Un saludo inesperado

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Después de enterarse de que Gabriela había conseguido un nuevo mejor amigo y dejara de lado su amistad con Jason, la vida de él se puso patas arriba. Dejó de ser el mismo ya que la que llenaba su corazón de felicidad en cada instante era Gabriela. A causa de su desgano, sus amigas decidieron alegrar un poco a Jason.

Así que cada día iban a buscarlo a su salón para hablar con él y hacerle bromas pesadas. Una de esas bromas más recordadas por Jason ocurrió después de la clase de Química, era recreo y Jason hablaba con sus amigas en la puerta de su salón. De repente,  una de ellas le quitó sus lentes a Jason y este comenzó a perseguirla por todos lados, y de un momento a otro, la perdió de vista. Con la avidez de una abeja que quiere llegar a la flor, ella intentaba entregar sus lentes a la  chica de los sueños de Jason: Gwen.

Jason, enojado, corrió hacia ella como si su vida pendiera de un hilo. A duras penas la alcanzó. El alivio que Jason sintió fue inexplicable. Le dijo que no lo hiciera y ella le hizo caso. En ese instante Jason le preguntó cómo sabían de ella. Resultaba que su ángel de la guarda era amiga de primaria de una de sus amigas de Jason, además de que Gabriela le había contado sobre el tema ya que el remordimiento le atacaba el alma por el alejamiento de Jason. Al saber esto, se decepcionó de Gabriela por contárselo a sus amigas ya que ellas lo estaban haciendo público y que prontamente el colegio entero supiera su secreto.
Los días corrieron  hasta que llegó el final del bimestre más corto de todos: el tercer bimestre. Jason había logrado adaptarse a su nuevo salón. Supo lidiar con los proyectos, acostumbrarse a estudiar en cada momento libre y siempre aprobar los exámenes; pero, aún le hacía falta la amistad de Gabriela, ya que sin ella, él no era el mismo.

Después de los exámenes bimestrales, los cuales fueron una pesadilla para nuestro amigo, él tuvo vacaciones por una semana. Esta fue la semana más triste de Jason, su tristeza era tanta que ni salía de su cuarto. Se quedaba allí, solo recordando  sus momentos felices con Gabriela.

—Cómo me pudo olvidar así. No lo comprendo, no puedo creer que me haya reemplazado así, tan fácilmente. Pasamos muchos momentos lindos y ahora simplemente se fue. ¿Por qué Dios me hizo esto? Por qué la apartó de mi vida? — miró a su perro que tenía por nombre Bebé y lo acarició. — Tienes razón, Bebé, debo hacer algo al respecto o sino la perderé. Cabe aclarar que su perro era macho.

Recién a mitad de sus vacaciones, Jason decidió salir a su sala y distraerse un poco como lo hacía antes. Al no aceptar la realidad al ver que Gabriela lo reemplazó, decidió hablarle por Facebook como en los viejos tiempos.

Jason entro a Facebook y escribió:

<<Hola Gabriela>>

Fueron pasando los minutos y ella no le respondía aun cuando estaba conectada.

Jason se sintió terrible ya que ni siquiera le contestó los mensajes que le había dejado.

<<Gabriela... ¿estas allí? Respóndeme>>; insistía Jason con el corazón roto. Con el corazón destrozado y los ánimos decaídos, nuestro amigo dejo de insistirle y se prometió a dejarla ir a pesar del dolor que sufría por ella.

Uno de esos días, jueves exactamente, Jason estuvo jugando en Facebook, distrayéndose un poco, aquí fue donde en un instante le llegó una solicitud de amistad. Al ver de quien se trataba, se llevó un gran asombro. Se trataba de Gwen. Jason no podía creerlo, nunca imaginó que ella le enviaría una solicitud. pero rápidamente se llenó su cabeza de dudas y  pensó lo peor, creyó que ella le quería reclamar sobre por qué las personas habían empezado a molestarla con Jason y cuál era la razón de ello. No sabía qué hacer. Estaba muy nervioso en ese instante, y sin pensarlo de nuevo, la aceptó.

Esa solicitud de amistad había alegrado mucho a Jason, pero a la vez lo mantuvo nervioso todas las vacaciones ya que no sabía si ella quería ser su amiga o solamente quería reclamarle.

Sus nervios crecieron cuando volvieron al colegio. El lunes, Jason entró taciturno al salón ya que tenía la impresión de que ella lo miraba con seriedad, sin embargo,  simplemente fueron ideas de él. Jason corrió a  contarles a sus amigas de lo sucedido y también a Bruno.

— Adivinen qué pasó en estas vacaciones—dijo Jason.

— ¿Que sucedió?, cuéntanos—respondieron con un interés que podía descifrarse de los tonos de sus voces.

—Bueno, lo que me sorprendió fue que ¡Gwen me envió una solicitud de amistad!—exclamo con algarabía.

— ¿Enserio?, y... ¿le hablaste? —todos mostraron interés a lo respondería Jason.

— No... No pude. Una preocupación ronda por mi cerebro y dice que me va a reclamar  por qué ahora todos la molestan conmigo y todo lo demás— respondió el triste Jason.

—Pues, deberías hacerlo. Por algún motivo te envió la solicitud ¿no crees? Debes hablarle—aconsejó Bruno antes de retirarse a su salón.
—Deberías hacer lo que dice Bruno, Bueno, nos vamos a nuestro salón, ¡suerte! —se despidieron sus amigas antes de irse.

Después de esta pequeña charla con sus amigos, no podía dejar de pensar en la situación. No podía dejar de pensar en su ángel Guardián.

— Debo hablarle, debo hablarle, debo hablarle— se repetía Jason constantemente durante todas las clases del día.

Acabó la clase del día y Jason tomó su camino de regreso a su casa. Pensó cómo hablarle. No sabía qué hacer. Tenía en mente muchos temores hasta que se percató de algo. << No puede ser, tanto pensar en Gwen, pude olvidarme de Gabriela, creo que es mejor así, Gabriela tomó su nuevo camino y yo debo tomar el mío>>.

Llegó el fin de semana y era hora de la última reagrupación de salones del año. Jason no tuvo muchos nervios porque sabía que se había esforzado y que su permanencia era un hecho, no obstante, los nervios siempre atacan a todos. Felizmente, se mantuvo en el salón en donde se encontraba. Fue un momento de alegría para muchos, pero para otros no debido que cambiaban de salón y no podían estar junto a sus amigos en el último bimestre.

Terminó el día y Jason estuvo toda la noche metido en la computadora hablando con sus amigos preguntándose en que salón se encontraban. Cuando Jason se había olvidado cómo intentar hablarle a Gwen, pasó algo inesperado,

Jason había recibido un mensaje de ella.

Un momento de asombro, de alegría. Sus ojos lagrimearon de felicidad ya que nunca creyó que ella le hablaría. Fue el momento más feliz de su vida debido a que ese mensaje podía cambiar su vida entera y podía ser el comienzo de una linda amistad y probablemente algo más si el destino lo quisiera. Finalmente dejó de ver esa notificación de mensaje y la abrió.

<<Hola>>; decía el mensaje de Gwen.

Y luego un corazón se paró.

Nunca nos llamamos &quot;amor&quot;Donde viven las historias. Descúbrelo ahora