Capítulo 39

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Capítulo 39

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Capítulo 39

—Mamá—llamé. Se giró a mitad del pasillo mirándome. Papá iba con ella, ambos parecían tensos y preocupados— ¿Dónde estaban?—susurré al estar cerca—Papá, no te vi en la fila, dijiste que esperara...

— ¿Estuviste ahí?—mi madre se alteró. Su rostro empalideció—Aurora, ¿No estabas con Eric?

—Sí, bueno, no sé donde está ahora pero...—no podía contarles lo que pasó. Acercó su mano a mi cuello y la mirada que le dio a mi padre me causó escalofríos— ¿Qué sucede? ¿No les inyectaron el...rastreador?—me corregí a tiempo.

— ¿Dónde está Eric?

—No lo sé. ¿Quieres decirme lo que está pasando?

—Nada—habló papá por primera vez—Tu madre exagera, sí, nos colocamos el rastreador y tal vez por eso está así.

La miré no muy convencida de eso, respiró profundo y asintió. Estaba mintiendo, sus hombros lucían tensos y sus ojos tenían una chispa de tristeza. ¿Acaso quería contarme lo que ya Eric había dicho? Tal vez no quería hacerlo delante de papá o quizás era otra cosa aunque... ¿Por qué mi madre preguntaría tanto por Eric?

—Estoy bien—tomé sus manos manteniendo el contacto visual esperando que funcionara—Ve a descansar.

—Prométeme que harás lo mismo.

—Lo prometo.


Cuando desperté en el sofá de la sala me reproché mentalmente, se suponía que esperaría despierta a Eric. Me incorporé restregando mis ojos. Me cubrí más con la chaqueta echando un vistazo a la cama. No había nada allí. Fruncí el ceño mirando al balcón, la luna brillaba en el cielo oscuro y de repente tuve un mal presentimiento.

La actitud de Eric, la preocupación de mi madre, mi padre intentando calmarla, la supuesta atención que estaba teniendo de Max...Había algo que estaba pasando por alto. Subí la cremallera de mi chaqueta saliendo de la habitación. Hubo silencio, más de lo normal, Osadía jamás estaba en calma, no éramos de ese tipo de facción. Un hombro chocó con el mío, era alto y ni se tomó la molestia de verme. Entonces lo reconocí, aquel chico era Darío.

Avancé a él tomando su brazo deteniéndolo.

—Oye—miré sus ojos. Estaban vacíos, no había ninguna emoción en ellos— ¿Qué sucede?—no obtuve respuesta. Volvió a caminar como si fuera automático. ¿Qué había sido eso?

"El suero deja de funcionar en los que son divergentes, sólo ellos se resisten"

Llevé mi mano a mi cuello, allí donde la jeringa se introdujo. Otro chico apareció caminando al mismo ritmo que Darío. Lucían como cuerpos vacíos sin pensamientos propios, como si alguien los controlara. El nudo en mi garganta lo sentí al reconocer que así era, alguien estaba controlándolos excepto a mí. Pensé en los demás, temí lo peor, hice lo único que me quedaba por hacer. Seguí al chico imitando sus movimientos.

Beautiful Monster (Divergente) (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora