6°- Daisy cat

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Mahiru Shirota corría por los pasillos del hospital con el número de una habitación en mente. Según la enfermera, el cuarto estaban en la tercera planta, y sus piernas resentidas apenas podían con las escaleras. En cuanto llegue a la habitación soltara todo el aire retenido en un reclamo.

Le había dicho a Sakuya que ese día no saliera porque la lluvia estaba siendo atroz. Pero el muy necio hizo oídos sordos a sus palabras.

Cuando en el pasillo del tercer piso logró encontrar el número y la puerta abierta, instintivamente inhalo aire para el grito.

—  ¡SAKUYAA!

Y el chico en su interior dio un salto asustado y tiró la revista de sus manos al suelo cuando Mahiru estaba en la puerta de la habitación con la boca abierta y sudando. Y un punto más, Shirota enrojeció de pies a cabeza cuando notó que el muchacho en la cama no era Sakuya.

— ... ¿Perdón?

La voz bastante adormecida y ronca del chico le hizo sentir ese calor en sus mejillas intensificarse. Mahiru carraspeo con nerviosismo.

— Lo siento, me equivoque de cuarto.

Apenas susurró Mahiru mientras se inclinaba, y sin volver a mirar al chico, se retiro del cuarto a paso acelerado pero mecánico.

"Me muero de la vergüenza"

— Oh, ¡Mahiru!

La única voz conocida y que buscaba Shirota, lo detuvo cuando paso la puerta de una habitación. Se detuvo y miro atrás. Habitación 66, y donde había entrado equivocadamente era la 69. Que estúpido fue.

— Sakuya— Mahiru apenas musitó en el marco de la puerta. Aun seguía bastante avergonzado. Y la risa de Sakuya le indicó que el chico se esperaba otro tipo de saludo.

— Pensé que estarías mas enfadado.

Mahiru murmuró incoherencias a lo que entraba al cuarto de blanca estructura. Observó a detalle al chico postrado en cama y frunció el ceño cuando lo vio todo magullado, pero a salvo.

— Te dije que no salieras con esta lluvia— El castaño se sentó en el borde de la estrecha camilla, y estiró la mano para acariciar la sien de Watanuki. Tenía una venda arremolinada ahí.

— ¿Quién hubiera pensando que Mahiru-sama tendría razón?

Mahiru arrugo el entrecejo a la voz burlesca del otro, y golpeó con leve fuerza la coronilla del chico. Sakuya se quejó.

Y soltó un suspiro cansado. Ese día la tormenta estaba siendo terrible. Habían pronosticado mal clima para el fin de semana, y Mahiru le había estrictamente prohibido a su novio no salir con tal clima devastador.

Novio de dos meses, pero amigos desde la infancia.

Sakuya se había envuelto en un accidente múltiple al salir a comprar tontamente un estúpido pastel de cumpleaños. Shirota Mahiru cumpliría dieciocho años, y su querido novio había intentado hacer una tarta, pero terminó arruinando su cocina.

Por ello Sakuya salió sin importarle el tiempo y los reclamos de Mahiru. A la hora, una llamada informándole que Watanuki estaba en el hospital producto de un accidente le hizo a Shirota tomar las llaves, y cometer la misma imprudencia de Sakuya al salir en esa tormenta.

Ahora estaba completamente mojado e inspeccionando a detalle cada cortada y contusión en el cuerpo de Sakuya.

— ¿Que tan mal estas?

— El doctor me dijo que solo es una fractura en el brazo sin desplazamiento. Estaré bien. Ya mañana me dan de alta.

Mahiru soltó el aire de preocupación que le invadió desde esa llamada. Y se permitió sonreír ante las facetas alegres de Sakuya.

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