Aurora ha pertenecido a Osadía desde que puede recordar. Logró acabar su iniciación con éxito decidiendo permanecer en su facción al estar segura de que jamás podría abandonar su hogar. Durante su entrenamiento conoció a Eric, un hombre al que todos...
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Capítulo 12
Aurora
Cordialidad siempre se había caracterizado por ser la más alegre, todos vivían en paz y en armonía, aquella facción jamás pasó por mi mente en el momento de elegir. ¿Cómo podía abrazar y desearle lo mejor a mi enemigo? ¿No sería algo...hipócrita? Cada facción proporcionaba algo a Chicago o a las demás facciones, en Cordialidad estaban las granjas, se podría decir que gracias a ellos comemos.
— ¿Estás bien?—la voz de Cuatro me regresó a la realidad. Había decidido acompañarlo con algunos jóvenes osados para cargar las cosas al camión.
—Sí, ¿Por qué?—miré como organizaba los costales de zanahorias, papas, etc.
—Pareces algo ida—se atrevió a responder.
Suspiré mirando los demás camiones de las otras facciones. Normalmente este tonto trabajo lo hacían los iniciados, a mí me tocó y era la única que se alegraba en dejar atrás la ciudad para respirar un poco de aire fresco. Localicé a Vivian riendo con los demás mientras bromeaban entre ellos continuando con su trabajo.
—Estoy bien—me limité a decir con una pequeña sonrisa.
— ¿Sigues pensando en quien pudo haberlo hecho?—de un salto bajó del camión situándose a mi lado. Sabía sobre el incidente gracias a Sheila, hace una semana de eso— ¿No crees que quizás...?
—No fue él—repetí perdiendo la cuenta—Darío es incapaz, créeme.
—Te recuperaste rápido—señaló mi mejilla donde el moretón apenas era visible. Siempre que pensaba en eso sonreía al recordar a Eric, había sido amable en tomarse el tiempo de quedarse conmigo—Supongo que no es tan mala esa medicina.
— ¿A qué te refieres?
—Sabes a lo que me refiero—sonrió de lado antes de alejarse.
Tanto tiempo con Sheila estaba haciéndole mal, aunque no pude evitar ocultar una pequeña sonrisa negando con la cabeza. Una chica de Cordialidad de prendas rojas o naranjas rodeó los ojos cuando el costal que llevaba se había roto por uno de los costados creando un desastre, de inmediato algunos de Abnegación se acercaron a ayudarla, algunos eruditos sólo rieron.
Aquella chica tenía un cabello rubio que caía liso hasta sus hombros, era delgada pero su rostro era redondo, sus labios tenían un rosa natural y sus ojos azules me recordaron a Eric en un instante. ¿Podría ser posible que...? Los chicos terminaron de ayudarla y ella les agradeció acercándose a su camión, cuando se alejó para seguir recogiendo lo demás me acerqué sin pensarlo.
—Deberías verificarlos primero—aconsejé. Se sorprendió un poco mirándome. No era común encontrarse con un osado amable. Antes de que se alejara tomé su brazo— ¿Conoces a Eric?
