3°- Snowflake

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Ya era la quinta vez que bostezaba, y sentía que con cada tomada de aire su estado anímico caída un pulso. Dejó de jugar con esa suave y lisa cinta roja que tenia adornado alrededor de su cuello, para llevar la mirada hacia uno de los cubículos de ese baño.

— Mahiru, si no te apresuras esto se volverá un dolor mayor.

— ... No quiero salir vestido así.

La voz de Shirota era clara. Ese tono decaído solo le confirmaba una vez mas lo impulsivo que es el castaño. Y lo lanzado que es para meterse siempre en problemas. Bueno, de igual forma, él sólo se lo busco.

— No creo que sea tan malo-

— ¡Entonces póntelo tu!

— Te recuerdo que alguien me encargo otro tipo de trabajo. Que molesto.

Kuro se froto una vez más las manos. Estar encerrados en los baños porque Mahiru estaba cambiándose un atuendo, en ese solitario lugar la temperatura decaía cada vez mas. Prefería volver a su lugar de trabajo, aunque sea una verdadera molestia. Pues al menos, ahí si había calefacción.

— Oye... Tus compañeros vendrán a buscarte si no sales.

— ¿Por qué siento que el ansioso es otro?

Hizo una mueca y desvió la mirada de la puerta cerrada del cubículo. No lo negaba, y le hacía gracia que Mahiru lo notara. Pero estaba ansioso de ver a Shirota vestido con ese traje en especial.

Estaban en la escuela de Mahiru. Era 24 de diciembre. Afuera tal parece estaba nevando o simplemente el frío era horrible. Y los compañeros del castaño habían propuesto una misión. O una estupidez, según él.

Hacer un café maid navideño.

Un café maid llamado Snowflake.

Los planes y proyectos habían comenzado hace un par de semanas. Los chicos querían hacer un viaje de ski en la nieve. Una salida de compañeros de curso. Un bonito panorama, solo que tenían un inconveniente. Obviamente el dinero. Habían propuesto varios temas para conseguir algo de fondos; desde algo simple como una rifa, hasta cosas tan complicadas como montar eventos infantiles.

Entonces, las chicas habían propuesto un café maid. Si bien, muchos de los hombres estaban complacidos, algunos pocos no, respecto al tema de cómo atraer clientela en un café maid en plena navidad. Necesitaban alguna especie de atracción...

Y fue en ese momento que sintió la penetrante mirada avellana de su eve, y se maldijo internamente por pasearse en su forma animal y hacerse el lindo con las compañeras de Shirota en esa reunión, solo por el placer de conseguir alguna botana. Debió permanecer tranquilo en la mochila del castaño.

— Podríamos usar a Kuro.

Y sudo frío cuando media docena de miradas estaban en su persona, pues bien, todas las chicas de la clase estaban a su alrededor dándole galletas y demás.

Y así se había convertido en la atracción principal del evento. Le habían puesto una gorrita roja y una hermosa cinta color granate en su cuello. Su función era la más simple de todas. Rodar y hacerse el tierno sobre una mesa decorada de blanco mantel y cositas navideñas, mientras la gente se agrupaba para sacarle fotos.

Estaban en el gimnasio del establecimiento. Habían estado esparciendo volantes para promocionar su café maid en toda esa semana. Solo llevaban unas horas abierto y trabajando, y las entradas se habían vendido casi en su totalidad. La mayoría, solo chicas que iban con el deseo de ver a aquel minino tan extraño y lindo. Otros, chicos que iban con el fogoso deseo de ver a las maid's.

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