La Chica Desconocida

Capítulo 1

¿Qué haría? ¿Llamar a una ambulancia? ¿Llamar a la policía?

No. Llamaría a su amigo y guardaespaldas, Dave. En la persona que podía confiar y podía hacer algo lo más rápido posible. Después se encargarían de llamar a su madre, Michelle, y contarles. Pero por ahora sería así.

Luego de marcar el número de Dave y contarle brevemente lo que había pasado en fracciones de segundos, se sentó impaciente a esperar, en uno de los costados del sofá. Miraba la hora, y aunque parecieron horas, sólo pasaban segundos.

Al escuchar sonar el timbre saltó del sofá a abrir la puerta, Dave se encontraba del otro lado. No hacía falta saludarse con lo tenso que estaban los dos.

Dave se dirigió a la sala. Allí estaba el cuerpo joven de la muchacha, maltratado y parecía sin vida. El probó sus signos vitales.

-Por lo menos respira- dijo con algo de alivio, pero sus hombros seguían tensos.

-¿Qué hacemos?-

-Llama a tu madre. Yo me encargo de llamar a la ambulancia-

-De acuerdo-

Ambos tomaron sus teléfonos y empezaron a hablar. Luego de terminar los dos, ambos dirigieron la mirada a la muchacha nuevamente.

-¿Quién habrá sido tan cruel para hacerle esto a una persona?- dijo Dave acercándose a ella.

Austin no respondió, solo la observó.

Las muñecas de la chica estaban marcadas con hilos de sangre, su cara estaba llena de moretones, más sangre desparramada por su nariz y boca, sus piernas golpeadas, más moretones y rasguños.

Después de unos minutos sirenas se empezaron a escuchar y pronto estuvieron en la casa de Austin. El les abrió la puerta rápidamente, antes de que pudieran tocar el timbre.

Dos paramédicos entraron, saludaron y Austin los llevó hasta la sala.

Al ver la escena, los hombres no podían estar más sorprendidos. Sus ojos se abrieron y buscaban explicaciones. Pero antes que eso estaba la salud de la chica.

Le tomaron el pulso, la presión, le revisaron los cortes y todos los golpes que tenía. De pies a cabeza la revisaron, sin decir una palabra. Mientras  que Dave y Austin estaban mucho más tensos que antes.

Los hombres guardaron todo en un maletín y uno de ellos habló.

-Voy a ser directo. La chica bien podría estar muerta. Su pulso es bajo, por su color de piel, no ha comido en días y por… todos los golpes, no ha pasado un buen rato. La llevaremos con nosotros la clínica. ¿Ustedes son familiares?-

-No- contestó Dave-

El hombre frunció el ceño.

-¿Entonces?-

-La encontré en la puerta de mi casa. Así como usted la ve. La cargué y la trague hasta el sofá- explicó Austin.

Los dos hombres lo miraron sospechosamente, pero al fin y al cabo se retiraron de la casa para volver con una camilla. Delicadamente pusieron a la chica encima y se la llevaron adentro de la ambulancia.

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