Deja vu

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-Lo siento Kakashi sempai..pasa que estoy bajo vigilancia esta vez- dijo mientras miraba de reojo a Zumari.

-Ya veo... -contestó Kakashi con la mirada fija en Yamato, en ese momento tenía tantas ganas de tomarlo, de tocar su rostro y clavarle un beso, pero la mujer a su lado le cohibía.

-Le prometo que me recuperaré pronto -sonrió Yamato.

Kakashi veía esa sonrisa tan tierna que la idea loca que tuvo de llevárselo e invitarlo a su casa le pareció extrema. Estaba impaciente por hablar con él y averiguar si realmente Yamato no recordaba nada de los días anteriores, aunque lo más probable fuese que si. Ante aquel cuerpo tan noble no podía lanzarse como un monstruo, por más que quisiera adueñarse de aquel cuerpo, tenía que ir lentamente.

Decepcionado por dentro, Kakashi contestó- entonces te veo el último día de tu rehabilitación.

-Será dentro de tres días, Sakura dijo que la siguiente operación es la más delicada y debo tomar algo de fuerza...muero de ganas por que me cuente muchas cosas... -contestó Yamato.

Kakashi apretó los puños, por fuera aparentaba una gran serenidad, pero internamente se moría de enojo, desesperación por el ir y venir de la memoria de Yamato. Estaba furioso porque todo parecía una mala broma de Yamato, quería gritarle y decirle todo, hasta cierto punto quería adjudicarle toda la culpa de que se sintiera así a él.

-Bien -contestó el peliplata y se retiró despidiendose alzando un brazo ya de espaldas a Zumari y Yamato. Cuando se separó de ellos unos cincuenta metros volteó de reojo y vio como Yamato se disculpaba con Zumari, haciendo una leve inclinación frente de ella. Le pareció extraño verlo actuar de esa peculiar forma, ese era el Yamato que siempre conoció, algo torpe y siempre pidiendo disculpas. Mientras veía la escena, recordó haber visto antes a la chica, era la misma que le había llevado unas medicinas días antes.

Hay ocasiones que el amor se percibe desde la mirada ajena de los que están enamorados, el amor lo ven y perciben mejor los que viven alrededor de él y a Kakashi le parecía ver eso. Sintió un miedo recorrer su cuerpo, como si alguien estuviese arrebataándole algo.

-Lo siento por la interrupción Zumari -decía Yamato

-No se preocupe...sigamos caminando, eso le ayudará a desentumir su cuerpo -contestó Zumari con cierta tristeza.

Yamato vio su rostro no tan convencida, pero solo se limitó a seguirle, pensó que preguntarle algo sería indiscreto de su parte.

El hecho de estar pasando el día con Yamato, para Zumari representaba cierto dolor. Estaba convencida de que seguía enamorada de Yamato pero también era consciente de que él estaba enamorado de alguien más- debe ser una chica hermosa -pensaba- alguien realmente fuerte e inteligente.

Aquel y los próximos tres días, Yamato y Zumari pasaron los días juntos, paseando de un lugar a otro, comiendo en diferentes lugares y llevando un entrenamiento para seguir fortaleciendo el cuerpo de Yamato y que estuviese listo para su última operación. Se dieron cuenta de que le era imposible dividir su chakra para realizar cierto jutsus, como por ejemplo hacer un clon, así que practicaron bastante tiempo para que Yamato pudiese tener un mejor control. El último de esos días, finalmente lo intentaron una vez más, habían bajado al patio del hospital y Yamato ya podía hacer jutsus grandes de estilo tierra y agua, pero su estilo madera aún perdía el equilibrio, así que intentaron de nuevo hacer clones de estilo madera.

Unas ramas brotaron del cuerpo de Yamato, estaba formándose otro cuerpo idéntico a él pero sentía que su cuerpo se agitaba. Su cuerpo sudaba y a medida que su clon se formaba, el dolor en su cuerpo incrementaba. No aguantó más, detuvo su jutsu y se tumbó en el piso con la respiración acelerada.

Rápidamente Zumari se le acercó y sobre el pecho de Yamato colocó sus dos manos y aplicó su chakra para reabastecer los canales de chakra de Yamato. Aquel momento para Yamato se volvió muy cálido, un calor intenso recorría todo su cuerpo, las manos de Zumari tenían un gran poder pero se sentían suaves. Esa sensación le había recordado algo, ese calor ya lo había sentido antes pero las imágenes en su cabeza eran borrosas, era un cuerpo que deseaba, un calor que le pertenecía y fue precisamente el recuerdo y la realidad mezcladas que motivaron a Yamato a tomar de las manos de Zumari y jalarlas hacia su cuerpo.

...

Era domingo, Kakashi tenía tiempo libre por la mañana y lo aprovecharía para visitar a Yamato sabiendo que al día siguiente sería su última operación. Pasó antes a una librería y compró un libro, luego fue hacia el hospital y se encontró con Sakura en la habitación donde debería estar Yamato.

-Sakura.. -dijo Kakashi

-Kakashi sensei, qué sorpresa verlo, ¿venía a ver a Yamato?

-Si

-Está en el patio entrenando con la enfermera a su cargo

-Ya veo...entonces pasaré otro día -dijo Kakashi ladeando la mirada

-Pero si quiere, podría llevarlo con él, sé que está preocupado por su operación de mañana

-¿Estás segura? -preguntaba algo apenado el peliplata.

-Claro...-contestó Sakura al mismo tiempo que notaba un libro en la mano de Kakashi con el título de "arquitectura moderna"- por cierto, no sabía que le gustaba ese tipo de libros

Kakashi se sobresaltó un poco- a este..si, en realidad venía a entregárselo a él

-Ya veo...en ese caso sígame

Sakura y Kakashi caminaron por los largos pasillos de luz blanca del hospital, bajaron hasta la planta baja y abrieron la puerta que daba al patio donde los enfermos solían ir a tomar el aire fresco, pero en cuanto abrieron la puerta, vieron la escena de Zumari sobre el cuerpo de Yamato conectados con un beso.

Sakura se asustó bastante, se sorprendió tanto que hasta los ojos se le pusieron blancos- ¡Yamato taicho! ¡¿Qué demonios está haciendo?!

Yamato escuchó el grito de Sakura y fue lo que le despertó de esa inmersión que tuvo durante unos segundos. Se percató de la situación en la que estaba y rápidamente soltó de las manos de Zumari y giró su rostro ya completamente rojo de la vergüenza. Zumari pudo levantarse y se sacudió el cuerpo, tampoco sabía muy bien lo que había pasado así que solo tenía la mirada baja.

Sakura se acercó a aquel par y les gritó un par de cosas que Kakashi desde la puerta ya no pudo escuchar. Aquel momento hizo que cualquier sonido a su alrededor, cualquier cosa que estuviese pasando se volviera nada. Lo que había visto lo desprendió de todos sus sentidos.

Solo el dolor que causa el amor es capaz de fragmentar a cualquier persona, incluso a la más fuerte. La fuerza de las manos de Kakashi se esfumó y el libro que llevaba en las manos cayó al suelo. 


Un Nuevo CorazonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora