Un Nuevo Corazon

Dos enfermos, una cama

Kakashi se acercó rápidamente a donde Yamato estaba tirado. Trató de activar su sharingan para ver su flujo de chakra pero había olvidado que ya no lo poseía. 

—¡Tenzou! —le gritó al mismo tiempo que le movía y se aseguraba de que su corazón siguiera latiendo, le veía muy agotado, estaba muy caliente y su rostro sudaba. Rápidamente lo puso sobre su espalda y lo llevó al campamento; en el camino notó una incomodidad en su cuerpo, no recordaba que el día anterior había sido él quien se había desmayado, pero aún así hizo el mayor esfuerzo por llevar a Yamato lo más rápido que podía. 

Solo podía escuchar los quejidos de dolor y fue ahí donde Kakashi se preguntó el por qué había dejado que se esforzara tanto si ambos sabían que su estado de salud probablemente no estaría del todo bien— ninguno de los dos debimos hacer demasiado esfuerzo —pensó Kakashi. 

Cuando llegó al campamento, vio que Sakura e Ino ya estaban despiertas, así que lo llevó con ellas y rápidamente les contó lo que había pasado.  

—Su chakra disminuye, esto va mal —dijo Sakura— tenemos que llevarlo a otro lugar

Rápidamente Sakura los llevó hasta una casa de campaña donde se encontraban instrumentos de medicina y una camilla donde Kakashi recostó a Yamato. 

— Puedo ver que tiene unas espigas de  un extraño chakra en sus canales de energía, parece como si las espigas pudieran absorber chakra...  —dijo Sakura— ...aunque tuvo que haber hecho algo para que el chakra se acumulara y activara las espigas... Sensei, ¿dónde estaba el capitán Yamato?

—Estábamos entrenando

—Se supone que los dos tenían que seguir descansando, ambos gastaron mucha energía durante la batalla —decía Sakura con un tono serio, casi regañando a Kakashi— las células se las debió haber incrustado el zetsu espiral.... también hay en la parte superior de su cerebro, es muy grave, lo más probable es que él...

—Pierda la memoria —terminó Kakashi completando su frase— descuida parece que solo afectó un poco, al parecer al único que no recuerda es a mí. 

-Y por qué no lo había comentado

—No quería que él se alarmara —dijo Kakashi cabizbajo

Ino llegó en ese momento con unas hierbas extrañas y comenzó a hacer algo con ellas.

—Toma Sakura —decía Ino

—Gracias, ahora necesito que mantengas su chakra alejado de las espigas mientras yo las cubro con el tsumori 

El tsumori serviría para cubrir las células durante un tiempo y que estás no pudiesen ser activadas cuando pasase chakra alrededor de ellas.

—¿Cuánto durará el efecto? -preguntó Kakashi

—Dos días, tenemos que llegar al laboratorio de la aldea antes de que el tsumori se desgaste —decía Sakura concentrada—  después de esto tiene que seguir descansando.

—Entiendo

-Ahora solo debe descansar, asegúrese de que no se mueva de aquí sensei, despertará en dos horas aproximadamente —decía Sakura mirando muy seria a Kakashi, como culpándolo de lo que había pasado.

—De acuerdo 

...

Habían transcurrido casi las dos horas  y Yamato había recuperado el color de su cuerpo, antes había adquirido un tono muy pálido pero ahora ya se veía mejor. Kakashi había tratado de leer su novela Icha Icha, pero por más que intentó concentrarse en la lectura, no logró pasar ni una página,  solo se había quedado mirando una hoja pensando todo ese tiempo en lo estúpido que había sido al dejar que los dos entrenasen.

Cerró su libro y se acercó para ver  a Yamato, durante todo ese tiempo, no se había percatado que le habían quitado su peculiar banda metálica que cubría gran parte de su rostro. Notó que su piel estaba bien cuidada y a pesar de no tocarlo, a simple vista se percibía que su piel era suave, por un momento sintió curiosidad en comprobarlo, pero lo detuvo la misma voz de Yamato.

—Tu también te ves mejor sin máscara Kakashi —dijo Yamato con la voz un poco quebrada y débil, a pesar de todo se le veía sonriente.

Kakashi por un momento pensó que Yamato podía leer sus pensamientos. En cuanto vio que este abría los ojos completamente se congeló, aquella mirada se volvía poco a poco en una daga. No sabía si alegrarse porque  Yamato había despertado o buscar una respuesta a lo que había dicho. 

—No te vallas  —dijo Yamato tomando la mano del peliplata— quédate un rato más.

Para Yamato, la presencia de Kakashi le resultaba reconfortarte por alguna extraña razón. También tenía la suerte de verlo siempre con un rostro infantil, preocupado y vulnerable y eso era justo lo que incitaba a Yamato a hacer lo que hacía. Para él, aquello era como una señal de auxilio por parte del peliplata. Sentir que podía controlarle de  algún modo le complacía uno de sus mas grandes deseos, tener el control total sobre algo.