento que éste estaba enamorado de Yamato o que tenían alguna relación secreta entre ellos. Había algo dentro del peliplata que no le agradaba de imaginar aquello.

-Lo estaba buscando, los nuevos alumnos en la academia son un poco apáticos y quería ver si usted tenía alguna técnica que los motivara.

Kakashi se quedó pensando un rato

-No hay técnica, elegir ser ninja es ya una motivación, ser ninja es como un sueño

-¿Y si alguno de ellos fue forzado a serlo?

-Entonces, despierta ese sueño

-¿Cómo?

-No lo sé, a decir verdad, siento que eres tu un experto en eso, Naruto por ejemplo, creció demasiado gracias a ti -decía Kakashi mirando directo a los ojos de Iruka, como queriendo expresar que lo que decía era totalmente cierto.

-Eso fue porque él confió en mí

-Y no es fácil lograr eso -contestó el peliplata mirando hacía las estatuillas de los Hokages que se veían a lo lejos.

-Yo confío en usted Kakashi-san, será un gran Hokage

Kakashi le sonrió.

Aquella sonrisa, para Iruka significaba todo, ver al peliplata con aquel gesto que a duras penas se lograba visualizar bajo su máscara era difícil de presenciar. La mayor parte del tiempo Kakashi era un hombre serio e irónico. Un evento muy poco regular que para quienes lo vieran parecía un espectáculo único. Se había quedado observando su cabello gris y el cómo el ligero aire le despeinaba y aún así no dejaba de verse bien. Pero esa atmósfera desapareció de un segundo a otro, cuando Iruka recordó la sonrisa de Yamato y la confesión que éste le había dicho la noche pasada. El miedo le invadía y recorría todo su cuerpo.

-Kakashi-san..

Iruka estaba a punto de tomarle del brazo cuando de pronto llegó la quinta Hokage corriendo a toda velocidad.

-Lo siento Iruka, te veo después -dijo Kakashi, quien desapareció en una cortina de humo

-Solo era un clon... -pensó Iruka un tanto decepcionado.

...

Por más que Kakashi huyó, Tsunade logró encontrarlo y preguntarle una vez más si ya había decidido por quién sería su mano derecha durante su tiempo como Hokage. Le dijo que tenía que informarlo lo más pronto posible y que el día siguiente debía ir a tomarse su fotografía para que esculpieran su rostro junto al de los otros Hokages.

...

Por la noche, Iruka había regresado al hospital para llevar a Yamato a su departamento después de la primera operación que le habían hecho.

-¿Y bien?

-Me encuentro bien, pero me siento débil -contestó Yamato

Iruka notó que le costaba un poco caminar, así que tomó uno de sus brazos y lo recargó sobre sus hombros.

-Vamos a cenar algo antes de ir a dormir

Fueron a el mismo puesto de ramen de la vez pasada y cuando llegaron al lugar, notaron que Kakashi estaba pagando en el mostrador.

-Kakashi -habló Yamato

El peliplata se giró y en cuanto vio la sonrisa y tranquilidad de Yamato, no pudo evitar soprenderse dentro de sí, pero como siempre, ocultó aquel miedo y simplemente salió del lugar, pero una mano le jaló del brazo.

-Te veo mañana con Tsunade -dijo de nuevo Yamato, mirándole seriamente a los ojos

-¿Cómo sabes que estaré con ella? -Sakura me dijo

-Como sea -contestó Kakashi un poco enojado por el gesto que acaba de hacer Yamato, y se soltó de él con una ligera fuerza.

Kakashi se fue del lugar, pero en su mente no podía dejar de pensar en que entre Iruka y Yamato había algo y verlos llegar juntos le había molestado. Yamato le parecía un arrogante y descarado después de que éste lo había besado y agarrado sus partes íntimas. Repudiaba que no tuviera vergüenza alguna de mostrarse y encima llegar con alguien más como si nada.

Yamato por otra parte, se había confundido por la acción que había hecho el peliplata y el hecho de verle furioso le confundió más. Yamato le preguntó a Iruka que si había pasado algo pero no obtuvo respuesta.

-Por qué sigues conmigo si sabes que cuando lo vea trataré de que se enamore de mí? -preguntó Yamato a Iruka y la gente del lugar comenzaba a poner las miradas en ellos.

-Precisamente por eso, ahora con más razón debo cuidar lo que haces, ahora todo se vale

Yamato sonrió egocéntrico

-Ni siquiera estás a nuestra altura

-Ni siquiera estás a nuestra altura

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