¡Al fin nos conocemos!

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Le gustaba.

No podía creerlo. Era como si se hubiera golpeado la cabeza y estaría viendo e imaginando cosas, pero era la realidad.

—Esa es la verdad. De verdad lo siento. Mejor es detenerlo todo aquí antes que esto crezca aún más.

Quedó sorprendido.

— ¿Te alejarás de mí?

—No... No, claro que no, es lo que menos quiero. Creo que por ahora simplemente quiero enterrar estos sentimientos en lo más profundo para que no vuelvan a salir.

— ¿En realidad quieres hacer eso?...

—Sí... Me estoy yendo de viaje unos días. Aprovecharé para despejar mi mente mientras tanto. De verdad lo siento por no poder hablarte hasta ahora.

...

"No hablarme y ahora intentar olvidarme. ¿Por qué me sucede todo esto? Es como si todo se me viniera abajo".

Era algo verdaderamente confuso. ¿Cuándo alguien está enamorado, no se supone que lucha por ese amor? Sin embargo en esta ocasión, Gwen no quería enamorarse de él.

Incluso siendo vacaciones, Jason se sentía melancólico. No la veía conectarse por días, en conclusión, le hacía mucha falta.

Observó y observó la carta hecha por ella, imaginaba a su linda voz pronunciar palabra por palabra para él.

"Sea la decisión que tomes, Dios siempre estará a tu lado apoyándote"

DÍAS DESPUÉS 

—Hola, ¡sorpresa!

Era ella.

—Logré encontrar Wi-fi aquí. Estoy en el campo lejos de la ciudad.

—Oh... ¿Y qué haces allí?

—Vine a visitar a mi familia. Estuve buscando por días una red para escribirte. No quería que termináramos así.

—No te preocupes, ¿estás bien?

—Sí... Me asusta este lugar. Es todo oscuro y encima cuentan historias de por aquí que dan miedo.

—No te asustes. Nada malo te pasará...

—Tengo fe en eso, bueno, oye me tengo que ir a cenar, hablamos en otro momento...

Estaba de lo más normal. No mostraba molestia ni tristeza alguna. A diferencia de él, no le afectaba en nada.

¡Qué injusticia era esa!

...

Ya que las vacaciones duraban una eternidad, Jason había reunido a un grupo de chicos del aula para ir a jugar futbol los sábados, algo que se hizo costumbre desde aquel día.

— ¿Hace cuánto no hablas con ella? —dijo Steve.

—Ya pasaron dos semanas enteras... La última vez apenas he hablado con ella unas cuantas palabras. Temo que algo malo le haya pasado.

—No te preocupes, ya te hablará en cuanto encuentre señal.

—Eso espero. ¿A ustedes como les va en estas largas vacaciones?

Todos comenzaron a responder con molestia:

—Aburridas.
—No hay nada que hacer.
—Hace mucho calor.

—Prefiero el colegio.

—Nos hubiéramos ido a alguna academia en vez de estar metidos en casa.

Nunca nos llamamos "amor"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora