¿Final triste o feliz?

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Ya iniciado el cuarto año de secundaria, Jason continuó con su rutina diaria. Se levantaba cada día a hora punta a alistarse y prepararse para luego dirigirse a la escuela. Es allí donde pasó tiempo con sus preciados amigos creando cada día nuevos recuerdos. Recuerdos que valían la pena.

— Chicos, necesitamos voluntarios para ayudar a decorar el salón por fiestas. Los voluntarios se acercan al finalizar la clase. — dictó la tutora del aula.

En estas oportunidades, muchos del aula se quedaban a ayudar a la tutora. Querían crear nuevas memorias y esta era una buena oportunidad para hacerlo. Grupos de hombres y chicas se reunían para brindarle ayuda a la tutora, y hacían lo mejor que podían.

SEMANAS DESPUÉS

— Chicos, este fin de semana habrá un compartir aquí en el salón. Necesito que cada uno traiga algún bocadito. — les dijo la tutora.

Era momento de compartir. Chicos por todos lados repartiendo bocaditos y las chicas encargadas de hacer bailar a todos con las músicas que ponían. La palpitante alegría contagió al salón entero.

Menos a Jason.

— ¡Jason! Saca a bailar a alguien. — le gritó Coto al ver a Jason sentado sin celebrar.
— Ya, si tú no sacas a nadie, yo sí lo haré con gusto. — Steve se había levantado de su asiento dejando atrás a Jason para sacar a alguna afortunada, quien resultó ser Cintia. Ambos se alocaron en medio del salón bailando todos los géneros que reproducían.

— Hey Jason, ¿no vas a bailar? Disfruta este momento. — le animó Phil mientras repartía los bocadillos.

— Ya deja de estar aburrido en esa carpeta, vamos. — Prince se había cansado de la negatividad de Jason y lo levantó de su asiento a danzar con ella. Él no tuvo más remedio que aceptar.

Desde la pista de baile, disfrutando el baile junto a Prince, logró ver a Gwen sentada sin querer disfrutar. Notó que no se encontraba de humor ya que solamente charlaba con sus amigos de alrededor.

Jason sintió la necesidad de querer sacarla a la pista de baile, mas tuvo que aguantarse. Sabía que aún no era el momento.

Luego de este compartir. Jason se dirigió a casa, y en el camino volvió a ver a Paul, con quien comenzó a hablar.

— ¿Y cuándo crees que sea el momento para volver a hablarle? Ya se acerca tu cumpleaños y aún no hacen las paces. — Paul quiso tocar el tema de Gwen.

— No lo sé todavía... Han pasado exactamente ocho meses desde que ella se fue de mi vida. El tiempo pasa como si fuera viento.

— Pues detén ese viento y reanuda lo que dejaste hace meses. Aprovecha el tiempo y vuelve hacer feliz a la chica que una vez conquistó tu corazón. — declaró Paul.

— ¿Pero por qué debería hacerla feliz?

No lo comprendía. El daño que ella le había causado aún derramaba sangre.

— Porque como tú dijiste, todos cometemos errores, más aun cuando somos jóvenes. — terminó Paul.

Paul había ganado el pequeño debate. Él mismo había dicho que cometemos errores porque eran jóvenes. Le daba toda la razón.

Sin embargo, Jason tenía miedo de que Gwen ya no lo necesitara como antes. Era posible que ella ya tenga otro mejor amigo o tal vez personas que la hagan feliz y él no sea necesario.

Quizás, nunca había sido relevante en la vida de ella.

Decidió esperar y averiguar nuevamente la vida de ella. Lo cual iba a demorar un tiempo...

Nunca nos llamamos "amor"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora