Capítulo 12

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-38 supongo- dijo Austin seguro.

García lo miró con súplica.

-Apenas tengo 25- contestó tristemente.

Esta vez fue Austin quien casi se atraganta, pero el tosió levemente.

-Discúlpeme. Pensé que era mucho más mayor-

-Es el estrés del trabajo que me saca arrugas. Pero sin este atuendo puedo ser muy atractivo-

Austin lo miró raro. Parecía que le estuviera hablando a un amigo. Después de todo el era uno años mayor que él, tranquilamente podía tratarlo como uno.

Después de pasar media hora sentados charlando y conociéndose un poco mejor. Cada uno terminó su bebida, dividieron la cuenta a la mitad y juntos caminaron hasta el pasillo donde estaba la habitación donde se encontraba la chica desconocida. Se sentaron en una de las sillas del pasillo a esperar que el doctor apareciera. Pero ambos saltaron de sus asientos al escuchar un grito adentro de la habitación 54.

El detective corrió primero, freno en seco al ver la escena. Austin entró al segundo atrás de él.

-Señorita necesito cambiarla de ropa- la enfermera hablaba con total paciencia.

-¡No! Yo puedo cambiarme sola. Estoy en perfecto estado- rezongó la muchacha.

-El doctor no autorizó todavía a que se moviera de la cama. Por favor no haga esto más difícil- por poco le rogó.

Al ver que la muchacha no hacía nada, trató de quitarle la bata. Pero esta se alejo, poniéndose lo más lejos que pudo de la enfermera como un cachorro asustado.

Austin se dio cuenta que lo que la chica estaba haciendo no era un capricho, sino que ella estaba completamente asustada. Era lo mismo que había hecho con el detective García. Alejarse lo más que pudo de la persona que trataba acercarse. Si bien Austin no se había acercado la primera vez que la vio. Pero cuando él le habló, ella le contestó ¿Pero por qué? Él no le había dicho nada del otro mundo para que la muchacha confiara en él y mucho menos hablarle. Pero sin embargo ella hasta opinó como se sentía él. Aunque Austin no le había tomado mucha importancia, se había dado cuenta que ella tenía razón. Tal vez ni él sabía porque, pero de una u otra forma ella lo conocía sin conocerlo. De otra forma ¿Cómo sabía él como se sentía? Si ni siquiera había nombrado la gran soledad que sentía o incluso lo estresado que estaba de que todo el mundo inventara cosas de él que ponían en juego su carrera.

La miró por última vez. Ella se estaba cubriendo con las sabanas hasta el cuello a unos centímetros de caerse de la camilla.

-Deténgase-  dijo Austin con la voz más grave que él nunca imagino que tendría, hasta el mismo detective se volteó para verlo sorprendido- déjela ¿No ve lo asustada que está?-

La enfermera la miró y casi se larga a llorar de la culpa.

-Discúlpeme señorita no fue mi intención haberla asustado…-

-Déjela- repitió Austin.

La enfermera asintió, dejo la bata blanca limpia en una esquina de la camilla y se retiró.

-¿Estás bien?- le preguntó el detective a la muchacha.

Ella sólo asintió, pero en ningún momento se movió. Sólo lo miraba con desconfianza.

García se acercó a ella nuevamente, haciendo pasos lentos, para que viera que no iba a hacerle nada y que esta vez no se alejara de él.

El detective llegó al costado de la camilla y la miró. Tenía una mirada completa de terror, estaba totalmente asustada. El quiso abrazarla, pero sabía que eso la asustaría aún más.

Tiró suavemente de la sabana. Ella se quejó levemente.

-Tranquila- le sonrió.

Volvió a tirar de la misma y ella la soltó.

-Acuéstate- le dijo.

La muchacha lo miró con desconfianza, él le dedicó una sonrisa. Y sin apartar la vista de él, ella se acostó en la camilla nuevamente.

-Quiero que sepas que nosotros jamás vamos a hacerte daño. Estamos para cuidarte ¿Entiendes?-

El detective García la tapó nuevamente con la sábana blanca. Ella lo miró, pero esta vez no con desconfianza.

-Gracias- dijo.

-No tienes de qué. Ahora descansa. Nosotros nos iremos. Pero estaremos en el pasillo, justo detrás de la puerta si necesitas algo- habló con simpatía.

Ella asintió con gusto. Se sentía algo segura con las palabras que le había dicho aquel hombre, pero todavía no podía confiar en nadie. Porque no conocía a nadie, y todavía no se conocía ella misma como para confiar en demás personas sin tener un solo recuerdo de nada.

Los dos se retiraron, Austin fue el último en salir.

-¿Por qué eres tan simpático con ella? Tú mismo has dicho que podría ser alguien peligroso o-

El detective García estalló en una carcajada a todo pulmón.

-Sí, lo he dicho ¿Pero que no la has visto a los ojos?- dijo obvio.

Pero ¿Qué dice?

-¿De qué hablas?-

-Mi abuela solía decir que los ojos son la puerta al alma. Y yo creo eso. Ella no es peligrosa, Austin. Esta sumamente asustada y desorientada. Ponte en su lugar ¿Cómo te sentirías si un día despiertas y no recuerdas nada?-

-Me sentiría… perdido-

-Lo más raro de todo esto es que... sus padres, su familia. Nadie apareció. Ni siquiera hay un reporte de desaparición de ella. Absolutamente nada- respiró hondo- pobre chica-

-¿Por qué sientes lastima por ella?- preguntó Austin.

-¿Tú no?- dijo sin más.

Austin enrojeció y los dos estallaron en un silencio.

Pocos minutos después el doctor apareció con un papel color madera en una de sus manos. Los saludó cordialmente y les extendió el sobre. El detective García lo tomó, sacó el contenido y quedó observando detalladamente la placa radiográfica y luego leyó el informe.

-¿Entonces es temporal?- dijo el detective sin quietar los ojos del papel.

-Así es. Es un daño que puede ser curado. Pero tiene que ser naturalmente, ella no puede recibir mucha información de golpe. No tienen que forzarla a recordar y si la joven lo intenta, no la dejen. No sabemos bien cuando, pero antes de que ella se dé cuenta, podrá recuperar su memoria sin problemas. Tendrá que venir una vez por semana para hacer un chequeo general- explicó el doctor.

-Esperen ¿Quieren decir que la chica va a recuperar la memoria?- habló Austin, demasiada información para él.

-Exacto. Necesita cuidado extremo, no puede recibir golpes de ningún tipo, ni tampoco una emoción intensa-

-¿Cómo cuál?- interrogó el detective.

-Bueno como… una pelea, ya sea física o mental. Tristeza, miedo-

-Ya veo. Muchas gracias doctor- agradeció García.

-Oh... Y le daremos el alta mañana por la tarde si sigue bien- sonríe amablemente y se retira.

Los dos siguen en silencio. Perdidos en sus propios pensamientos.

-Bien. Tengo que irme- dice el detective García parándose de la silla- ¿Te llevo a tu casa?-

-Claro. La prensa debe de estar afuera en estos momentos- exhala con exasperación.

-Recuerda. No respondas si no quieres hacerlo-

Fin... jaja okno .-.

Espero que les haya gustado! C: ¿Qué pasará después? ¿Qué opinan? Recibo 3 votos y la sigo <3

La Chica DesconocidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora