Momentos antes de la verdad.

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Lazo irrompible, eso significaba la tan desconocida tórtola.

Al finalizar los estudios de aquel día, el cielo quedó cubierto totalmente por las nubes, buen clima para que el grupo de hombres improvisaran en ir nuevamente a jugar fútbol.

...

— ¿En serio le diste eso?— preguntó Steve.

—Tórtola Steve, tórtola. — refutó Damon.

—Ya como sea, ¿y qué significa ese collar?— interfirió Coto.

—Sí, es una bonita representación de nuestro lazo.

— ¿Oigan van a jugar o qué? Ya metieron sus dos goles, les toca a ustedes. — aclaró Jeremías.

—Entren a la cancha, ya estamos cansados. — dijo Stefan.

Luego del nuevo recuerdo que tuvo con Gwen aquel día, hubo inspiración para poder divertirse al máximo con sus amigos. El cual tuvo por hecho.

UNA SEMANA DESPUÉS

—Oye Jase, ¿quieres ir al centro comercial y al cine el sábado por la tarde?— dijo Cintia.

— ¿Quiénes van a ir?

—Casi todo el salón. Va a ser un día entre amigos.

—Claro, cuenten conmigo.

Cintia, al decirle que iba a ir todo el salón, Jason aceptó teniendo en mente la presencia de Gwen aquel día. Sin embargo, estaba equivocado.

Aquellos días, Jason comenzó a tener sueños en como declarársele a su amada. Tenía miles de ideas, no obstante, tenía que esperar aún dos meses enteros para llevar a cabo su plan pues aún no cumplía quince.

Además de sueños sobre su declaración, tuvo constantes pesadillas. Pesadillas las cuales este creía ser un futuro no tan probable, pero no imposible.

DÍA SÁBADO

– ¿Aló? ¿Cintia?

—Hola, ¿dónde estás? Estamos paseando por todas partes.

—Estoy en la entrada...

—Jason, hola. — dijo una voz extraña.

—Ah... hola.

Era Paul, un compañero de clase que había ingresado aquel año. Un chico carismático, confiable y de buen estimo.

— ¿Estás hablando con Cintia?, dile que nos espere en la pizzería. — exclamó Paul.

— ¿Oíste, Cintia?

—Sí, allí vamos todos.

En seguida Paul y Jason se dirigieron a la pizzería en donde se encontraron con Cintia, Rebecca, Emma, Nieves, Melanie, Damon, Coto, Jeremías, Prince y algunas amigas más.

Era la primera vez que se reunían todos juntos, era el primer recuerdo que tendrían.

—Hay que meternos a la casa embrujada... me he metido antes y quiero ver como se asustan. — anunció Cintia.

Era una habitación oscura, su exterior mostraba muñecos de terror casi reales, todos de tonos oscuros y cubiertos de túnicas negras.

Al hacer la cola, se escuchaban gritos provenientes de la habitación, gritos que ponían con los pelos de punta a todas las personas del centro comercial. —Me rehúso a entrar allí.— dijo Jeremías.

—No seas así... tenemos que entrar todos. — refutó Cintia.

—Entonces necesito que alguien me cargue. — dijo asustado Jeremías.

Nunca nos llamamos "amor"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora