Capítulo 24

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Capítulo 24

Eric

Aún se podía sentir la tensión en la Fosa. Todos los osados no dejaban de hablar sobre aquella muchacha que habían sacado del agua. La imagen de sus padres rodeándola y Miriam horrorizada por el cuerpo pálido de su hermana sería sencillo de olvidar para los demás pero esa familia sufriría por un tiempo, al igual que Aurora.

Su padre le había preguntado algo al ver su reacción, al parecer Sheila sabía con quien había pasado los últimos minutos de su vida. El hombre abrazó a su hija consolándola y la sacó de allí en cuestión de minutos. Poco a poco los demás fueron dejando la Fosa con menos personas.

"Debí consultártelo primero pero Vivian estaba muy triste y tensa por todo..."

Estando en mi habitación miré el cofre sobre la cama. Una pequeña idea vino a mi mente, fue casi imposible sacarla de mi cabeza. Conté nuevamente los seis frascos tomando uno, ¿Cómo algo tan pequeño pudo acabar con la vida de una chica tan joven como ella? Aurora había usado el suero como una cura para la depresión pero aquello sólo hizo que empeorara. Fruncí el ceño buscando una respuesta.

Las palabras que mi madre me había dicho cuando me entregó el cofre se repitió en mi cabeza.

"Úsalos cuando sientas que no puedes más, cuando te sientas presionado o quizás cuando necesites un poco de tranquilidad. Todos necesitamos dejar los temores de lado"

—Cuando necesites un poco de tranquilidad—susurré pensativo. Tal vez estaba comenzando a darle vueltas un tema que sólo tiene una respuesta: Vivian dejó que los problemas ganaran sobre ella pero durante dieciséis años fui erudito. Mi hogar fue la facción que le busca una razón a todo y eso era algo que no había logrado cambiar con el tiempo.

El primer frasco que usé fue cuando me convertí en líder. Tenía tantas emociones en mí que no sabía que hacer o pensar, me sentía sofocado y bajo presión no podía pensar, algo extraño viniendo de mí ya que bajo presión era que mi cuerpo reaccionaba mejor. La primera vez que vi los recuerdos felices durante el momento difícil de ser uno de los rostros importantes de Osadía me causó tristeza y dolor.

El hecho de recordar a mi madre me había recordado lo vulnerable que era y lo vulnerable que podía volver a ser. Las bromas que Iliza y yo hacíamos en clase también había profundizado el agujero en mi pecho. ¿Y si la felicidad fuera peligrosa también? Cuando Aurora conoció la función del suero, el peso se fue de mis hombros. Los recuerdos felices fueron eso, momentos felices y de alguna forma me dieron paz.

—El cerebro combina la tristeza con la felicidad—dije mientras daba vueltas al pequeño frasco entre mis dedos—Sólo te hace sentir melancolía, te hace extrañar ese sentimiento de dicha y seguridad—sonreí para mis adentros—Eso fue lo que pasó—me levanté de la cama caminando a la puerta. Debía contarle a Aurora.


El alboroto se había calmado un poco pero todavía se sentía los restos de la desgracia de esta tarde. Caminaba con paso seguro y firme, revisaba cada rincón buscando a la chica que tantos dolores de cabeza causaba en mí. Cada día era algo distinto respecto a ella. La noche comenzó a caer más rápido de lo que creía. La imagen de Aurora llorando en los brazos de su padre me hizo sentir culpable, yo debí ir a ella para consolarla.

"No te sofoques. Recuerda que estamos trabajando en eso de ser comprensivo"

—Eric, ¿A dónde vas?—la voz de Max me hizo detenerme a mitad del pasillo.

—Estaba...caminando—mentí— ¿Todo está bien?—terminé girándome por completo. Lo miré acercarse con una pequeña sonrisa de tristeza o quizás lo interpretaba mal.

Beautiful Monster (Divergente) (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora