18°- Lo inevitable ante sus ojos

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 ( Especial del Fanfic Summer )

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Jadeó cuando el pequeño juego de bocas incrementó de grado a la pasión, y el calor se volvió tan sofocante como si siguieran en pleno verano, olvidando por completo que afuera el viento se agitaba cada vez tan fuerte como sus deseos por devorarse mutuamente.

— Kuro.

El susurro se perdió entre el aliento ardiente de sus labios. Y desesperado, Shirota giró el rostro para permitirse respirar antes que llegara a colapsar por falta de aire. El chico sobre él no le estaba dando mérito de un respiro.

Un mordisco en su cuello y Mahiru gimió al mirar el techo del cuarto. Mantener sus ojos abiertos se estaban volviendo tan difícil como controlar al perezoso muchacho de encima.

— Se va a quemar— volvió a emitir en un balbuceo que su adormecida lengua no quiso formular. Pero en el horno le esperaba una tarta a medio hacer, y necesitaba detener aquello.

— Acabas de revisarlo.

Un beso en su oído dio por terminada la vaga charla de detenerse. Y Mahiru se permitió acariciar los cabellos del muchacho que buscaba quitarle su prenda para una mejor vista de su piel desnuda, y estremecerse ante el aire frío colándose entre sus cuerpos.

Hasta que el timbre de su departamento resonó entre sus jadeos y quebró el juego de bocas en un sorprendido gritito ahogado.

Kuro arqueo una ceja molesto cuando Shirota lo alejó avergonzado, y el sujeto del otro lado de la puerta del departamento quería reventar el estúpido timbre al tocarlo reiteradas veces.

— ¿Quién será?

— Déjalo, seguramente se equivocaron de departamento — Kuro quiso volver al cuello del castaño, cuando las manos de éste presionaron en sus hombros.

— Si tocan tantas veces, es obvio que no, Kuro.

Mahiru con algo de fuerza quitó al chico y se levantó arreglándose las ropas. Kuro suspiró frustrado mientras se tiraba en el sillón, sintiendo aun el calorcito de Mahiru en el.

Shirota se dio el último toque en sus cabellos al peinarlos descuidadamente, y abrió la puerta del departamento sin dignarse a preguntar quién era.

— ¡Mahiru!

Kuro levantó el rostro de la almohada del sofá, ahora sí, arqueando una ceja en total fastidio al escuchar la desagradable voz.

— Sakuya — Mahiru apenas si pudo sostener a su amigo cuando éste lo abrazó como quien necesita de un salvavidas.

— Mahiru, necesito tu ayuda, y un consejo— Shirota ladeó el rostro confundido, pero con una sonrisa.

::°°::

— Una vez más pregunto; ¿por qué estoy yo aquí? — Mahiru rendido, sonrió al mirar el cansancio y la molestia saliendo por cada poro en Kuro.

— Si no quieres estar aquí, puedes ir a casa Kuro — susurró con calma Shirota al bajar la mirada.

Ambos estaban escondidos detrás de unos arbustos en una plaza comercial. La gente a su alrededores los miraban curiosos y otros tantos los ignoraban, pero nadie sopesaba que ambos chicos vigilaban a otro par.

Y Kuro bufó con cansancio, se rascó la nuca y volvió a suspirar.

No era su intensión hacer sentir mal a Mahiru. Así que se sentó en el duro suelo y pretendió jugar con su celular para matar el rato, haciendo alusión así, que se arrepentía de sus palabras y se quedara con Mahiru el tiempo que estime conveniente.

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