22°- Intentémoslo, una vez más

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Mahiru se quejó al curvar su espalda cual felino y querer huir de la sensación abrumadora que atacaba su parte baja. Gimió adolorido y estiro su mano para atrapar la almohada, y enterrar su rostro en ella.

Contó hasta tres de forma mental, y apresuradamente llevó su mano derecha al cuerpo que se cernía en su espalda, posando la palma en el pecho desnudo y tratando de detenerlo en el doloroso avance en su interior.

— K-Kuro... no puedo, d-duele.

Shirota se queja y despega el rostro de la cabecera. Ahí es donde él entiende lo difícil que estaba siendo el momento para Mahiru. Oculto bajo el sudor y rubores en su rostro, estaba la mueca afligida y ojos llorosos.

Kuro decide detenerse, posando y rozando sus dedos en la cadera temblorosa; dando una suave caricia antes de retirarse de él con sumo cuidado...

...

— Y entonces, Mahiru se enojó conmigo porque no lo hicimos. ¿Quién entiende a esa ama de casa?— Kuro bufa y Lawless se levanta golpeando sus manos en la mesa.

— ¡¿Es que, cómo se te ocurre meterla sin ninguna preparación, sabiendo que Mahiru era virgen, Nii-san?!

Kuro, sin ninguna emoción aparente en su rostro, levanta una ceja con vagancia, mientras su hermano estaba frente suyo quién sabe por qué razón tirando humos por su cabeza. Entendía que se enfadara incluso Hyde al relatarle su frustrada relación sexual con su pareja, pero tal parece, Lawless olvidó el tipo de lugar en el que estaban.

— Disculpe señores, debo pedirles que se retiren del restaurante por favor.

Un restaurante familiar. Ese era el lugar en el que estaban.

A contado las veces en que Lawless termina con rubores extremos de la más pura y natural vergüenza. Y con esta, sería la segunda ocasión al gritarle por su aventura sexual en medio de una cantidad de gente y con la atención de todas ellas puesta sola, y exclusivamente, en su hermano.

Debieron ir a un parque o incluso a un bar.

¿Pero los bares estaban abiertos a medio día? Tenían edad suficiente para entrar a ellos, pero también sabía que al menos ni Lawless ni él han entrado nunca. Rozaban los diecinueve años, cursando primer año en la universidad, pero con suerte los hermanos han ido a fiestas y bebido alcohol.

Sí. A vista ajena, ellos eran buenos niños.

— Es el colmo. La vergüenza que tengo que pasar contigo, Nii-san.

— Yo no te hice gritar en medio de muchos niñitos, ¿sabías?

En desacuerdo, Lawless pateó una piedrita del parque. Era al único al que podía decir "Hermano, dame un consejo" Porque el rubio estaba en una relación semi-estable hace más de cinco años con un muy buen amigo de Mahiru; Licht Todoroki.

Se trataban como perros y gatos, pero sabía de sobra que se amaban. Como si una maldita cadena los uniera, si uno jalaba el otro respondía con sarna, pero amorosamente lo seguía.

Con Mahiru, su relación era reciente. Lo conoce de toda la vida, pero nunca se había dado el valor suficiente de expresárselo. Las dudas se lo comían siempre que lo veía en compañía de Sakuya. Incluso estuvo tentado a hacerse a un lado si Shirota tenía una inclinación hacia el chico.

Claro, hasta que Licht boca-suelta, y en la fiesta del ingreso a la universidad -hace tres meses- vociferó la verdad de sus sentimientos, ebrio y gritando por un altavoz, a Mahiru. Todoroki había escuchado de Lawless lo enamorado que estaba él de Shirota...

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