Capítulo 5

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Capítulo 5

Aurora

La sala de tatuajes estaba sin muchos osados, Tori me saludó al verme. Asentí con la cabeza sin querer ser grosera, Nadia estaba ocupada con un chico, era increíble las incontables veces que alguien podía tatuarse, durante un tiempo lo consideré y todavía lo sigo haciendo. Le temía a las agujas y al dolor que éstas provocaban.

— ¿Qué estás haciendo aquí?—sus ojos negros se habían fijado en mí. El chico estaba inclinado hacia adelante en la silla mientras ella se encargaba de su espalda.

—Eres una traidora—acusé. Al parecer ya sabía que vendría a reclamarle porque estaba demasiado calmada para mi gusto— ¿Qué demonios haces contándole a Darío sobre lo que hago o no hago?

—Estoy trabajando, no es el momento para berrinches de niña malcriada.

—Por lo menos no tengo la fama que tienes tú con cada osado del edificio—levantó su rostro fulminándome con la mirada. Salí de allí queriendo romper algo con mis manos.


Tenía más de una hora mirando el cristal que dejaba caer los rayos de sol en la Fosa. Estaba sentada sobre el borde de un muro con los pies al aire, cuando fijaba mi atención en los osados que estaban a mi alrededor pensaba en Eric y en lo mal que me sentía al haberlo golpeado. Quería golpearme a mí misma por eso. No sabía que me preocupaba más, si el hecho de que era el líder de mi facción o que en vez de haber sido Darío tuvo que ser él.

Una persona se sentó junto a mí, no me molesté en ver quien era ya que lo sabía.

—Tu madre está furiosa—rodeé los ojos—Pero buen golpe el que le diste a Miriam en la nariz.

— ¿También te parece bueno el hecho de que golpeé a un líder?—mi voz fue seria. Lo miré obstinada—Nadia es una maldita chismosa.

—Es tu hermana—corrigió borrando el rastro de padre dulce y preocupado—No golpeaste a Eric porque quisiste.

— ¿Darío te contó?

—Sí. Si te preocupas tanto por Eric, hablaré con él para que no haya castigo...

—No, yo puedo hacerlo sola, puedo defenderme sola.

—Sabía que dirías eso—sonrió acariciando mi cabello—Vamos, cariño, estas cosas pasan.

— ¿Enserio? ¿Alguna vez golpeaste a uno de los líderes? No sólo eso, el que es el peor de todos.

—Creí que pensabas distinto sobre él—frunció el ceño. Abracé mis piernas respirando profundo. Mi padre era despreocupado en estas cosas y aunque quisiera imitarlo no podía. Estaba molesta con todo el mundo. Estaba molesta con Nadia por contarle a Darío sobre Eric, estaba furiosa con Darío por insinuar que podía engañarlo con el líder de la facción, ¿Desde cuándo era tan inseguro? Mi cabeza iba a explotar. Por último me odiaba a mí por ser tan...

— ¿Quién le dijo a mamá?—volví a mirarlo.

—Estaba conmigo cuando me encontré con el chico.

—Perfecto.

—Oye, tengo algo que te cambiará de humor—sonrió sacando de su pantalón una caja algo alargada pero pequeña.

— ¿Qué es eso?

—Un regalo, uno de los chicos lo trajo de Erudición—se encogió de hombros. Al abrir la caja encontré una especie de brazalete plateado muy hermoso, era una serpiente que abrazaba la muñeca dando vueltas hasta dejar ver su cabeza con ojos oscuros—No supo qué hacer con él así que preferí traértelo. Por alguna razón me recordó a ti.

Beautiful Monster (Divergente) (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora