El inicio del camino

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Jason, asombrado por el inimaginable saludo de Gwen, quedó perplejo. Ese día era el mejor día de Jason. Su mayor suelo se había cumplido. Volvió a ver el mensaje, no se cansaba de hacerlo. Las comisuras de sus labios se curvaron por vigésima vez y se sintió una persona afortunada. Y eso que no existían muchas.

Los nervios lo dominaban por completo. La sangre corría por sus venas más rápido de lo normal, incitando a su corazón a latir cada vez más frecuentemente. Pasado su trance, se puso a pensar qué le respondería. Ahora se hallaba en un gran dilema: no sabía si responder de forma graciosa, enviarle uno de esos femeninos – digo machos – stickers o escribirle un simple pero efectivo "Hola".

Volvió a ponerse nervioso. Los minutos se le hicieron cortos y no se percató que había dejado en visto a Gwen. ¡Cómo era eso posible! Se aterró inimaginablemente. Así que sin pensarlo, le respondió con un simple "Hola".

Y así comenzó la primera de muchas conversaciones que Jason tendría con su ángel guardián.

—Hola, un gusto.

Fue lo único lo que su cerebro pudo contestar.

—Un gusto de igual manera. Me he dado cuenta que eres nuevo en el salón.

—Si... subí al salón superior en el tercer bimestre, y me he mantenido allí hasta ahora.

—Wow qué bien. Oye, me han contado muchas cosas sobre de ti... que supongo sabrás...

Se aterró cuando dijo eso. Imaginó lo peor. ¡Quizás Gwen había descubierto su secreto!

— ¿Qué cosas?

—Nada, olvídalo.

Su mensaje se mostraba cortante y molesto.

—Aya, creo que ya sé a qué te refieres. Bueno, lo que te hayan dicho no es verdad.

—Eso espero.

—Cualquier cosa dímelo y hago escándalo en el salón. >:)

— "Ja ja ja", qué divertido. Te escribí porque eres al único que no he hablado.

— ¿Enserio?

Ese mensaje lo desilusionó. Las esperanzas de Jason se desinflaron como un globo. Él había imaginado que ella le estaba escribiendo por algún interés o algo; pero todo fue erróneo.

—Si... pero bueno, ahora somos amigos.

Transcurrieron los minutos tan rápido que ambos tuvieron que despedirse.

—Bueno Jason, fue un gusto. Nos vemos mañana en el colegio.

Luego de este hecho, Jason se sintió el chico más feliz del mundo, su mente se llenó de una felicidad pura. No podía dejar de pensar en Gwen. Nunca imaginó que ella le hablaría, ni siquiera que hablaría varios minutos con él puesto que para Jason, cada minuto que pasaba con Gwen era especial. Se sintió el chico más afortunado del mundo, pero razonó que no debería hacerse muchas ilusiones.

Ya deseaba verla y hablarle en persona. Esta semana la suerte estaba de su lado ya que no tendría que esperar hasta el lunes para verla. El sábado su salón tenía que quedarse para hacer un curso adicional y nuestro amigo estaba celebrando. El único detalle: que Educación física no era el favorito de Jason.

Era una noche silenciosa, las estrellas dominaban el cielo junto a una hermosa luna llena. Además de silenciosa, era una noche fría. Tan fría que era imposible no dormir con una colcha y muchas frazadas. Si no se hacía eso, era probable que el clima te hiciera una mala pasada y te enfermaras.

Nunca nos llamamos "amor"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora